Los modales de Emery
La visita del Sevilla a Granada ha sido más que sonada. Que el Sevilla FC no es uno de los equipos más queridos de Andalucía es más que sabido, pero para los granadinos la situación nunca ha llegado al odio extremo, como pueda ser el caso de otras ciudades.
Este derbi ha añadido un grano más a la balanza de la rivalidad entre nazaríes e hispalenses, no sólo entre sus aficiones –con los problemillas que ya relataba este diario entre sus hinchas más extremos-, sino también entre sus jugadores y, sobre todo, sus entrenadores.
Los más de 3.000 sevillistas que llegaron a Los Cármenes hicieron que el duelo se calentara entre la afición, antes, durante y después del encuentro y este calor se radió hasta el campo y, como no, hasta el banquillo.
JUGADORES
A los acalorados lances del partido, el meta Beto añadió un poco de más leña cuando, rozando el final del partido, comenzó a sentir unas molestias físicas que hicieron que el colegiado Del Cerro Grande detuviera el encuentro y solicitara la entrada de las asistencias. Sorprendentemente, el portero sevillista se recuperó de estas molestias sin la ayuda del cuerpo médico, por lo que los rojiblancos, Piti en especial, le recriminaron su forma de proceder poco deportiva.
Este pique se hizo extensivo hasta el túnel de vestuarios, donde las discusiones y reproches entre jugadores continúo por un tiempo, hasta el punto que la apertura del mismo, para que pudieran acceder los medios, se retrasó unos minutos.
EMERY
Unai Emeri también tuvo su momento. Al temperamento nervioso e impulsivo del de Hondarribia, se le sumó el calor del derbi, el de la grada y el de unos minutos antes del primer gol del Sevilla, en que los de Alcaraz dominaban el centro del campo descaradamente.
Fue aquí cuando Emeri explotó. Un balón que salía por la lateral llegaba hasta su zurda y, con gesto de rabia, no dudó en patearlo hasta el banquillo del Granada. Los rojiblancos, ante esta acción más que cuestionable, salieron airados a reclamar tanto al colegiado principal, como al cuarto árbitro. Del Cerro Grande se acercó hasta Emery para amonestarle verbalmente, al tiempo que también pedía al gerente del Granada, David Navarro, que se acercara para dialogar con los dos.
Como no, Alcaraz salió en defensa de los suyos, reclamando a Del Cerro Grande y a sus asistentes por el comportamiento de Unai Emery. El granadino no podía explicarse como el entrenador sevillista no había recibido un castigo mayor, en lugar de una advertencia.
Aquí fue donde comenzó el ‘idilio’ entre los dos técnicos. Las miradas y las palabras entre ambos llevaban una carga que sobrepasaba lo deportivo. La interacción entre ambos ya era constante, con un cuarto árbitro entre ambos, que recibía las indirectas que se dedicaban el uno al otro.
En un momento dado del partido, Alcaraz reclamaba al colegiado una amonestación sobre Navarro, por reiteración de faltas, y esto hizo que el técnico sevillista llegara a zona roja. Se dirigió directamente al Alcaraz y le recrimino con no muy buenas formas: “¡ya está bien de tanto protestar!”, gritaba Emery al míster rojiblanco. Alcaraz no perdió el tipo y mantuvo la compostura sin dirigirse directamente a Emery.
Alcaraz, más tarde fue preguntado por este hecho en sala de prensa. El técnico nazarí respondió con ironía y se sacó la pregunta sin entrar en detalles.