Los secretos de la muralla de Granada | Vídeo
La magnitud que alcanzaba la Puerta de Elvira, grafitis medievales para reivindicar el cristianismo o zonas abandonas de esta construcción defensiva son algunos de los aspectos desconocidos por los granadinos
Granada esconde innumerables secretos, eso lo sabe hasta el visitante. Uno de los elementos que ha sido testigo del paso del tiempo, civilizaciones y construcciones es la muralla que rodeaba la ciudad en época musulmana. Construida a lo largo de los siglos, esta serpiente de ladrillo ha tenido distintos usos y objetivos, desde la protección ante los cristianos que se apoderaron de Al-Ándalus hasta su condición turística de nuestros días.
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El paseo, para descubrir esta fortaleza, comienza en uno de los símbolos de la que en su día fue la capital de un reino: la Puerta de Elvira. Por su arco de herradura entraban personas, mercancías y ganado, pero fue mucho más importante y majestuosa de cómo la conocemos hoy. "Contaba con un albacar, una zona de emergencia en la que se introducía a la población para protegerles de posibles ataques enemigos", nos comenta Isacio Rodríguez, director de Secretos de Granada, que se encarga de enseñar todas estas joyas del patrimonio granadino al visitante.
Si dejamos el arco de Elvira a nuestra derecha y continuamos con por la calle Paseo de San Ildefonso estaremos siguiendo de forma virtual el trazado original de la muralla, que coge pendiente por la Cuesta de Caracas hasta la carretera de Murcia.
El callejero actual nos permite seguir la historia de esta fortificación por la calle San Antonio, donde, al mirar al cielo, nos empezamos a dar cuenta de la magnitud de esta obra cuando los muros se dejan caer por el barranco. Aunque, con antelación, la parte de muralla que queda en el barrio de Alpargateros y que convive con basura y escombros, también nos permite hacernos una idea de su estado de abandono en algunas zonas.
Una vez vencido el desnivel, llegamos al paseo construido al lado de la muralla, lugar en el que hay tesoros desconocidos por muchos granadinos. "Aquí encontramos las ruinas del convento de San Antonio de Padua y San Diego de Alcalá, de franciscanos descalzos, levantado en 1636 gracias a las aportaciones del rico genovés Rolando Levanto, un mercader de seda que hizo fortuna en Granada y se enamoró de la ciudad", relata Isacio. Entre los cimientos de lo que en su día fue un complejo religioso que apoyaba sus paredes en la muralla, encontramos albercas de un tamaño e importancia considerable. El paso del tiempo también deja al descubierto las canalizaciones de agua de edad medieval, con un diseño hidráulico que no le tiene nada que envidiar al de nuestros días.
Sin duda, uno de los tesoros que esconde este tramo de la muralla alberzana son sus 'grafitis'. Aunque, no se usaba el spray en esta época, la necesidad de dejar para la posteridad mensajes ya llamaba a la gente de la época. Se pueden apreciar cruces, con el afán de cristianizar cualquier elemento musulmán. Además, aparecen bocetos de lo que parece un arco de medio punto, otro de herradura o consignas indescifrables . Unas inscripciones realizadas, seguramente, por cautivos cristianos que participaron en la construcción de la fortaleza defensiva.
Otra de las curiosidades que nos deja este tramo Muralla Alberzana tiene que ver con la parte didáctica. Uno de sus torreones de refuerzo muestra el interior de la construcción. Esto nos hace comprender la forma y la técnica de realizar muros que se tenía en la época. "La construcción se levanta con arcilla mezclada con cantos rodados que se encontraban en el terreno. Como esto podía deteriorarse con la lluvia, inventan el calicastrado: mezcla de cal grasa, agua y arcilla de la zona. Eso forma un compuesto que es el hormigón medieval por antonomasia", comenta Rodríguez.
Más conocida, por su interés reciente, es la Puerta de San Lorenzo. La zona ocultaba el arco de esta entrada al Albaicín. Las investigaciones hicieron pensar que la muralla tenía que tener una puerta intermedia entre la de Elvira y la de Fajalauza, debido a su distancia. "Unas obras, dentro de la finca que administra el patronato del AVE María, dieron lugar a descubrir que lo que era el cuarto trastero de una imprenta, en la que incluso se quemaban los negativos, escondía esta puerta". Historias, como muchas otras, que forman parte de los secretos de Granada, que están al alcance de cualquier curioso, pero que hay que encontrarlos para disfrutarlos.