Las altas temperaturas en las ciudades pueden tener efectos nocivos sobre el sistema respiratorio

El ozono troposférico perjudica las mucosas y al sistema respiratorio, tal y como ha argumentado la doctora del servicio de Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Débora Nuevo

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Mujer abanicándose ante las latas temperatures | Foto: FLICKR/LMAP
E.P.
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Las altas temperaturas en las ciudades pueden tener efectos nocivos sobre el sistema respiratorio ya que, junto a los gases emitidos por el tráfico, reaccionan con la radiación solar produciendo lo que se conoce como ozono troposférico u ozono malo.

Si bien el ozono de las capas altas de las atmósfera (ozono estratosférico) protege de la radiación ultravioleta, el ozono troposférico perjudica las mucosas y al sistema respiratorio, tal y como ha argumentado la doctora del servicio de Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Débora Nuevo.

En concreto, los síntomas y efectos que genera esta contaminación pasan por el deterioro de la función pulmonar con envejecimiento prematuro de los pulmones; mayor incidencia de ataques asmáticos; malestar en vías respiratorias y tos; irritación ocular, de nariz y garganta; cefaleas y náuseas; y empeoramiento de enfermedades pulmonares en pacientes que ya sufren algún trastorno respiratorio.

POBLACIONES DE RIESGO

Ahora bien, aunque los altos niveles del ozono malo pueden afectar a cualquier persona, existen grupos de población que son particularmente sensibles como aquellos con enfermedades pulmonares crónicas, así como niños, ancianos y embarazadas.

Además, la experta ha alertado de que en situaciones de intenso esfuerzo físico, (laboral o deportivo), la entrada de aire en los pulmones se multiplica hasta por cinco y la fuerte acción oxidante del ozono malo en los pulmones se hace mucho más seria. Por ello también atención especial a los deportistas y personas que realizan actividades físicas al exterior.

Ante esto, y con el objetivo de disminuir todos estos efectos perjudiciales, la doctora Nuevo ha recomendado planear actividades al aire libre cuando los niveles de ozono troposférico sean menores, especialmente por la mañana o al atardecer.

Del mismo modo, ha aconsejado reducir las actividades que requieran esfuerzo físico importante durante las horas centrales del día, permanecer en lugares frescos y ventilados y mantener una hidratación adecuada bebiendo de forma continuada aportando el agua suficiente que en días de altas temperaturas suele estar entre los dos y tres litros.