La segunda piedra de un fortín muy difícil de levantar
Poco a poco se va viendo la luz al final de túnel del Nuevo Los Cármenes. Tras comenzar con tres derrotas consecutivas por la mínima en casa, se abrió el primer halo de esperanza contra el Athletic Club, en el que el protagonismo también se lo llevó el mismo hombre que cargó con la responsabilidad del gol el pasado viernes, El Arabi.
Sin embargo, después llegaron dos nuevas derrotas, y la primera de ellas fue muy dolorosa. El Getafe ahondó en la herida rojiblanca y salió del feudo nazarí con un 0-2 que sacó la parte más crítica y negativa de la grada. Un sector de Los Cármenes pidió la marcha de Lucas Alcaraz, y algunos futbolistas fueron señalados aquel día, valga el ejemplo de Brahimi.
Pero la efectividad del equipo fuera de casa, con las dos victorias por un gol de diferencia en Elche y Valencia, así como la gran imagen mostrada por el equipo frente a todo un Atlético de Madrid, a pesar de que el choque finalizara también con derrota en casa para los rojiblancos, consiguió voltear la situación, y así se llegó al viernes.
Esperaba un Málaga al que la estadística -jamás ha vencido al Granada a domicilio- y la lógica -en nada se parece su plantilla actual a la que un dia tuvo a su cargo Pellegrini- presentaban como un rival asequible y un escenario perfecto para revertir la dinámica como local. Y a punto estuvo el empate de Juanmi de devolver las nubes más oscuras al cielo del coliseo zaidinero, pero el tablero estaba dispuesto para que resultara la partida perfecta.
El Arabi conseguía su primer hatttrick en la liga española, Brahimi lograba cuajar una completísima actuación con dos asistencias incluídas, y el equipo se acostaba como octavo clasificado de la categoría; un puesto que el resto de resultados de la jornada le va a permitir mantener, al menos durante este parón.
Los Cármenes pudo vivir al fin una auténtica fiesta, y afrontar la recta final del choque con cierta tranquilidad. Ahora sólo queda la duda de si volverá a ser un oasis en el desierto, o significará un punto de inflexión en la andadura de los de Alcaraz en casa. Si el rendimiento fuera de casa se mantiene, y los enfrentamientos en el feudo nazarí comienzan a dar mejores frutos, será muy difícil no ilusionarse con metas mayores que la salvación.
Pero, tal y como dijo el propio Lucas Alcaraz, las claves ahora son "cautela, prudencia y trabajo". Ahora mismo no se le puede pedir más a una plantilla posicionada en la mitad alta de la tabla y a las puertas de Europa. Se ha hecho un buen trabajo, que -además- ha otorgado resultados. Es para estar orgullosos y satisfechos, y disfrutar de una situación muy cómoda para estas mini-vacaciones.