La labor del Banco de Alimentos de Granada aumenta debido al Covid-19
Debido a la pandemia de coronavirus, la demanda de comida y otros elementos de primera necesidad ha crecido en un 25 % sólo en la capital
Con toda la amabilidad y el cariño del mundo, varios miembros del Banco de Alimentos de Granada (BAG) reciben al equipo de GranadaDigital en sus instalaciones. Se trata de unas naves industriales gigantescas situadas en Mercagranada, escenario donde da comienzo una actividad mágica que muestra lo solidarios que pueden llegar a ser los humanos si se lo proponen.
Desde allí, la fundación provincial lucha "contra el despilfarro alimentario" cada día, como explica Manuel Marchal Millán, vicepresidente segundo del Banco. Sin embargo, este año, debido a la pandemia de Covid-19, la demanda de alimentos y otros elementos de primera necesidad, como pañales, productos de higiene...ha aumentado de manera prácticamente exponencial. Así lo explica Marchal: "Tuvimos un problema bastante importante en marzo, cuando se paró toda la actividad, porque en el colectivo de personas que estaba a punto de entrar en situación de exclusión social, se dio una necesidad importante".
Desde la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo, "todas las asociaciones a las que atendemos han tenido un incremento, pero señalamos sobre todo la zona norte" de la capital, en la que, según Marchal, atienden a unas diez asociaciones más que antes, lo que suma 10.000 personas más que necesitaban ayuda de un día para otro. "Era el momento de actuar y el Banco intenta no dejar a nadie tirado", continúa Marchal Millán.
A mediados del confinamiento se paralizaron los nuevos ingresos de asociaciones y se pasó a la atención de 50.000, en lugar de las 40.000 que ya se ayudaban anteriormente, lo que se traduce en un incremento del 25 %. Por ello, tuvieron que buscar la entrada de nuevos recursos alimentarios: "La asociación granadina respondió bastante bien", indica el vicepresidente segundo del Banco. Además, se contó con la colaboración de las empresas que, con el cierre de su actividad, proporcionaron excedentes.
El pasado fin de semana, se celebró la Gran Recogida de Alimentos anual de cara a la Navidad. No obstante, este año se ha llevado a cabo de una manera muy diferente, pues no se han podido donar productos directamente por los compradores en los supermercados por la crisis del coronavirus. Así, esta vez, se podía añadir una cantidad al importe de la compra realizada o bien elegir una cifra para ingresarla a través de una transferencia o de Bizum de manera directa al Banco. Esta segunda opción estará vigente hasta el próximo 6 de diciembre. Toda la información al respecto se puede consultar en la web oficial de los Bancos de Alimentos.
La labor del Banco de Alimentos
La fundación atiende a la provincia granadina al completo con dos líneas de trabajo: una de alimentos frescos, con excedentes de empresas agrarias, entre otras, ubicados en la nave principal; y otra de productos no perecederos, organizados en otras dos grandes naves.
Con respecto a los productos frescos, "de martes a viernes, se hace un reparto entre las más de 200 asociaciones que tenemos cuantificadas. Cada una tiene su horario y en función de los alimentos que hemos recogido durante los días anteriores, hacemos un reparto equitativo entre todas", aclara Manuel Marchal. Y continúa diciendo que, en relación a los productos no perecederos, "se hace un reparto de todo lo que vamos recopilando cuando se considera que es necesario, cada dos o tres meses". Pese a que la sede del Banco se encuentra en la capital, la fundación cuenta con cinco delegaciones: Alhama de Granada, Loja, Guadix, Baza y Motril, hasta las que hace llegar todos los productos esenciales.
Para organizar estos repartos, el Banco de Alimentos de Granada cuenta con la colaboración de entre 10 a 15 voluntarios cada día y otros tantos que, como declara el vicepresidente segundo del BAG, "vienen a hacer otras actividades, como las organizativas". Por otro lado, en la nave principal se encuentra una pequeña oficina donde se ubica la parte de administración y el equipo de inserción laboral, un proyecto en el que llevan poco tiempo trabajando, pero que promete mucho.
Participación diaria de las asociaciones
Múltiples asociaciones e instituciones acuden de martes a jueves a las diferentes naves del Banco de Alimentos de Granada para ayudar a los colectivos más desfavorecidos. Entre ellas están por ejemplo la Fundación San Juan de Dios, de la capital, la parroquia de San Isidro Labrador de El Chaparral o el Ayuntamiento de Churriana de la Vega.
En la primera, según indican los voluntarios, se ha notado el aumento de demanda en un 65 % y además, aseguran que "ha cambiado el perfil" de los ciudadanos que tienen necesidad, pues no son sólo personas sin hogar, sino que se trata de "gente que hasta ahora era impensable que viniera".
Desde la parroquia de El Chaparral, se atiende a 40 familias en este tiempo de pandemia. Antes, según las voluntarias que acuden a recoger los productos hasta el Banco, se atendía siempre a las mismas familias, pero ahora se han sumado otras. Por otro lado, destacan que los habitantes del municipio están "respondiendo bastante bien" y recalcan que la ayuda "hace muchísima falta, no sólo de alimentos, sino también de productos de higiene, de bebé...". Si bien la demanda de productos ha aumentado, la participación de voluntarios también, y ahora son 15 más que antes de la pandemia.
Los ayuntamientos de algunos municipios también se implican con estas realidades que sufren algunas familias de vecinos. Desde el consistorio de Churriana de la Vega, los trabajadores llevan acudiendo a recoger productos al Banco desde hace al menos ocho años, según indica uno de ellos. "Se ha quedado mucha gente sin trabajo y necesita ayuda", comenta.
Nuevas ideas, nuevas ayudas
El proyecto de inserción laboral ya mencionado se ha creado este mismo año desde el Banco de Alimentos de Granada con un propósito: "conseguir que los colectivos de personas más desfavorecidos y en riesgo de exclusión puedan conseguir trabajo, y de esa forma sacarlos de las necesidades alimentarias", según declara Manuel Marchal.
La idea, como expone Marchal Millán, se divide en dos partes bien diferenciadas: los cursos específicos y los denominados 'talleres de empoderamiento'. Para llevarla a cabo, "nos dirigimos a las asociaciones a las que estamos dando alimentos, recogemos a las personas que tienen capacidad para trabajar, pero que no tienen empleo, y los vamos analizando". Así, a estos posibles futuros trabajadores, se les hace una serie de entrevistas y "cuando tenemos un grupo suficiente de personas que reúnen unas características determinadas, buscamos una formación ad hoc para ellas", prosigue Marchal.
Para adaptar los cursos y que sean pertinentes, se analiza el mercado laboral y se tienen en cuenta las capacidades del grupo de personas seleccionado. Por otro lado, también se plantean entre diferentes empresas acuerdos de colaboración para que los alumnos puedan hacer prácticas en ellas, relacionadas con el curso.
El Banco de Alimentos de Granada tiene una característica muy especial, según anuncia Manuel Marchal Millán, y es que "conocemos este colectivo y le damos todo el cariño del mundo". El trabajo de la fundación con respecto al proyecto comienza viendo las necesidades de estos grupos de personas y termina "cuando vemos que ha terminado su periodo de exclusión" y ha comenzado su inserción en la sociedad.
El vicepresidente segundo del Banco describe el proyecto como "muy ilusionante" y espera que para el año que viene se llegue a triplicar la capacidad de este año, que ha sido la inserción de 17 personas con seis meses en los que ha estado parado el desarrollo de la idea debido al coronavirus. Por eso, para ellos es una "satisfacción haberlo conseguido".
¿Cómo nació la Fundación?
Este 2020, el Banco de Alimentos de Granada ha cumplido 25 años. La idea surgió de la cabeza del doctor en Ciencias Físicas Esteban Feriche. "Nunca pensamos que estaríamos donde estamos", cuenta Indalecio García Sánchez, presidente de la fundación, que define la misma "como un grano de mostaza que sembramos un día y el árbol se nos ha hecho muy grande".
De manera humilde, como demuestra ser, Indalecio García dice que "dar este servicio tan grande para nosotros no es ningún sueño", sino que su objetivo sería "cerrar el Banco de Alimentos de Granada porque no hubiera necesidad de él".
Actualmente, dar a conocer un proyecto propio es relativamente fácil, con la ayuda de las redes sociales, pero en 1995, cuando se creó el Banco, no era así. Por eso, según expone García Sánchez, "nosotros intentamos descubrir las bolsas más grandes de pobreza que había y fuimos acercándonos, al principio con dificultad, pero poquito a poco nos fuimos introduciendo". Ahora mismo, la demanda de alimentos ha crecido a causa del coronavirus, pero "el Banco de Alimentos siempre ha tenido sentido, incluso en las épocas de mayor esplendor económico porque la pobreza es algo que nos acompaña siempre", comenta el presidente del BAG.
En concreto, durante el confinamiento, Indalecio García Sánchez destaca la respuesta de la juventud ante la petición que hizo el Banco de Alimentos. Dado que los más de 150 voluntarios habituales "somos todos jubilados", cuando comenzó la pandemia sólo siguieron yendo unos diez. Sin embargo, "optamos por hacer un llamamiento a los jóvenes", advirtiendo siempre del riesgo que conllevaba trabajar allí en pleno auge del Covid-19 y, según García Sánchez, "en dos días estábamos aquí 140 voluntarios".
Así, el equipo completo del Banco agradece la colaboración de cada uno de los granadinos. "No somos cuatro chalados", comenta de manera graciosa Indalecio García y recalca que lo que se hace en la fundación es de "forma gratuita" y que los procesos son "transparentes".