La Policía usa la fuerza contra los alumnos de las escuelas ocupadas en São Paulo

Los jóvenes ocupan casi 200 centros públicos en protesta contra una reestructuración que prevé el cierre 93 escuelas

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Manifestación contra el cierre de escuelas | Foto: E.P.
E.P.
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La Policía Militar de São Paulo está usando la fuerza en los últimos días para reprimir las manifestaciones de los estudiantes de la red pública del Estado, que acumulan semanas de protestas. Este miércoles se ha detenido a cuatro personas, dos adolescentes y dos adultos.

Los detenidos protestaban durante la mañana cortando la avenida Dr. Arnaldo, en el centro de la ciudad, y se suman a otros cuatro manifestantes retenidos el martes tras cortar la avenida 9 de Julho, aunque fueron puestos en libertad horas más tarde.

Hasta ahora, la Policía no había participado activamente en el conflicto que viven las escuelas públicas, pero tras las nuevas directrices del Gobierno de São Paulo se están multiplicando los enfrentamientos, donde con frecuencia se usan bombas de gas lacrimógeno y porras para dispersar a los jóvenes.

Desde hace semanas, los estudiantes, con el apoyo de padres y profesores, vienen ocupando casi 200 centros públicos en protesta contra una reestructuración que prevé el cierre 93 escuelas y dividir el resto entre las que ofrecen los primeros años de ciclo y las que se dedicarán al superior.

La decisión del Gobierno de Geraldo Alckmin (Partido de la Social Democracia Brasileña) sigue firme pese a las protestas y este mismo martes el Diario Oficial del estado publicó el decreto que autoriza la transferencia de profesores para empezar a poner en marcha la medida, que se calcula que afectará a unos 311.000 alumnos.

Además de la oposición frontal de los alumnos, el proyecto también cuenta con el rechazo en la esfera política y judicial; el promotor de Justicia estatal João Paulo Fastinoni, aseguró recientemente que denunciará ante el Ministerio Público de São Paulo la medida, porque el Gobierno no se muestra abierto al diálogo y porque busca únicamente cortar el gasto, y no mejorar el sistema educativo.