Las donaciones a la plataforma ‘Ayuda a Iker’ logran que el pequeño ande con apoyo y recupere la visión

Tania, la madre del niño que sufre una ‘enfermedad rara’, lamenta que casos como el de los padres de Nadia perjudiquen a los que de verdad necesitan colaboración

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Iker continúa su lucha por mejorar día a día con una sonrisa | Foto: Tania, madre de Iker
Sarai Bausán García | @Sarai_Bausan
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Tania podría parecer una joven como otra cualquiera, pero, a sus 20 años, se encuentra en una guerra que no ha elegido pero que libra día a día: su hijo Iker tiene una enfermedad de las consideradas ‘raras’ que le ha provocado trastornos psicomotrices que le imposibilitan caminar por él solo.

Todo comenzó antes siquiera de que Iker naciera, a los siete meses de gestación, cuando el parto se adelantó. A pesar de este hecho, no sería hasta los ocho meses de embarazo cuando los médicos decidieran adelantar el alumbramiento al descubrir que existían problemas en la placenta que no permitían alimentarse al pequeño como debería.

Se iniciaba así un camino que se torció aún más cuando el pequeño tenía tres meses y empezó a no comer, lo que resintió aún más su cuerpo. Tras "plantarse" en el hospital exigiendo que su hijo fuera hospitalizado, Tania consiguió que estudiaran en profundidad su situación hasta descubrir que lo que hacía que no tuviese el progreso deseado fuera que padecía una enfermedad ‘rara’.

Esta patología que aún es desconocida ha hecho que Iker también haya sufrido cataratas y pérdida de visión. “Ya le han operado y gracias a eso por fin ve mucho mejor, ya tiene muchas menos dioptrías. Ha sido a partir de la operación cuando más pronunciada se ha hecho la mejora”, señala Tania.

Y es que, tal y como la madre explica, desde hace un año, momento en el que empezó a llevar a Iker a un centro de Barcelona, la vida ha empezado a darle esperanza al ser la situación del menor mucho más positiva. Así, según comenta su madre, el niño de tres años ha pasado de no poder andar a conseguir moverse sujetándose a los brazos de otra persona. Además, también ha comenzado a comunicarse con su entorno mediante gestos.

“Los médicos son mucho más positivos ahora con nosotros. Nos han dicho que Iker va a seguir mejorando y eso me ha dado la vida”, muestra satisfecha Tania. Sobre la situación que continúa viviendo, añade: “Esto ha sido muy duro para mí. Me pilló sola, sin dinero -ya que solo cobro la ayuda de dependencia- y con solo 17 años -que fue cuando di a luz-. Ha sido muy duro porque piensas que tu hijo no va a tener una vida como el resto”, explica.

La granadina se muestra esperanzada con las terapias que está recibiendo el menor en la actualidad: “Para mí se ha abierto un mundo porque yo solo quería que me dijesen qué podía hacer para ayudar a mi hijo. Nadie nos decía nada antes, íbamos de un hospital a otro y nada. Incluso estuve con depresión de ver que mi hijo se iba a quedar por el camino y no iba a poder hacer nada para ayudarle”.

Uno de los impulsos con los que ha contado Iker para su mejora en este tiempo es el apoyo que ha tenido de la ciudadanía a través de diversos acontecimientos organizados como festivales solidarios, actos benéficos o calendarios, difundidos todos ellos desde la página de Facebook ‘Ayuda a Iker’ desde la que cualquiera puede aportar sus donaciones para apoyar a Iker en el pago de sus terapias y en la compra de los materiales y aparatos que necesita.

“El ver cómo la gente te apoya ha sido muy importante para mí. Además, yo sola no puedo pagar las terapias, ya que son muy caras, y gracias a la ayuda de la gente estoy pagándolas y he podido comprar un andador que necesitaba Iker. Sin toda la gente que me ha ayudado no habría sido posible todo esto”, expresa Tania.

Pero este tipo de iniciativas se han visto empañadas en estos días por la reciente noticia de la posible estafa llevada a cabo por los padres de Nadia, otra niña diagnosticada con una 'enfermedad rara'. Sobre este asunto y lo que significa para iniciativas como la suya, Tania agrega: “Me parece horrible lo que han hecho. A nosotros nos perjudica también este tipo de actos porque hace que la gente pueda empezar a dudar de si realmente usamos el dinero para lo que decimos. Es horrible que unos padres usen la enfermedad de sus hijos para lucrarse", sentencia.