Lleno absoluto en un Jueves Santo glorioso

SSG2014_JUEVES_89
Fran Yeste, Davinia Pérez, Luis Cuadrado y Mariola Ocaña
0

SALESIANOS

Otra vez el barrio del Zaidín fue uno de los protagonistas de nuestra Semana Santa, de la iglesia de María Auxiliadora salía la Hermandad del Santísimo Cristo de la Redención y Nuestra Señora de la Salud a las 17:30 horas. Rafael Fandila, capataz que guió la salida de ambos pasos, quiso dedicársela a aquellos que están enfermos, para que tengan salud. El paso de Cristo salió de su capilla, acompañado por la marcha "Se hizo el silencio”, interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas", que fue recibido entre aplausos. Así mismo, Nuestra Señora de la Salud salió al son de "Esperanza de Triana Coronada", que tocó la Banda de Música de Nuestra Señora de los Ángeles. Esta dolorosa que realizase Antonio Díaz Fernández fue recibida por su barrio por aplausos y por la primera saeta que sonó este Jueves Santo. Una vez ya en el exterior de su capilla, sonó "Redentora y Salesiana", marcha compuesta expresamente para la titular de esta cofradía y fue cantada por todos los costaleros. Esta corporación zaídinera ha estrenado la orfebrería y pergaminos de los jinetes del Apocalipsis en el primera paso y también se han reparado los varales del paso de palio. Sobre las dos y media de la madrugaba, regresaba este cortejo a su templo, en primer lugar lo hizo el Cristo y la Virgen de la Salud fue despedida nuevamente a los sones de “Redentora y Salesiana”.

AURORA

A las 18:15 horas, y con dudas. Los rayos intensos del sol podrían dañar el palio y la Junta Directiva de la hermandad se planteaba procesionar... Finalmente salió. El barrio engalanado con “Aurora Reina del Albaicín”. Ella, de blanco impoluto entre aplausos y gritos de “¡¡Aurora!! ¡¡Guapa!!”. Las primeras levantás de ambos pasos realizadas en interior de San Miguel Bajo fueron muy emotivas, ya que estaban dedicadas a aquellos familiares de los hermanos de esta cofradía que ya han fallecido. Nuestro Padre Jesús del Perdón, bajo las órdenes de Francisco Muñoz, bajaba la rampa ante toda una plaza y alrededores llenas. No mucho más tarde lo hacía María Santísima de la Aurora Coronada, entre aplausos y a la que todo el mundo cantó “Aurora del Albaicín Coronada”. Saetas, levantás al cielo, la estrechez de los Grifos de San José por la que José Luis Peña ordenaba a los costaleros el camino a seguir al son de marchas tan emotivas como “Caridad del Guadalquivir”. Con un poco de retraso llegaba a Plaza Nueva, pasando por Carrera Oficial a su tiempo y regresando al barrio antes del paso de la cofradía del Silencio. La bulla inundaba los Grifos de San José de regreso, y tras una bonita petalá, gritos incesantes de “¡¡Aurora!! ¡¡Guapa!!”, volviendo a sonar “Aurora del Albaicín Coronada”, regresaba a su Templo.

ESTRELLA

De la iglesia de Cristóbal salía también a las 18:15, otra de las cofradías albaicineras de este Jueves Santo, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima de la Estrella. Uno de los atractivos de esta corporación, es la difícil salida que tienen que hacer sus costaleros para sacar a las calles a ambos titulares. Difícil por las escaleras que tienen que bajar en el interior del templo y a la estrechez del arco ojival que da acceso al interior del templo. Así en las primeras levantás del palio de la dolorosa de Dubé de Luque, que ha cambiado a costal, el costero izquierdo del paso volcó un poco, pero fue salvado rápidamente. El primero de sus titulares, Jesús de la Pasión, salía a los sones de “Nazareno Gitano”, marcha que interpretó la agrupación musical propia de esta cofradía, mientras que María Santísima de la Estrella, una vez ya en la plaza de San Cristóbal, la Banda de Música María Santísima de la Esperanza tocó la marcha María Purísima Macarena. No sólo sonaron marchas sino también hubo lugar para las saetas dedicadas a estos dos titulares, como cada Jueves Santo. En cuanto a los estrenos que presentaba esta cofradía en las calles de Granada, destaca el nuevo dorado de los guardabrisas del paso de Jesús de la Pasión como la finalización de la talla del mismo con la ejecución de las maniguetas y moldurones. Mientras que en el palio de María Santísima de la Estrella, se han arreglado los varales. Sobre las una y media, llegaba a Plaza Larga tras la subida por la Cuesta de la Alhacaba. Jesús de la Pasión a los sones de “Alma de Dios” y la virgen de la Estrella fue recibida por una saeta y por una petalá, que fue acompañada con “Esperanza de Triana Coronada”. En torno, a las tres de la madrugada, esta cofradía del Alto Albaicín regresaba a su sede canónica. Jesús de la Pasión se despedía de sus fieles después que sonase nuevamente “Nazareno Gitano” y María Santísima de la Estrella lo hacía más tarde, aproximándose al ingreso de su templo con “Estrella sublime”.

CONCHA

El monasterio de la Concepción fue testigo de la última salida de este Jueves Santo, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Amor y la Entrega y María Santísima de la Concepción, iniciaba su estación de penitencia a las 20:15 horas. En esta ocasión estrenaba dos violeteras de Paula Orfebres para el paso de palio, dos incensarios para el cuerpo de acólitos del paso del primero de sus titulares, así como la finalización en adornos en plata en maniguetas y jarras. El paso de Nuestro Padre de Jesús del Amor y la Entrega iniciaba su camino hacia la Santa Iglesia Catedral, acompañado por la marcha "Sagrada Cena, que interpretó la Agrupación Musical Virgen de las Angustias de Alcalá la Real (Jaén). Una vez se encontraba arriado en la plaza de este monasterio, Rafael Sánchez, uno de sus capataces dedicó la primera levantá al cielo a todas las madres. Saliendo ya del atrio de de la Concepción, sonó "Saber que vendrá", y comenzando así su recorrido. Esta hermandad fue acompañada por algunos militares en su cortejo, es por ello que la primera chicotá del paso de palio de María Santísima de la Concepción fue dedicada a ellos. La marcha "Concha", interpretada por la banda, Asociación Musical San Sebastián de Padul, sonó cuando esta dolorosa de López Azaústre, abandonaba su sede para bajar hacia Granada. Numeroso público asistió a la salida de esta hermandad para observar la complicada maniobra que tienen que efectuar las cuadrillas de costaleros para bajar por la calle Concepción de Zafra, siendo esta una de las imágenes más características de nuestra Semana Santa, teniendo como telón de fondo la Alhambra. Sobre las dos y diez de la madrugaba, llegaba esta corporación con veinte minutos de antelación. María Santísima de la Concepción atravesaba el cancel del atrio de su monasterio a los sones nuevamente de “Concha” al igual que su salida. Una vez ya en este atrio sonaron dos saetas y “La Madrugá”, marcha compuesta para esta noche de Pasión, realizando después la maniobra para atravesar el arco de este monasterio, ante numeroso público que se agolpaba en este marco incomparable del Bajo Albaicín.

SILENCIO

A los pies de la Alhambra, en la iglesia de San Pedro y San Pablo, tenía lugar la primera estación de penitencia que arrancaba en esta madrugá después que la torre de esta iglesia marcara las doce. La Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, que este año cumple su noventa aniversario, ponía en las calles su cortejo negro y silente, interrumpido solo por el tambor que precedía la comitiva, las cadenas que arrastraban algunos de sus nazarenos y el sonido del río Darro. Una vez sacado el paso de este titular al atrio de San Pedro y San Pablo, fue puesto en posición vertical el Cristo de la Misericordia, obra de Antonio Barbero Gor y copia del original realizado por José de Mora en 1674 mientras sonaba una saeta cantada por Noelia Membrilla y atravesaban los nazarenos de esta comitiva el cancel del atrio de San Pedro y San Pablo. Así comenzaba a andar este paso, a las órdenes de Joaquín Cros y adentrándose en una Carrera del Darro oscura, sin luz y con numeroso público que esperaba a esta conocida corporación de nuestra Semana Santa. En esta noche, la hermandad estrenaba doce roquetes de corte vaticano y veinte hábitos nuevos completos de nazareno. Cumpliendo el horario programado, regresaba a su templo a partir de las cuatro de la madrugada, culminando así la madrugá en Granada y esperando al Viernes Santo.