Lo que la investidura esconde

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Rivera y Rajoy conversan | Foto: Archivo GD
Pedro Vaquero del Pozo | @pvaqdp
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A la gente le han metido en la cabeza que sin gobierno la economía se paraliza y nada funciona. Sin embargo, por otro lado, las vivencias cotidianas del común de los mortales españoles es que seguimos echando nuestro cafelito por las mañanas, la clase media –diezmada, pero no destruida- se ha ido de veraneo como cada año, e incluso este año más que otros, que incluso hemos tenido un record de visitantes extranjeros a nuestra oferta playera, etc. Todo muy normal. Pero ante la insistencia de políticos, periodistas y tertulianos hemos llegado a creernos obsesivamente que es imprescindible y urgente que los partidos se pongan de acuerdo para configurar un gobierno, y lo más estable, a ser posible.

La última medida económica del gobierno en funciones ha sido la congelación de gastos no comprometidos de los presupuestos generales del estado de 2016 a fecha de 31 de julio. No es la primera vez que lo hace Rajoy, ante su incapacidad para controlar el déficit fiscal. Pero en este ejercicio 2016 la principal causa de esta medida es que el gobierno Rajoy-Montoro ha querido congraciarse con los electores y por eso ha adoptado medidas de recorte de los ingresos (reforma a la baja del IRPF) y de expansión del gasto. La mismísima UE ha acusado al gobierno de expansión electoralista en su gasto público, de forma que frente al previsto compromiso de déficit del -2,8% del PIB, el mismo gobierno prevé que tendremos al final de año un déficit presupuestario del -3,8%.

¿Consecuencia? La UE ha exigido a España un compromiso de techo de gasto público con un recorte de unos 11.000 millones entre 2017 y 2018, con el fin de llegar en dos años a la cifra mágica del déficit de -3%. De forma que si España no cumple al final, la UE le impondrá la multa que ahora congela, de momento.

Todo ello con la amenaza de una nueva recesión global, y para España en concreto una perspectiva de reducción del ritmo de crecimiento (en 2016 se preveía más de un 3% y ahora se prevé un 2,6%; y para 2017 se espera una caída del 2,3%). El techo de gasto que en 2015 era de 133.259 millones se recortaría un -4’5% en 2017 pasando a 117.894 millones, y recortándose en 2018 lo que hiciera falta (según cómo fuera el crecimiento entonces) para llegar a 112.394 millones de euros.

La herencia de Rajoy es un compromiso de reducción del gasto público de un -16,6%. O lo que es lo mismo: el desmantelamiento de una buena parte del estado de bienestar español (ya menor en un 30% que la media de la UE, ya diezmado al 50% y desnaturalizado, esto es, perdido ya su carácter universal).

Política austericida solo evitable si en vez de recortar gasto público se realiza una reforma fiscal de incremento del ingreso fiscal. Pero eso no está incluido en la agenda política ni del PP ni de Ciudadanos, que pretenden incluso reducir impuestos. Y si me apuras ni del PSOE, cuyo programa es tibio en este punto, pues no concreta a qué ricos les va a subir los impuestos. La Comisión Europea sugiere la vía de incrementar el IVA… más sacrificios para los que viven gracias a la tarifa del 4% de IVA, que lo verían incrementado al 10%. Todo menos realizar la profunda reforma fiscal progresista que necesita España: un impuesto que de verdad grave las rentas de los beneficios del capital.

“Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte”, decía Jorge Manrique: Rajoy pretende que Rivera le diga sí a esta política y que el PSOE le permita con su abstención realizarla. Ese es el verdadero juego de la negociación de la investidura, y del por qué Unidos Podemos está ausente de este sucio juego.

UP debería estar reclamando otro marco de negociación y movilización de la izquierda sindical y política en todo el Estado, que al menos haga pedagogía respecto a la mayoría social, personas trabajadoras, paradas, jóvenes precarias y pensionistas, explicando esto tan sencillo que acabamos de ver. Porque si no, la gente se va a preguntar para qué carajos sirve el voto a UP. Y la derecha austericida habría matado dos pájaros de un solo tiro con el dichoso jueguecito de buscar un gobierno como sea.