Los trucos de los estudiantes de la UGR para hacer los exámenes online

Si por algo es recordado el Lazarillo de Tormes es por ser un personaje pícaro y astuto. Y en esto, precisamente, algunos de los estudiantes de la UGR han demostrado que pueden hacerle la competencia al personaje ficticio que nació aproximadamente hace cinco siglos. Aunque es cierto que unos más que otros, los universitarios se las han ideado para obtener alguna ayuda extra en los exámenes que este año nuevamente han vuelto a producirse de forma online en la mayoría de las facultades de la ciudad.

Es por ello que, desde que la Universidad de Granada anunciase hace algunas semanas que en la mayoría de las facultades las pruebas se realizarían de forma online, algunos han mostrado ser más ladinos y han aprovechado las circunstancias para obtener un pequeño beneficio o un impulso necesario en esta convocatoria.

Estudiantes de la UGR, pertenecientes tanto a facultades de ciencias, como de letras y sociales, han reconocido a este periódico haber ojeado los apuntes o haber consultado a algún compañero, mientras que otros cuentan descaradamente  las estrategias que han ideado con sus amigos y compañeros para hacer un buen “trabajo en equipo” a la hora de presentarse a los exámenes.

“Por el grupo de clase ponemos las preguntas que no sabemos. El que sabe la respuesta, la escribe. Así, nos vamos contestando unos a otros. Estamos trabajo en equipo más que nunca”, afirma uno de ellos.

Otra estudiante explica que la manera más fácil de copiarse aún con cámara es teniendo una pestaña abierta en el ordenador con los apuntes en PDF y haciendo búsquedas de palabras clave, sobre todo en su caso, ya que suelen ser temarios muy extensos. “Otro de los métodos que hemos utilizado en mi grupo de amigos de la universidad es abrir un drive e ir poniendo las preguntas desarrolladas para ayudarnos entre todos”, cuenta tras explicar que la mayoría de sus compañeros están haciendo lo mismo.

Aquellos que tienen los exámenes tipo test también han ideado sus propias fórmulas. “Hemos hecho un grupo de Telegram, por eso de que la información es más segura ahí que en WhatsApp. En nuestro caso somos cuatro chicos. Cada uno se encarga de hacer una parte del examen, es decir, cada uno se ha estudiado mejor una parte del temario. Si estamos seguros, enviamos la opción por el grupo de color verde y si tenemos dudas, en naranja. Si alguno la sabe con seguridad, entonces la rectifica”.

“También solemos tener los apuntes a mano para ojear algo que no te sabes bien o por si no estás seguro de la respuesta. Obviamente esto solo lo hacemos con los exámenes que no son con cámara. Cuando los profesores te piden que la pongas, yo no me arriesgo a copiarme”, asegura la estudiante.

La mayoría afirma que copiarse o consultar alguna duda sin cámara es muy fácil. Pero con ella puesta, también tiran de otros recursos. “En mi caso, tengo una pizarra pequeña en mi habitación. Ahí me dejo escritas dudas, fórmulas, todo aquello que me puede servir de ayuda en alguna pregunta”, cuenta otro de los alumnos de la universidad que ha accedido a contar su caso.

Frente a la inmoralidad o la injusticia que esto supone respecto a otros años, todos ellos coinciden en que los profesores no pueden exigirles estar en las mismas condiciones que alumnos de otras generaciones, puesto que la mayoría de sus clases y prácticas se han desarrollado de forma telemática y, por lo tanto, no han tenido el mismo aprendizaje que si se hubiese hecho de forma presencial.