La UE y Canadá firmarán hoy el acuerdo de libre comercio CETA tras superar bloqueo
Las dificultades para sacar adelante este acuerdo han puesto en entredicho la capacidad de la Unión Europea para conducir una política comercial común
La Unión Europea y Canadá firmarán finalmente el acuerdo de libre comercio (CETA, por sus siglas en inglés) en una cumbre este domingo en Bruselas, tras superar el último escollo que hizo peligrar su ratificación, por el bloqueo de la región belga de Valonia, que ha exigido salvaguardas adicionales para levantar su veto.
La cumbre se celebrará con 72 horas de retraso, porque las tensas negociaciones para lograr el apoyo valón a un acuerdo técnicamente cerrado por las partes en 2014 obligaron a suspender la cita --inicialmente prevista para el pasado jueves-- hasta resolver las diferencias.
Finalmente, Bélgica, por un lado, y los Veintiocho, por otro, dieron su visto bueno entre el jueves y el viernes a las concesiones negociadas con Valonia por la Comisión Europea.
Ello permitió a Tusk y Trudeau casi en la medianoche del viernes reprogramar la cumbre para escenificar la firma del pacto comercial, en la que también estará presente el jefe del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker.
Entre las claves para convencer a Valonia destaca la posibilidad de poder acudir ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en caso de que el mecanismo de arbitraje para la resolución de litigios entre empresas y países contravenga la legislación comunitaria.
También se ha previsto una cláusula de salvaguarda que Bélgica podrá activar ante desequilibrios en los mercados agrícolas y garantías de que el CETA no afectará a las normas europeas sobre venta, cultivo y etiquetado de transgénicos.
No obstante, el documento de aclaraciones conseguido por Valonia no modifica el texto del acuerdo comercial en sí, ni la declaración conjunta que la UE y Canadá elaboraron para matizar algunas disposiciones que preocupaban a algunos Estados miembros, principalmente sobre la protección de servicios públicos.
Las dificultades para sacar adelante este acuerdo han puesto en entredicho la capacidad de la Unión Europea para conducir una política comercial común. Tanto que se llegó a cuestionar que la UE pudiera cerrar ninguno de los más de 20 pactos en curso de negociación si no lograba la ratificación del CETA, consensuado con el país "más europeo" fuera de la UE, en palabras de Tusk.
Además, muchos detractores relacionaron el acuerdo con Canadá con el más polémico TTIP, el pacto transatlántico que negocia la UE con Estados Unidos, lo que reforzó a los más críticos en la UE.
Entre la virtudes del acuerdo, Bruselas sostiene que supondrá un ahorro inicial de más de 400 millones de euros al año para los exportadores europeos por la supresión de derechos arancelarios, una cifra que al término de la fase transicional superaría los 500 millones.
También permitirá el acceso a licitaciones en la otra región y acceder a los mercados de servicios y de inversiones, entre otros cambios, que incluyen además una mayor protección de las innovaciones, obras de arte, marcas comerciales y alimentos protegidos con denominaciones de origen europeas.
Pese a todo, la firma de este domingo no supondrá el fin del camino para la entrada en vigor del CETA. Primero se aplicará de manera provisional una parte sustancial del mismo, la de competencia comercial exclusiva de la UE, pero a partir del visto bueno del Parlamento Europeo, que se espera en los próximos meses.
Después, el acuerdo de libre comercio deberá pasar también por el proceso de ratificaciones nacionales en los parlamentos de los Estados miembros, antes de que sea posible su aplicación plena, lo que incluirá los polémicos tribunales de arbitraje.
La cumbre, cuyo programa prevé que apenas dure dos horas, hasta las 12:30 horas, servirá también para que la UE y Canadá avancen en su asociación estratégica y aborden cuestiones de interés común como la crisis siria y el papel de Rusia, la política de migración, la lucha contra el terrorismo y el cambio climático.
A las discusiones asistirán también el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz; el presidente de turno de la UE y primer ministro eslovaco, Robert Fico; y la Alta Representante de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini.