Lorca mantiene vivo al cante jondo en los Jardines del Generalife
Tras once años de repaso a la obra del poeta granadino llega al teatro del Generalife un particular homenaje a ese arte "que no se puede interrumpir"
Manrique Pascual
Intenso, como poesía en cascada. Trágico, como el cantar de ellos. Alegre, como el bailar de ellas. Anoche volvió Lorca al Generalife en una cita que ya es sinónimo de verano, de fresquito allí arriba y de bochorno aquí abajo. Se llenó de nuevo el teatro del castillo rojo para asistir a otro espectáculo de 'Lorca y Granada en los jardines del Generalife', el catorceavo, que trae sonidos profundos, de reivindicación y que lleva por nombre 'En la memoria del cante. Homenaje al Concurso de cante jondo de 1922'.
UN ALEGATO EN DEFENSA DEL CANTE
Con el taconeo, las palmas y la pasión propia del Ballet Flamenco de Andalucía, la directora Rafaela Carrasco consiguió que anoche el Generalife y sus espectadores viajaran cien años atrás, a esos días de Corpus Christi de 1922 en los que se celebró el Concurso de Cante Jondo de Granada. Fue en la Plaza de los Aljibes y tuvo por cicerone a Miguel Cerón, seguido de cerca por Manuel de Falla y Federico García Lorca. Cuentan las crónicas que fue un espectáculo de aúpa y el de anoche, desde luego, no le fue a la zaga.
Fiel al transcurrir de esos días 13 y 14 de junio de 1922, Carrasco puso ayer una puesta en escena tan históricamente relevante como artisticamente comprometida. Durante la actuación hubo tiempo para el desgarro, huecos para la charanga y oportunidades para descubrir qué es el cante jondo y por qué, hace 92 años, Lorca, Falla y otros muchos intelectuales y artistas de la época decidieron que aquello merecía ser recordado, preservado o, como diría el político moderno, "puesto en valor".
Acompañado de una puesta en escena sobria pero efectiva, 'En la memoria del cante' tiró de genio flamenco con la colaboración de José Enrique Morente y las coreografías de Rafaela Carrasco, David Coria, Ana Morales y Hugo López.
Desde ayer y hasta el próximo 30 de agosto, el Generalife vuelve a acoger una oportunidad de descubrir más sobre Lorca, de entender mejor el flamenco, tal vez, incluso, de enamorarse de la historia de esta ciudad que también se canta, a lo jondo.
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