La tarifa por horas

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Foto: Archivo GD
Domingo Funes
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Para pagar el creciente importe de la factura de la luz no basta con guardar un buen pico del sueldo -el que lo tenga- o de la pensión, sino que de un tiempo a esta parte las grandes compañías eléctricas se han empeñado en que uno tenga que contratar a un economista para poder entenderlas. Y ni aún así hay garantías. Para rizar el rizo de la complejidad y, como si estuviéramos ante un ejercicio para no dejar caer la proactividad de los ejecutivos de las eléctricas, ahora se descuelgan con una fórmula que solo ellos conocen y en virtud de la cual, dependiendo de la hora del día o de la noche que conectes una luz o un electrodoméstico, así pagarás. De tal modo que los usuarios, por si no tenían suficiente munición para volverse locos descifrando una factura que ya parecía la ecuación de Fermat, se encuentran ahora con que tienen que mirar el reloj para elegir la mejor hora para planchar. De ese gesto dependerá su factura final. Que tampoco importa mucho, a poco que se piense, pues nadie conseguirá entenderla igualmente. Me pregunto si el sueldo de los ejecutivos que diseñan estos galimatías para torturar a los usuarios cobrarán más o menos en función de la hora en que se les ocurra. Me temo que no. Lo que sí es seguro es que tienen es un plus de productividad si logran convertir la factura en un sudoku nivel experto. Entonces el "bonus" está garantizado. Tal vez las famosas puertas giratorias sirvan para explicarnos por qué el Gobierno permite semejante juego de trileros a las grandes compañías eléctricas y no pone coto y orden en un sector que puede obligar a una persona con escasos recursos a levantarse a las 4 de la mañana a encender la lavadora para ahorrarse un dinero y así llegar a final de mes. Mucho me temo que, como buenos prestidigitadores, cualquier maniobra de despiste les sirve con tal de no explicar el supuesto déficit tarifario...