La revolución feminista en el Gobierno
Estos días, en los que el final de curso preside las conversaciones entre las compañeras y compañeros en el departamento, la actualidad política nos ha sacudido de manera repentina, con una noticia, a mi juicio y en el de todas las feministas, excelente.
La verdad es que el contexto no invitaba a imaginar un cambio tan radical. El pasado 16 de mayo volvíamos a salir a las calles para pedir al Gobierno de Rajoy que implementase en los Presupuestos Generales del Estado, el acuerdo alcanzado por todos los grupos políticos del Congreso de las Diputadas y Diputados en el Pacto de Estado en Materia de Violencia de Género. Y aunque por suerte, la presión de la calle les hizo recular en el último momento, una vez más el Gobierno de Rajoy intentó poner trabas en el camino de los derechos de las mujeres. Permitidme un paréntesis: un Gobierno que, recordemos estaba formado por nueve ministros y cinco ministras, hecho que acredita que algunos partidos políticos, da igual que sean de la nueva o la vieja política, han intentado sortear, siempre que les ha sido posible, las cuotas electorales de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres, esgrimiendo que es más importante la formación o la capacidad de la persona que si es un hombre o una mujer. Sin embargo, las cuotas han sido y son todavía necesarias para alcanzar una igualdad real entre las mujeres y los hombres en los diferentes espacios de poder. Cierro el paréntesis.
Pero casi dos semanas después de esas manifestaciones, un nuevo cambio de Gobierno llegaba de manera sorpresiva, y esos nuevos aires ansiados en La Moncloa, han abierto de par en par las ventanas que impedían que en nuestro país se respirase un viento fresco desde hace demasiado tiempo.
A priori resultaba difícil de imaginar, pero la realidad nos ha adelantado y, en la actualidad podemos presumir orgullosas de contar con el primer Consejo de Ministras en Europa. Hemos pasado de reivindicar las cuotas por Ley a que once de las dieciocho personas que componen ese Consejo sean mujeres. Por cierto, cabe destacar que hablamos de mujeres con una solvente capacidad y currículum profesional, hecho que no siempre se ha podido destacar de algunos ministros hombres. La composición de este Ejecutivo demuestra lo que el patriarcado siempre ha intentado soslayar y esgrimía como argumento contra las necesarias cuotas: la capacitación para ostentar un cargo de esa naturaleza no depende de ser hombre o mujer, sino de una preparación a la que las mujeres han accedido, aunque nunca habían tenido la oportunidad de exhibirla.
La designación de un gran número de feministas en puestos de gran responsabilidad en el Gobierno, y el compromiso del presidente Pedro Sánchez por el feminismo y la Igualdad de Género han permitido proponer una serie de medidas y acciones reivindicadas por el movimiento feminista desde hace años en menos de un mes. Que el Ministerio de Igualdad se encuentre junto con la Vicepresidencia demuestra la importancia de la transversalidad de las políticas de género en todas las decisiones gubernamentales. Aquí en Granada ya tenemos un precedente, cuando llegó Paco Cuenca a la alcaldía situó la Concejalía de Igualdad junto Presidencia, salvándola del continuo desprecio de los gobiernos del Partido Popular, donde era una parte más de Servicios Sociales.
Proponer medidas para acabar con la prostitución y la trata, erradicar el acoso y la violencia de género, instaurar un lenguaje inclusivo que incluya a la mitad de la sociedad, entre otras, supone un avance en el paradigma patriarcal existente.
Ya lo dice el eslogan: “La revolución será feminista o no será”, pues parece que en Moncloa lo saben bien y esperamos que estas gratas sorpresas sean las primeras de muchas.