La vida inútil de Pito Pérez
Ando por cuestiones de trabajo en tierras aztecas y un amigo me obsequió con la novela titulada “La vida inútil de Pito Pérez”, publicada en 1938 por José Rubén Romero.
Aclaro para evitar equívocos que Pito (escrito con mayúscula) es el nombre del protagonista, que adquirió tan peculiar apodo por construir un pito y andar casi toda su infancia soplándolo de modo más bien torpe.
El texto genera una serie de reflexiones.
La primera, sobre la necesidad de tener al menos un objetivo válido en esta vida, aunque sea el de no hacer el mal a nadie y no empeorar o dificultar la vida de los demás.
La segunda, que ni el dinero ni los bienes materiales que se obtienen con el mismo dan la felicidad, a veces hasta todo lo contrario.
Hay que luchar por un mundo mejor con las armas que diferencian al ser humano de otras criaturas: inteligencia, diálogo, ética y dignidad.
Mucho de esto hace falta en la política, que de hecho debería ser una mezcla casi perfecta de lo anterior (o sea, inteligencia, diálogo, ética y dignidad) y no una lucha sonora y desafinada de pitos inútiles.