Las bombas de racimo mataron a más de 400 personas en 2015, un tercio de ellas niños
Las armas diseminan cientos de submuniciones en una vasta zona que a menudo no explotan y que son difíciles de localizar
Más de 400 personas murieron como consecuencia de las bombas de racimo en 2015, la mayoría de ellas en Siria, Yemen y Ucrania, países que no han firmado el tratado que prohíbe este tipo de armas, según ha denunciado este jueves Cluster Munition Coalition, una coalición contra el uso de este armamento.
Las bombas de racimo, lanzadas desde el aire o disparadas por la artillería, diseminan cientos de submuniciones en una vasta zona que a menudo no explotan y que son difíciles de localizar y retirar, matando y mutilando a civiles mucho tiempo después de que los conflictos terminen. Suponen un riesgo especial para los niños, que pueden verse atraídos por su apariencia a un juguete y sus colores brillantes.
En 2015, las bombas de racimo mataron a 417 personas, más de un tercio de ellas niños, según la Cluster Munition Coalition, que ha añadido que el número de víctimas es probablemente mucho mayor.
"El sufrimiento continúa y los civiles siguen siendo las víctimas predominantes de las bombas de racimo", ha afirmado Jeff Abramson, director programas del Observatorio de Minas Terrestres y Munición de Racimo, una de las organizaciones que integran la coalición.
"Desgraciadamente ahora estamos viendo una nueva avalancha de personas heridas en el momento del ataque, que es algo que tiene que ser condenado con firmeza", ha declarado a Thomson Reuters Foundation por teléfono desde Ginebra.
Abramson no ha ofrecido cifras para 2014, explicando que los datos están siendo revisados constantemente debido a las dificultades para recabarlas, especialmente en zonas de conflicto como Siria.
La mayoría de las víctimas de las bombas de racimo en 2015 fueron en Siria (248), seguido por Yemen (104) y Ucrania (19), según ha informado la coalición en un informe. Ninguno de estos países es firmante de la Convención sobre las Bombas de Racimo, que prohíbe el uso, almacenaje, producción y traslado, ha precisado.
La Convención, que entró en vigor en 2010, también requiere la destrucción de los stocks de las bombas de racimo y la limpieza de las zonas contaminadas.
Desde agosto de 2015 otros cinco países más --Colombia, Islandia, Palau, Ruanda y Somalia-- han ratificado la Convención, mientras que Cuba y Mauricio se han adherido, lo que eleva el total de países que han firmado o aceptado el tratado a 119, según la coalición.
También se han registrado víctimas en Laos, Líbano, Afganistán, Sáhara Occidental, Chad, Camboya y Nagorno-Karabaj.