La lógica se impone a un Covirán que soñó hasta el último segundo (73-75)

Las diferencias entre la primera y la segunda unidad y el escaso acierto exterior condicionan a un plantel rojinegro que tiró de orgullo para casi dar la sorpresa

Coviran Granada Baskonia
Jacob Wiley durante el encuentro ante Baskonia en el Palacio de Deportes | Foto: Antonio L. Juárez
Ainoa Morano
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La lógica se impone a la ilusión. La buena racha del Covirán Granada unida a las malas sensaciones que arrastraba Baskonia eran un gran aliciente para pensar que la campanada era factible. Sin embargo, el físico y la calidad de los jugadores del conjunto vasco se impuso a un plantel rojinegro que no firmó su mejor día en el tiro exterior, ni tampoco en la intensidad y la concentración necesarias para pelear de tú a tú ante un equipo de Euroliga.

Con un 0 a 4 arrancó un encuentro que estaría marcado, una vez más, por la capacidad que tuviesen ambos equipos de mantener un altísimo nivel físico. Sedekerskis golpeó primero, pero el Covirán supo reaccionar para endosarle un parcial de 14 a 0 que levantó por primera vez a toda la grada del Palacio de sus asientos. Con un quinteto conformado por Jonathan Rousselle, Agustín Ubal, Jacob Wiley, Amine Noua y Elías Valtonen, los granadinos lograron colapsar a un Baskonia que no jugaba como equipo, sino que se limitaba a buscar acciones ofensivas con los individualismos como única baza. Por el contrario, los de Pablo Pin sacaron su mejor versión durante los primeros cinco minutos de partido. Robos, rebotes, tapones y una circulación del balón que dejó un baloncesto precioso de ver, pero sobre todo, efectivo. Con el 14 a 4, Pablo Pin introdujo las primeras rotaciones, un cambio progresivo de sus jugadores en pista que, sumado al cansancio de los que habían arrancado el encuentro hizo que la intensidad de los rojinegros disminuyese con el paso de los minutos, permitiendo a Baskonia recomponerse y devolverle el golpe para marchar al segundo periodo con tan solo dos puntos de desventaja (20-18).

Más de cuatro minutos llegó a pasar el Covirán Granada sin anotar ni un solo punto. El bloqueo ofensivo llevó a los rojinegros a temer por la posibilidad de competir de tú a tú a un plantel vasco que de la mano de Sedekerskis, Rokavopoulos y Baldwin endosaron a los locales un parcial de 0 a 13 para terminar de darle la vuelta al marcador. Pin volvió a mover el banquillo para hacer que los titulares volviesen progresivamente al parqué. Desde ese momento, un intercambio de golpes mantuvo una cierta igualdad en el luminoso hasta que, un nuevo parcial de 0 a 7 para los de Laso supuso un nuevo golpe al partido. El técnico rojinegro detuvo el juego, sus jugadores debían volver a la intensidad inicial y, sobre todo, recuperar su acierto desde el tiro exterior. La charla surtió efecto, tanto así que un parcial de 12 a 2 para los locales dejó el marcador en el 36 a 34 al descanso.

Entrados en el tercer acto, Chima Moneke apareció en escena. El ala-pívot nigeriano, cuya actuación en la primera mitad había pasado totalmente desapercibida, arrancó el periodo con un triple que heló un poco el ambiente. Moneke fue el protagonista de diez de los primeros 14 puntos que anotó Baskonia en un cuarto en el que el Covirán recordó lo que era luchar contra un arbitraje que consideraron injusto. Los rojinegros entraron en bonus, antideportiva de Valtonen incluida, a falta de seis minutos para cerrar el cuarto, una situación que perjudicó a los locales. Paró el juego nuevamente Pin buscando una reacción en sus jugadores que llegó con un parcial de 6 a 2 para colocar el 48 a 50. Markus Howard protagonizó varios errores clamorosos en el ataque que daban la oportunidad a los locales de empatar el encuentro, pero una canasta de Diop, una vez más solo por las sobreayudas, complicaron la situación para un Covirán que no presentaba su mejor día en el tiro exterior. Un último minuto para el olvido, donde los continuos fallos y las pérdidas fueron las protagonistas, obligaron a los granadinos a ir a remolque al último asalto.

Las fuerzas y la esperanza se agotaron demasiado pronto. Mientras Wiley se afanaba por levantar un partido que ya estaba muerto y Aurrecoechea levantaba los brazos enérgicamente desde el banquillo, Baskonia sacó a pasear todo su arsenal. Los puntos llegaron a cuentagotas en el lado local. Los jugadores celebraban cada una de ellas con rabia. Sabían que podían haberse llevado este partido o, al menos, haber aguantado con opciones un poco más, pero la suerte, el acierto y la fuerza no estuvieron de su lado. Una versión muy distinta a la vista en semanas anteriores se presentó en el parqué del Palacio. No tanto de los titulares, sino más bien de una segunda unidad que lastró por momentos al equipo. Con los titulares en pista, el Covirán remó incansablemente para recortar distancias. Cuando todo parecía perdido, Rousselle sacó fuerzas de flaqueza para anotar seis puntos consecutivos que junto a una canasta más de Valtonen tras un robo dejó el 72 a 75 en el luminoso a falta de 46 segundos para el pitido final. Jugadores a banquillos para dibujar unas últimas pizarras que decantarían el resultado. Un tapón de Amine dio una última opción al Covirán, pero Rousselle recibió una falta que acabaría con solo un tiro libre anotado. La moneda acabó saliendo cara para un conjunto rojinegro que, aun sin su mejor versión, tiró de coraje para perder con honores (73-75).

Ficha del partido:

Covirán Granada: Rousselle, Ubal, Valtonen, Noua, Wiley - quinteto inicial - Vicedo, Clavell, Bamforth, García, Aurrecoechea, Guerrero, Tomàs.

Baskonia: Howard, Sedekerskis, Forrest, Hall, Moneke - quinteto inicial - Raieste, Jaramaz, Savkov, Rokavopoulos, Diop, Baldwin, Ndiaye.

Parciales: 20-28; 16-16 - descanso - 14-26; 23-15

Árbitros: Emilio Pérez Pizarro, Carlos Cortés e Igor Esteve

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 11 de la ACB disputado en el Palacio de Deportes.







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