Lágrimas
Estrenamos año, estrenamos algo nuevo, que mi padre siempre me dice que el día de año nuevo hay que estrenar algo, que da buena suerte, y seguir sus consejos siempre me ha ido bien, así que no hay réplica.
El caso es que también estrenamos nuevo gobierno. Por fin se quita la “coletilla” de “en funciones” para serlo con todas sus consecuencias, bueno, se quita la coletilla para ponerse una buena “coleta”.
Llamadme tradicional, pero cuando algo empieza mal, no confío mucho en que termine de buenas maneras. Y nos gustaría, porque su fracaso, será el fracaso de todos, y porque este país se merece todo nuestro respeto y admiración y ya que son muchas las personas honestas que se dejan mucho tiempo, esfuerzo y hasta la vida (literal) para que todo el engranaje funcione y por nuestras generaciones venideras merecen todo lo bueno que les podamos dejar.
Nos empeñamos en imponer nuestra forma de pensar, nos gusta llevar la razón y que nos la den, pero el trabajo en equipo enriquece, y mucho y si todos remásemos en la misma dirección llegaríamos a buen puerto, pero desafortunadamente no es así, y nos vencen los egos y los orgullos. Nos ciega el poder y usamos “falsas verdades” para conquistar una cima que, será efímera.
Si la base no es buena, si los cimientos no están bien asentados, no conseguiremos altura. Y es que ya nadie tiene esa “altura de miras” que tanto se solicita.
No puedo educar a mis hijos diciéndoles un día una cosa y al día siguiente la contraria. Señores, se predica con el ejemplo, el movimiento se demuestra andando y las mentiras, tienen las patas muy cortas.
España está herida y los médicos que pretenden sanarla parece que sólo quieren echar sal en sus lesiones.
Muchas veces las cosas no salen como esperamos, pero lo que nos hace grandes son los obstáculos que conseguimos superar.
El hombre tropieza muchas veces con la misma piedra, pero sabe levantarse e incluso, llegar a aprender de los errores cometidos.
No está todo perdido, veamos en medio de todo este jaleo, una oportunidad, cualquier situación difícil puede ser nuestra plataforma para definir y defender nuestros ideales.
No hagamos trampas, no nos coloquemos medallas después de una carrera si no hemos completado el recorrido o hemos puesto zancadillas a nuestros adversarios, eso no es lícito.
No se puede alcanzar la meta a base de traiciones y felonías. Pero el tiempo es sabio y coloca a cada persona en el lugar que merece y nos da o nos quita la razón, y, por supuesto, tenemos a las hemerotecas que nos recuerdan todo lo dicho y comentado.
Lo que hoy son lágrimas de emoción, mañana lo pueden ser de tristeza.
Un gran sabio dijo en una ocasión que “toda la felicidad depende del coraje y el trabajo. He tenido muchos periodos de miseria, pero con energía, y sobre todo, con ilusiones, los superé todos”. (Honoré de Balzac).