Las vacunas antigripales protegen tanto al paciente como a su entorno

El Ministerio de Sanidad recomienda la vacunación antigripal anual a la población mayor de 65 años, a personas que tengan enfermedades crónicas, como enfermedad renal cardiaca, respiratoria, hepática o alguna inmunodeficiencia, y a mujeres embarazadas. Asimismo, es aconsejable que las personas que están en contacto con colectivos de riesgo también se vacunen como, por ejemplo, los profesionales sanitarios o los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado

“La vacunación de la gripe es beneficiosa para los que deciden ponérsela y para el resto de la población: Para los primeros supondrá una disminución de la posibilidad de contraer la gripe y minimizará las complicaciones en caso de padecerla. Además, evita el contagio a terceros” según el Dr. Jorge Parra, responsable de Medicina Interna de HLA Inmaculada.

El comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) establece que, a partir de los 6 meses de edad, los niños podrían vacunarse de la gripe, siendo especialmente recomendable si padecen alguna enfermedad, pero también para el resto, debido a la elevada tasa de complicaciones asociadas a la enfermedad en este grupo de edad y el impacto global de la infección en la población infantil (https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/vacunacion-antigripal-recomendaciones-CAV-2018-19).

La OMS establece como objetivo que el 75% de la población por encima de los 65 años se encuentre vacunada frente a la gripe cada año. Sin embargo, en España nos encontramos muy lejos de alcanzar ese objetivo.

“Actualmente se ha producido un brusco descenso de las personas vacunadas de gripe en España, del 70% en 2005 a un 56% en 2015. En algunos casos se debe a la creencia de que tendrá efectos secundarios. Tras la administración de la vacuna pueden aparecer efectos secundarios leves como cefalea, febrícula o mialgias de escasa entidad que desaparecerán a las pocas horas” afirma el doctor.

Existen varios tipos de vacunas; las vivas atenuadas, que contienen una forma viva pero debilitada del microorganismo frente al cual se pretende proteger, tal es el caso de la vacuna triple vírica, del sarampión, rubeola y paperas; y las inactivadas, que emplean una forma muerta o fragmentos del microorganismo, como es el caso de la empleada para la prevención de la gripe. “La eficacia de la vacunación antigripal no es del 100%. Se confecciona tras el estudio de los virus de la gripe que han estado “circulando” con mayor frecuencia durante el año previo y que, por tanto, se prevé que serán los responsables de la epidemia al siguiente. Se trata de una predicción y es posible que algún subtipo de gripe no previsto cause cuadros gripales. Sin embargo, la vacunación es muy recomendable ya que, además de reducir la posibilidad de contagio, disminuye la gravedad en caso de padecerla, lo que la convierte en la medida más adecuada para reducir la morbilidad y la mortalidad asociada a las epidemias anuales de gripe.

Sobre HLA Grupo Hospitalario
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