Los experimentos con gaseosa
Abel Resino alineó un equipo con los menos habituales que le costó al Granada encajar una gran goleada ante el Real Madrid
Como ya dijera el famoso escritor y filósofo Eugenio D’Ors i Rovira cuando un camarero torpemente derramó champagne sobre su chaqueta al abrir una botella, “los experimentos con gaseosa”.
Y es que el refresco carbonatado no deja mancha, algo que el Granada CF no puede decir, al salir ayer del Bernabeu totalmente percudido. Nueve goles dejaron por los suelos el juego y el ánimo de los nazaríes, que salieron vapuleados del estadio de Concha Espina.
Abel puso en liza una alineación poco habitual y experimentó un nuevo once porque “ese partido no era de su liga”. Las rotaciones pensando en el Celta constaron demasiado caras y puede que tratar de “buscar un once que permitiera competir en los tres partidos” que hay en una semana haya costado que los rojiblancos ayer hicieran el ridículo. Por mucho que quiera suavizarse, recibir nueve tantos, aunque el verdugo sea el Real Madrid, es, como también expresó Resino tras el partido, “bochornoso”.
Al margen de que Oier, que sí es el portero titular al desbancar a Roberto, estuviera blandito, la defensa titular estuvo en el banco, excepto el incansable Babin. Foulquier, Mainz y Juan Carlos ocuparon el puesto de Nyom, Murillo e Insúa, quienes vienen actuando con mucha solidez. La mala suerte se cebó con el capitán Mainz, quien perdió la partida ante Bale en el primero y metió en propia puerta el octavo.
El centro del campo acusó la ausencia de Rubén Pérez, aunque sí estuvo Fran Rico, que tampoco tuvo el día. Los Modric, Kroos y James volvieron loco a un Iturra que se vio desbordado, lo que provocó que los tres medios ofensivos no entraran en juego. Especialmente Rochina, que no rascó bola. Solo Rober Ibáñez buscó el ataque y logró el premio del gol. Candeias, por su parte, estuvo peleón y trató de romper por velocidad, sin éxito.
Ya en el ataque, donde El Arabi campó como delantero centro, poco se puede opinar. No llegaban balones, sin embargo, el marroquí lo intentó desde lejos con un gran chupinazo que hizo temblar el larguero de Casillas y que a punto estuvo de colarse.
El Madrid controló totalmente el encuentro y se cebó con un Granada que bajó demasiado los brazos tras encajar el primer tanto. El espíritu de los rojiblancos se quebró al recibir el 1-0 y los delanteros merengues hicieron leña del árbol caído, especialmente el insaciable Ronaldo, que convirtió un póker de goles.
Así, el gran poder ofensivo y la ambición madridistas, junto a la alineación inicial ‘experimental’ y con carácter rotativo planteada por Abel, fueron un caldo de cultivo óptimo para que el Granada CF ofreciera una mala imagen y protagonizara la goleada de la temporada.
El miércoles llega una buena oportunidad para tratar de pasar página y hacer olvidar a la afición este duro golpe. Si bien es cierto que ese choque no era de la liga del Granada, por lo que la catástrofe podría ser tomada menos en cuenta, no deja de ser un fuerte correctivo que debe ser subsanado ante el Celta. De lo contrario, las aspiraciones por la permanencia se esfumarían casi por completo. Para ello, el Granada debe dejarse de experimentos e ir a los seguro, dentro de los posibilidades con las que cuenta en el banquillo.