Lori Meyers llena de ‘Luciérnagas y mariposas’ la Plaza de Toros como gran final de su gira

El grupo lojano llenó de sorpresas la noche, con las actuaciones de Annie B Sweet, Manola y Kora, y tocando grandes éxitos que pusieron de pie al teatro entero

Concierto de Lori Meyers en la plaza de toros de Granada
Alejandro Méndez, durante el concierto este sábado en Plaza de Toros | Foto: Antonio L. Juárez
Diana Ioana
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Granada es madre de multitud de artistas en todas las artes, pero con especial preferencia en la música, ofreciendo una amplia estirpe que, además de conquistar la ciudad nazarí, es capaz de conquistar la península entera. Este es el caso del grupo lojano Lori Meyers, que este sábado ha puesto fin a su gira en su casa, con la Plaza de Toros y unos 12.000 fans como afortunados testigos 

Tras una hora con Las Dianas como teloneras, el turno les llegó a los protagonistas de la noche, unos ‘Seres de luz’ rodeados de ‘Luces de neón’ en una ‘Planilandia’ que puso a bailar a todo ser humano en aquella plaza abarrotada de gente que venía a darlo todo. “Es un placer estar con vosotros, por primera vez, en la Plaza de Toros” y es que, aunque ‘Tokio ya no nos quiere’, Granada sí, y mucho. 

Después de un momento de protagonismo de las guitarras en la rola nipona, a los presentes les iba a dar un ‘Hamacucko’ con ‘Punk’, tomando el papel de un coro de miles que no se ve cualquier día. 

“Como sabéis, siempre tenemos alguna sorpresilla, así que queremos presentaros a la increíble Annie B Sweet”, un dueto hippielongo que adelantó la primavera en la ciudad con la dulce voz de la artista, que contrastaba de manera deliciosa con la de Noni, como un plato gourmet de restaurante cinco estrellas michelín. 

Inundado en luces azules, el concierto se convirtió en ‘Océanos’ de sensaciones y sentimientos abrumadores, que llenó de ‘Luciérnagas y mariposas’ el coso granadino. Con ésta, todo el público encendió sus linternas -y los que no, era por estar grabando el temazo-, convirtiéndose en el luminoso coleóptero por unos minutos. “Viva Graná”, coló entre la letra el vocalista, eufórico ante la devota entrega de los asistentes.  

Con ‘Sus nuevos zapatos’ dieron paso a ‘Tú ya no dices nada’, aunque lo dijeron todo y acompañados además de la segunda sorpresa de la noche, compartiendo escenario ahora con Manola. De su ‘Zona de confort’ sin duda salieron, ante la que todo dios alzó las manos a orden de la canción, que finalizó con un ritmo psicodélico que aceleró la noche.  

Tercera y última -que no menos importante- sorpresa de la noche, con la aparición de Kora en ‘No me merecía la pena’, que sin duda dejó ‘Impronta’ en el corazón de los de la ciudad nazarí. 

Con un ritmo más disco, ‘El tiempo pasará’, que enloqueció a los asistentes, que lo daban todo entre confeti y sonido de guitarras. Y es que si los Lori tocan, aunque sea de noche. ‘Siempre brilla el sol’. “En Granada siempre brilla el sol”, coló certeramente entre la letra Noni, en una actuación para ‘Hacerte volar’. 

Con ‘Emborracharme’, el cantante dedicó una copa al público, que no dejó de cantar en ningún momento. Un momento de ebriedad y éxtasis que dio paso a una versión sureña de ‘Rumba en atmósfera cero’, en la que se quedaron los tres integrantes sólos en el centro del escenario. “Sabéis que somos de Loja, y en Loja siempre había una guitarra española súper desafinada encima del armario de tu padre. Con eso empezamos a componer las primeras canciones”, con esta anécdota dieron comienzo a la rumba, que los allí presentes no pudieron evitar acompañar con palmas.  

Después de todo, esta noche los Lori se reafirmaron como ‘Religión’, un credo ante el que rezar en cualquier momento y a cualquier hora. Con ‘Mi realidad’ se acercaba -para desgracia de todos- el final, que sucedió con ‘Alta fidelidad’, con la que Noni bajó al foso a cantar entre los asistentes y sacarse fotos, mientras que los vasos de plástico sobrevolaban cabezas al son de “todo esto es culpa de la gente”, que tanto artista como público no dejaban de repetir como un mantra en un mágico momento de unión.  

Durante las casi dos horas de concierto, no hubo ni un alma que no estuviese dándolo todo, y no había ni una persona que no fuese fan del grupo lojano, convirtiendo el show en un festival exclusivo de los Lori Meyers. Es cierto que unas tímidas estrellas brillaban en el cielo, pero ninguna se atrevía a competir con las verdaderas estrellas de la noche, un grupo de lojanos que consiguió revolucionar a 12.000 personas que no tuvieron otra opción más que dejarse llevar. Un grupo que nació bajo el indie rock más íntimo pero que, tras casi tres décadas sobre los escenarios, ha logrado llegar hasta el infinito y más allá. 







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