La Policía Nacional detiene a ocho personas que explotaban sexualmente a mujeres

Una de las víctimas era menor de edad

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Imagen ilustrativa | Foto: Archivo
Gabinete
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Agentes de la Policía Nacional han detenido a ocho miembros de una organización criminal de origen nigeriano dedicada a la captación de jóvenes de su misma nacionalidad para su posterior explotación sexual en Murcia y han liberado a una de sus víctimas, menor de edad, que fue captada en Nigeria con tan solo 15 años.

A principios de este año, agentes especializados en la lucha contra la trata de seres humanos tuvieron conocimiento de la existencia de una joven, de nacionalidad nigeriana, que aseguró estar siendo obligada a ejercer la prostitución. Inmediatamente comenzó una investigación que terminaría con la detención de ocho ciudadanos nigerianos, miembros de una organización dedicada a la trata y explotación sexual de mujeres de su misma nacionalidad y la liberación de la joven víctima.

La organización, con una proyección claramente internacional, estaba perfectamente estructurada, con un específico reparto de funciones entre sus miembros, que se encontraban asentados en Nigeria, España y otros países intermedios. La captación de las víctimas tenía lugar en su país de origen, con la promesa de trabajos dignos y bien remunerados en Europa, buscando en los barrios más pobres y desfavorecidos de las principales ciudades, donde seleccionaban a chicas jóvenes y atractivas. Una vez reclutadas y antes de iniciar su viaje, eran sometidas a rituales de vudú o magia negra por los que se comprometían a no denunciar su situación a la policía y a pagar por completo la deuda contraída con la organización, en caso contrario sufrirían graves males tanto en su propia persona como en la de sus familiares.

AGREDIDA SEXUALMENTE DURANTE EL VIAJE

La víctima liberada por la policía fue captada cuando tan solo tenía 15 años con la promesa de una vida más fácil en Europa. Tras aceptar la oferta y ser sometida a rituales de vudú, comenzó un viaje por vía terrestre, en compañía de varias personas, que la llevaría hasta Trípoli (Libia), siendo sometida a vejaciones por parte de los miembros de la organización encargados de vigilarla durante el trayecto. Allí permaneció durante un mes, tiempo durante el cual fue agredida sexualmente casi a diario, hasta que la organización encontró un hueco en una endeble embarcación carente de cualquier tipo de medida de seguridad, en la que llegó hasta las costas italianas. Una vez allí y siguiendo las instrucciones de la organización, manifestó ser mayor de edad, siendo ingresada en un centro de inmigrantes de Roma.

Tres semanas después, la organización se encargó de sacarla del centro y la trasladó hasta otra localidad en la que fue provista de un pasaporte y una tarjeta de identidad de otra mujer nigeriana con la que guardaba gran parecido físico y en situación legal en nuestro país y, con dicha documentación, viajó hasta España acompañada en todo momento de un pasador de la organización. Desde Madrid, otro miembro de la red la trasladó hasta Murcia, donde fue alojada en el mismo piso en el que residía su explotadora, dando comienzo de manera inmediata a la última fase: su explotación sexual. En este momento fue informada de la deuda contraída con la organización, que ascendía a 37.000 euros y de que tendría que ejercer la prostitución para sus explotadores hasta saldarla por completo. Para ello debería trabajar durante todos los días de la semana, desde las 20.00 horas hasta aproximadamente las 05.00 de la madrugada siguiente, siéndole retirada la totalidad el dinero obtenido por sus servicios sexuales.

A esta deuda había que añadirle otras cantidades que debía satisfacer en conceptos tales como manutención, alojamiento y otros, lo que hacía que la inicial fuera aumentando hasta convertirse en casi impagable. Todo esto unido a la carencia de documentos, el desconocimiento de la cultura, el idioma y el sistema judicial y policial español, hacía que la víctima tuviera una dependencia absoluta de sus tratantes y que se negara a denunciarlos por miedo tanto a sufrir represalias, como a ser devuelta a su país, lo que la llevaba a continuar en el ejercicio de la prostitución como único medio de ganarse la vida.

La operación se ha saldado con la detención de cinco miembros de la organización en Murcia y otros tres en Zaragoza y la liberación de una víctima menor de edad. Además lo agentes realizaron dos diligencias de entrada y registro, uno en Murcia y otro en Zaragoza, durante las cuales fueron incautados 1.250 euros en efectivo, equipos informáticos, smartphones y soportes físicos de memoria externa, así como diversa documentación relacionada con la actividad delictiva, que está siendo analizada por expertos policiales.