Las reacciones graves por picadura de avispas y abejas han aumentado un 20% en diez años

Aproximadamente el 3 por ciento de la población española sufre reacciones alérgicas generalizadas por el veneno de avispas y abejas

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Abejas | Fuente: EP
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La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), que advierte de que, en diez años, los casos de reacciones alergias graves ha aumentado un 20 por ciento.

No obstante, la tasa de mortalidad anual se estima en un 0,08 por millón de habitantes, un dato significativamente bajo, ya que, aproximadamente, solo entre tres o cuatro personas podrían fallecer cada año por esta causa, según los datos del último Informe Alergológica.

El 53 por ciento de las reacciones generalizadas por alergia a himenópteros fueron graves (grados III y IV de la clasificación de Müeller) en 2015, mientras que en la edición de 2005, sólo un 32,6% de las reacciones lo fueron; el aumento también se ha producido en las consultas de los alergologos, en 1992 eran un 0,7% de todos los casos estudiados, en 2005 fue un 1,5%, y en 2015 ha sido un 2,5%.

La mayoría de los casos se producen en verano, cuando estos insectos están activos y se hace más vida al aire libre. Asimismo, las reacciones suelen ser locales, con picor, enrojecimiento e inflamación circunscrita a la zona donde pica el insecto, pero cuando el área de inflamación es mayor de 10 centímetros de diámetro la reacción alérgica se considera patológica; asimismo, puede haber reacciones alérgicas generalizadas.

"En algunos casos se producen lesiones en la piel a distancia del lugar de la picadura, dificultad para respirar, mareo o síntomas digestivos, lo que constituye una reacción alérgica generalizada grave o anafilaxia", explica la doctora Teresa Alfaya, presidenta del Comité de Alergia a Himenópteros.

Los pacientes con antecedentes de reacción alérgica generalizada grave (anafilaxia) por veneno de himenópteros o por otras causas deben ser instruidos en la auto-administración de adrenalina, el tratamiento de emergencia de la reacción anafiláctica.

Además, desde la sociedad médica alertan de que aproximadamente un 8% de los pacientes alérgicos a himenópteros padecen una enfermedad considerada rara, la mastocitosis sistémica. Se trata de una patología de la sangre que afecta a entre 3 y 13 personas por 100.000 habitantes en población general, pero que en este tipo de alérgicos es mucho más frecuente. "Se produce una proliferación anómala de mastocitos que favorece que estos pacientes sufran reacciones alérgicas graves cuando les pica un himenóptero", comenta la doctora.

"Los alergólogos somos los responsables de sospechar esta enfermedad en pacientes con alergia a himenópteros e iniciar las investigaciones oportunas. Estos pacientes tienen que recibir inmunoterapia con venenos durante toda su vida porque si se suspende el tratamiento, recaen", añade.

TRATAMIENTO URGENTE

Cuando la reacción es grave el tratamiento debe ser urgente. En España está comercializado el autoinyector de adrenalina en dosis de 0,15 mg y 0,30 mg, que dispensa por vía intramuscular una sola dosis de adrenalina mediante la presión del autoinyector sobre la superficie externa del muslo, incluso a través de la ropa. Es una medida de emergencia, siendo esencial que tras su uso se acuda a un centro de urgencias para valorar su situación clínica, así como la necesidad de otros tratamientos.

Por otro lado, se encuentra la inmunoterapia con venenos. En general, se demostró una alta seguridad ya que sólo hubo un 6% de reacciones alérgicas generalizadas que además fueron de grado leve. Sí hubo un 26% de reacciones locales extensas en el lugar de inyección, aunque la mayor parte de ellas fueron también leves. La pauta de 9 semanas fue especialmente segura ya que no hubo ninguna reacción alérgica generalizada.

"La inmunoterapia con venenos siempre se ha considerado más problemática que otros tipos de inmunoterapia por las reacciones alérgicas que se producían durante la fase de inicio. Con este estudio hemos demostrado que las pautas estudiadas son bastante seguras y recomendamos su uso", añade la doctora Alfaya.

Para demostrar su eficacia, la más alta entre todas las vacunas de la alergia (95%) se recurre a la prueba de repicadura en la que, de forma controlada y en un medio hospitalario, se pica al paciente con el insecto vivo y se comprueba si tiene o no reacción. "Esta técnica ha demostrado mejorar notablemente la calidad de vida de los pacientes ya que constituye una prueba objetiva de la eficacia del tratamiento y disminuye notablemente la ansiedad de los pacientes y el temor a reacciones con nuevas picaduras cuando salen al campo", señala la experta.