Los análisis de sangre pueden identificar a las mujeres embarazadas en riesgo de parto prematuro
El investigador principal del Centro de Investigación de la Prematuridad 'March of Dimes' ha definido la prueba como una forma de "escuchar a escondidas una conversación" entre la madre, el feto y la placenta
Una nueva investigación, financiada por 'March of Dimes', en Estados Unidos, y publicada este jueves en 'Science', ha encontrado biomarcadores en la sangre materna que identifican con precisión a las mujeres embarazadas que podrían dar a luz a bebés hasta dos meses prematuramente.
Este hallazgo es importante ya que los médicos actualmente no tienen formas de evaluar con precisión qué embarazos terminarán con un nacimiento prematuro. Además, usando esas mismas muestras de sangre, el equipo encontró biomarcadores en la sangre materna que podrían estimar la edad gestacional o la fecha de parto con una precisión comparable a la del ultrasonido, pero posiblemente a un costo menor.
"Esta interesante investigación de vanguardia demuestra por qué 'March of Dimes' está invirtiendo en nuevas formas de mejorar la salud de las madres y los bebés, especialmente para abordar la crisis del nacimiento prematuro en este país y en todo el mundo --afirma Stacey D. Stewart, presidente de 'March of Dimes'--. Hasta la fecha, ninguna prueba en el mercado puede predecir con certeza qué madres embarazadas pasarán a tener un trabajo de parto prematuro. 'March of Dimes' se compromete a encontrar nuevas soluciones y brindar a todos los bebés el mejor comienzo posible en la vida".
El nacimiento prematuro afecta a 15 millones de bebés cada año en todo el mundo y está en aumento en Estados Unidos. Los datos provisionales recientemente publicados para 2017 del Centro Nacional de Estadísticas de Salud muestran que la tasa de nacimientos prematuros en Estados Unidos ha alcanzado el 9,93 por ciento, desde el 9,86 en 2016, el tercer aumento anual consecutivo después de descensos constantes en los últimos siete años.
Los estudios fueron dirigidos por Stephen Quake, investigador del Centro de Investigación de la Prematuridad de 'March of Dimes' en la Universidad de Stanford, California. Los socios fueron científicos en Dinamarca y Alabama, así como del Centro de Investigación de la Prematuridad de 'March of Dimes' en la Universidad de Pensilvania.
El investigador principal del Centro de Investigación de la Prematuridad 'March of Dimes' en la Universidad de Stanford, David K. Stevenson, describió el enfoque de la prueba de sangre no invasiva como una forma de "escuchar a escondidas una conversación" entre la madre, el feto y la placenta, sin perturbar el embarazo. Agrega que los hallazgos de hoy afirman la existencia de un "reloj transcriptómico del embarazo" que podría servir como una nueva forma de evaluar la edad gestacional de un feto.
IDENTIFICAR INTERRUPCIONES EN LOS PATRONES DE ACTIVIDAD GENÉTICA
"Al medir el ARN libre de células en la circulación de la madre, podemos observar patrones cambiantes de actividad genética que ocurren normalmente durante el embarazo e identificar interrupciones en los patrones que pueden indicar a los médicos que probablemente pueden ocurrir circunstancias poco saludables, como parto prematuro y nacimiento --dice Stevenson--. Con más estudios, podríamos identificar genes específicos y vías genéticas que podrían revelar algunas de las causas subyacentes del nacimiento prematuro, y sugerir objetivos potenciales para las intervenciones con el fin de prevenirlo".
En dos cohortes separadas de mujeres, todas con alto riesgo de parto prematuro, el equipo del Centro de Investigación de la Prematuridad de 'March of Dime' identificó un conjunto de transcripciones de ARN libre de células (CFRNA, por sus siglas en inglés) que clasificaron con precisión a las mujeres que dieron a luz antes del parto hasta dos meses antes del alumbramiento.
En otra cohorte de mujeres embarazadas sanas, el equipo descubrió que la medición de nueve transcripciones de CFRNA en la sangre materna predecía la edad gestacional con una precisión comparable a la del ultrasonido. Los investigadores señalan que ambas pruebas requerirán validación en ensayos clínicos más grandes y ciegos.