Los tranvías de Granada que fueron, los que no y los que pueden ser

El proyecto de recuperar el tren turístico hasta la Alhambra revive la imagen de antiguos proyectos, algunos realizados y otros fallidos, con este medio de transporte como protagonista

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Esta placa junto a las traviesas que aún siguen en el asfalto, en el cruce entre Alhamar y San Antón, recuerdan que por el centro pasaba el tranvía | Foto: Google Maps
Guillermo Ortega
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Cuando hablan de que Granada quiere recuperar el tranvía, habrá quien pregunte: “¿Ah, pero es que ahora no lo tiene? ¿Lo que va de Albolote a Armilla no es un tranvía?”

El primer responsable técnico del Metro de Granada solía decir que no iba a perder ni un minuto de su vida en discutir si lo que se iba a construir (y ya está construido) en Granada es un Metro o un tranvía. Que cada cual lo llame como quiera, venía a decir.

No pocos granadinos dicen que lo es porque el Metro, según su visión de esas cosas, es lo que discurre por debajo de tierra. Y en Granada, eso sólo ocurre en el Camino de Ronda.

Pero es una teoría más que discutible. En otras muchas ciudades (Berlín, Nueva York e incluso Madrid), ese mismo medio de transporte tiene tramos que van en superficie y se le sigue llamando Metro, una palabra que no es sino un apócope de Metropolitano, o relativo a la Metrópoli, y para el caso tanto da que vaya por un sitio o por otro. Así que, siguiendo esa línea, Granada tendría un Metro. Pero, como dijo aquel hombre, no merece la pena discutir sobre eso.

El caso es que Granada, como se decía en el primer párrafo, quiere recuperar el tranvía. En concreto el tren cremallera que se inauguró en 1907 y que conectaba la Carrera del Darro con la Alhambra, pasando por el Paseo del Salón, la ahora llamada Cuesta de Escoriaza (así llamada en honor al impulsor del proyecto, el industrial zaragozano Nicolás de Escoriaza), la calle Vistilla de Los Ángeles y la Cuestas del Caldero. La diferencia es que, ahora, saldrá desde Plaza Nueva y su trayecto discurrirá por la Cuesta de Gomérez y terminará en el cementerio.

El antiguo tren cremallera que subía hasta la Alhambra | Foto: Agraft

El alcalde, Luis Salvador, aseguró en la entrevista que mantuvo recientemente con GranadaDigital que el proyecto, que estaba en el programa electoral de Ciudadanos, se va a acometer gracias a la buena sintonía que ahora hay entre el gobierno local y el de la Junta de Andalucía.

La idea, según la propuesta de Ciudadanos, es que sean vehículos clásicos, aunque naturalmente con tracción moderna y una tecnología “actual y sostenible que les permitirá afrontar las pronunciadas pendientes y desniveles con una solución de refuerzo neumático y sin necesidad de cremallera o funicular, para poder convivir con el resto del tráfico”.

De raíles, y en profundidad,  ya se escribió hace algo más de un año en GranadaDigital y seguro que a muchos, los que tienen más edad, ese artículo les traerá a la memoria los antiguos tranvías que discurrían no sólo por el interior de Granada, sino también desde la capital a municipios como Santa Fe, Pinos Puente, Las Gabias, Dúrcal, La Zubia, Fuente Vaqueros, Armilla o Güéjar Sierra. Este último llegaba hasta un paraje conocido como El Charcón y se le llamaba el Tren de Sierra Nevada.

Se quedó allí, pero la idea original era que llegara nada menos que hasta la mismísima cumbre del Mulhacén. Fue un proyecto que no cuajó, como tampoco cristalizaron, bastantes años después, algunas ideas que sí salieron a la luz.

El antiguo tren a Sierra Nevada también desapareció | Foto: Agraft

Por ejemplo, en 2007, el entonces alcalde de Granada, José Torres Hurtado, visitó no una ni dos ni tres, sino cuatro ciudades europeas (Utrecht, Bruselas, Eindhoven y Amsterdam) para, según expresó, “conocer de primera mano tranvías de última generación, en marcha o en fase de implantación, antes de decantarse por un modelo para Granada, para la que apuesta por uno sin catenarias”.

En Bruselas, Torres Hurtado conoció un modelo propulsado por hidrógeno, en Eindhoven le presentaron otro vehículo propulsado por un generador eléctrico que a su vez alimenta unas baterías. Ese modelo permanecía anclado al suelo por unos imanes y era guiado solo. El exalcalde volvió sin tomar una decisión concreta, pero sí decidido a “apostar por un tranvía alternativo al de raíles, que es costosísimo, ruidoso y rígido”.

Ese 2007 fue un año electoral y Torres Hurtado hizo del tranvía urbano una de sus banderas. En el programa del partido al que pertenecía, el PP, prometió un tranvía sin catenarias que sustituiría a la red de autobuses urbanos de la ciudad. Su recorrido, especificó, abarcaría “desde el Palacio de Congresos hasta la zona de los hospitales”.

El tranvía, incidió, sería “la nueva modalidad de transporte urbano de Granada”, un medio de transporte “más silencioso y limpio” que los autobuses” y que se insertaría en una apuesta global por “peatonalizar progresivamente el centro comercial”. De acuerdo con esos planes, el Paseo de los Tristes estaría vedado al tráfico, que se desviaría por la calle San Juan de los Reyes.

Aunque sea desviarse del caso, eso se hizo, aunque la iniciativa duró poco tiempo. No se llevó a cabo, en cambio, la peatonalización de otras zonas, como la calle Pavaneras y su entorno. Y, como puede verse, no hay ningún tranvía en circulación por el centro. El Metro, que, como se dijo al principio, también puede llamarse tranvía, no pasa por ahí y lo más parecido a un tren que se ve en las calles es ese remedo de tren (en realidad, un coche con dos remolques) que es muy del gusto de los turistas y se pasea por la Alhambra y el Albaicín. Y a veces se queda empotrado, aunque eso no sea el objeto de este reportaje.