'Las Bellotas', la reserva para que el burro andaluz no se extinga
Rafael Fuentes y su mujer Aurora Moreno llevan casi 30 años luchando para salvar esta raza que está en peligro de extinción, pues solamente quedan unos 500 ejemplares en Andalucía
En una finca en el Camino de los Corsarios, en Alhendín, se ubica actualmente y provisionalmente ‘Las Bellotas’, una reserva para la conservación del asno andaluz. A diferencia de sus antepasados, los burros que se encuentran en esta reserva no tienen que sudar y trabajar, pero su futuro es muy incierto pues su raza está al borde de la extinción. Rafael Fuentes y su mujer Aurora Moreno llevan casi 30 años luchando por salvar al burro andaluz, del que quedan actualmente tan solo unos 500 ejemplares en toda Andalucía, según el reglamento creado en 1958 por Aparicio Sánchez, catedrático y etnólogo de la Facultad de Veterinaria de Córdoba. “Escuchamos decir que solo hay 2.000 linces ibéricos, pero solo tenemos 400 y pocos ejemplares de asnos andaluces registrados, no llega a 500. Así que está en grave peligro de extinción”, resalta Rafael.
En esta reserva son 20 los burros andaluces a los que Rafael Fuentes cuida cada día, con la ayuda de su mujer, que es veterinaria, y de varios voluntarios. Rafael cuenta, mientras da de comer a uno de los burros, que el dinero para él tiene “un valor secundario y lo importante es estar a gusto” con lo que hace. “La recompensa a nuestro esfuerzo se ve cuando hacemos alguna actividad con los burros en los colegios o vemos nacer a alguno de nuestros burritos”, cuenta con una sonrisa.
Esta labor por preservar el burro andaluz se remonta a casi 30 años atrás, cuando Rafael y su mujer se dieron cuenta de que esta raza podía desaparecer puesto que ya no se hacía uso de este animal. “Un día, camino de Granada desde el Valle de los Pedroches, de donde es mi mujer, vimos a un tratante con más de 30 burros de distintas razas y le preguntamos para qué quería tantos burros. Dijo que se los estaban llevando los alemanes, los franceses, etc porque un señor inglés había escrito una enciclopedia sobre el caballo y decía que lo mejor para una yegua gestante es la compañía de una burra, que le transmitía mucha tranquilidad. Y para colmo, mencionaba que los burros en España están en extinción, más concretamente el burro andaluz. En aquel momento, me quedé pensando: ‘Nos vamos a quedar sin nuestros burros andaluces, cuando no los tengamos, clamaremos al cielo y dirán en los países europeos los tenemos nosotros, iremos y lo pagaremos nosotros’. Ahí fue donde nos saltó la chispa y empezamos a buscar burros que estuvieran dentro de esta raza. Localizamos 120 animales. Se le hicieron los parámetros a cada animal y se sacó lo que teníamos en aquel momento. Se inició el libro de la raza y empezamos a trabajar para recuperar este animal”, explica Rafael.
En un terreno cerca de Monachil montaron una reserva con casi 20 ejemplares. A partir de ahí, decidieron “hacer la inversa de la teoría de Mariano Herrera, que era que los animales domésticos se extinguen porque dejan de ser rentables”, cuenta Rafael. “Decidimos hacerlos de alguna forma rentables, constituimos una S.L. y empezamos a hacer actividades con ellos. Pero llegó la crisis de 2008”, recuerda. “A partir de aquel momento, dejamos la S.L. y constituimos una asociación sin ánimo de lucro. En 2013 se constituyó la Asociación para la recuperación del asno andaluz (APRAA), que tiene como objetivo preservar a este animal en peligro de extinción”, añade. “Seguimos constantemente reinventándonos y buscando algún tipo de actividad que revierta en poderle dar de comer a estos animales, a los que les debemos tanto”, asegura.
La asociación lucha para que el asno andaluz perdure y que la gente tome conciencia de la importancia que tiene este animal en peligro de extinción. La reserva ‘Las Bellotas’ necesita ayudas para conservar la raza y para poder cubrir las necesidades básicas de alimentación y cuidados de estos animales, de gran nobleza. Mantener a los burros es una ardua tarea, pero gratificante para Rafael, que considera que está haciendo “una labor importante”. Para alimentar a los burros necesita sacos de pienso cada día, además de la paja. “Estos animales necesitan proteínas y fibra. Los amarramos en el rato del desayuno, por decirlo de alguna forma, y a cada uno le damos el pienso que necesita. Comen a la carta. Posteriormente, los soltamos y después del pienso tienen paja y agua las 24 horas. Por la tarde, les damos otro pienso, sobre todo a las burras que están amamantando, que lo necesitan”, detalla. Los burros también necesitan productos para la desparasitación o medicamentos. Hacer frente a todos esos gastos no es sencillo. Además, ahora momentáneamente una familia les ha dejado el sitio para la reserva en el Camino de los Corsarios de Alhendín, pero es algo provisional, señala Rafael, a quien le gustaría contar con un espacio en el que los burros puedan permanecer.
“El objetivo de la reserva es que se reconozca y que se le dé la importancia que tiene este animal, que no podemos ni debemos dejar que se extinga”, apunta Rafael. Para ayudar a ‘salvar’ a los burros andaluces, la gente puede colaborar apadrinando a un burrito, a través de la página web www.reservaburroandaluz.es, o en la plataforma Teaming, donde pueden aportar un euro al mes en el grupo de microdonativos. “Es un granito de arena, pero es muy importante”, remarca Rafael. También se pueden aportar donativos para los gastos de mantenimiento de los burros a través de Paypal o de la cuenta bancaria de Caja Rural que tiene la reserva. Y colaborar con la compra de pienso para los burros que se puede depositar en varios establecimientos que están al tanto de la iniciativa.
La reserva del asno andaluz ‘Las Bellotas’ sigue con su lucha para evitar que este animal desaparezca y quede como un animal del pasado. Rafael realiza actividades en los colegios, a los que acude caracterizado de Juan Ramón Jiménez con Platero o de Sancho Panza con Rucio. “Metemos el burro en la escuela. La experiencia es espectacular. Es muy emotivo y eso nos hace seguir con nuestro empeño. Tenemos nuestros picos de sierra, momentos que no podemos, pero estamos obligados a hacerlo con la misma ilusión que cuando iniciamos todo esto hace 30 años”, cuenta. Los burros de la reserva también son utilizados para asnoterapia. “Hemos firmado un convenio con Adaner, la asociación en defensa de la atención a la anorexia nerviosa y bulimia de Granada, y vienen a hacer actividades periódicas. Beneficia mucho a las personas trabajar con nuestro burro andaluz”, comenta. Y es que la nobleza y buen carácter de estos animales ayuda a realizar terapias asistidas, que tienen un doble objetivo: ayudar en el tratamiento a determinados pacientes y ayudar a conservar a los burros con esta nueva función.