Los últimos defensores de las antigüedades en Granada
Lo que hace menos de un siglo fue un sector próspero y dinámico, hoy apenas mantiene a un puñado de enamorados de la historia que pelean por mantener vivos sus comercios | En una sociedad de obsolescencia programada, los objetos del pasado reclaman a gritos su espacio entre todo tipo de públicos
Este reportaje comienza con una búsqueda como las de antes, con las Páginas Amarillas en mano y el bolígrafo a punto. En este listado de futuro incierto aparecen en Granada 16 comercios relacionados con anticuarios, muy pocos, si se hace caso a la historia oral granadina; cuentan las gentes que, allá por principios de siglo, existían más de veinte anticuarios sólo en calle Elvira. La realidad hoy es que el número final de negocios de este tipo es incluso menor que el reflejado en las guía de consulta, puesto que en la búsqueda se han ‘colado’ varias joyerías y comercios de decoración que no se ajustan a la imagen del anticuario tradicional.
“El otro día me decía un compañero que iba a alquilar su tienda”, explica la joven Marta Castillo, anticuaria y parece, último baluarte del sector en la histórica calle Elvira. Ella refuta las memorias que hablan de un próspero mercadeo de antigüedades en la zona, incluso recuerda la anécdota de un bar que, ante el éxito de la venta de pequeñas antigüedades, terminó por transformarse en un anticuario. Casi como hoy.
Si peculiar es la historia del declive de los anticuarios en Granada, tampoco le va a la zaga el idilio que vive con su negocio Marta Castillo. La joven llegó a este peculiar mundo de los objetos de antaño de la mano de su abuelo, dueño del anticuario ‘R.Gualda’ en calle Elvira. Con el paso del tiempo y la llegada de la jubilación, el negocio se quedó huérfano hasta que la nieta decidió rescatarlo. Ahora, cuatro años después y con la crisis como telón de fondo, Marta echa la vista hacia atrás y recuerda: “me he mantenido porque esto me gusta mucho. Para mí no es casi ni un trabajo. Estar aquí es un lujo para mí aunque no haya habido rentabilidad económica, por lo menos al principio”.
Una historia paralela es la que viven José y Marta Toledano, dos hermanos que hicieron propia la afición de su padre a los objetos antiguos y la numismática –coleccionismo de monedas-. Hace ya una década que esta familia mantiene el anticuario ‘Juno’ en una esquinita de Gran Vía por la que a buen seguro, el lector ha pasado. “A la gente le cuesta entrar […] Algunos incluso preguntan si es un museo”, comenta José Toledano, quien habla de esa ‘frontera’ del escaparate que tanto cuesta abrir. Porque la atención y la curiosidad ya están ahí, sobre todo en un local como el suyo, que se ha especializado en piezas arqueológicas de buena parte de las civilizaciones históricas: romana, griega, fenicia, islámica, egipcia… La dificultad reside en seducir al cliente, en convencerle de que las antigüedades no son un capricho fuera de su alcance.
Y en eso están estos dos anticuarios, levantados a pulso y de forma casi autodidacta por sus dueños, a los que se impone una pregunta: ¿Qué conocimientos hacen falta para llevar un negocio de este tipo? Ante la cuestión, Marta Castillo lo tiene claro: “¡cuantos más mejor!”, reconoce entre risas la joven, que concreta: “mucha historia, arte, avances tecnológicos… incluso ciencia y sociología”.
El suyo no es un negocio fácil de atender, “son muchas horas diarias y esto va saliendo porque estamos todos respaldándolo”, asegura José Toledano. Además, esta profesión, cuentan sus defensores, es muy de buscar y rebuscar, de saber comprar un a buen precio y concederle el valor justo al objeto en cuestión. La compra-venta generalmente suele llegar a través de colecciones privadas, un reto en el que Marta Castillo se siente especialmente cómoda: “es la parte que más me gusta, ir a ver qué descubro”. Ese es precisamente el sentimiento que la anticuaria quiere trasladar a sus clientes…
DESCUBRIR LA PIEZA ADECUADA
A un anticuario entran toda una suerte de clientes que serían imposibles de catalogar. En ‘Juno’ igual se adentra algún curioso al que le ha llamado la atención algo del escaparate, que un coleccionista que sabe perfectamente lo que va a encontrar en el establecimiento de Marta y José. Gente joven con presupuesto ajustado que quiere sorprender a alguien, personas con un alto poder adquisitivo que van a por esa pieza única... hay tantos tipos de clientes como objetos, porque ahí reside el encanto de este negocio, al que uno debe de entrar preparado para encontrar casi de todo: monedas romanas, azulejos arábicos, cuadros del siglo que usted desee, ánforas griegas, hachas de sílex y así, un sinfín de objetos únicos muy ligados a la arqueología, la especialidad de ‘Juno’. “Esta es una crátera de cerámica del siglo IV A.C”, muestra José Toledano, orgulloso de poseer una pieza cuya rareza, antigüedad y originalidad vienen con un certificado de termoluminiscencia que da fe de su autenticidad.
La otra faceta de las antigüedades es la que explota ‘R.Gualda’, que hace suyo el arte del curioseo e invita a perderse entre muebles de aspecto barroco, cuadros de eras ya pasadas o libros que huelen a historia. Ese misterio, esa vida pasada es la que Marta Castillo resalta: “de una pieza de arte contemporáneo lo conoces todo, incluso puedes conocer al artista. Con esto no, las piezas son muy misteriosas”, narra Marta mientras contempla un retablo del renacimiento de autor desconocido: “te plantas frente a la pieza y le dices: venga, háblame”.
EL FUTURO DE LAS ANTIGUEDADES
Recientemente Granada ha comenzado a acoger un mercadillo de antigüedades que se organiza en la plaza Alonso Cano cada primer domingo de mes. Ese ha sido el paso dado por el Ayuntamiento de Granada, que ha respaldado la iniciativa de las dos Martas de crear una Asociación de Anticuarios de Granada. La idea es darle más fuerza al sector, construir comunidad y comenzar a organizar charlas, tal vez alguna exposición… “Queremos reivindicar la rigurosidad y la ciencia que hay detrás de los anticuarios”, sentencia Marta Castillo, quien se muestra optimista de cara al futuro.
Por el momento, la batalla sigue en esa frontera de cristal llamada escaparate. Atraer la atención del cliente y romper la timidez a adentrarse en un tipo de negocio diferente no es fácil. Pero están en ello, siglos de historia les contemplan.
Comentarios
4 comentarios en “Los últimos defensores de las antigüedades en Granada”
Mar
15 de diciembre de 2015 at 13:49
Hola! soy Mar tengo una bacanal de bronce del autor cambronero, su peso es de 36;5 kg. com pie de madera, su precio en internet por si lo quieren ver es de 1960€.
Antonio
7 de enero de 2016 at 15:49
Muchos animos a estas personas para segir a delante con su pasion. Los en amorados de la istoria y de la cultura hos damos nuestro apoyo en esta liz!
jose
9 de marzo de 2016 at 12:23
marta me agrada el comentario ,de promober las antiguedades,en granada y que pena queno aiga una exposicion en granada ,por lo menos una ves al ano.para motibar ,a las personas......
Concepcion santos fernandez
25 de mayo de 2017 at 14:57
Buenas tardes, mi mimbre es concepcion, vivo en el zaidin ,en granada, y una amiga quiere regalar a una tía suya señora mayor una ( fresquera) , ustedes que tienen cosas de otras épocas, ¿ no tendrán por casualidad ese objeto? , en mi niñez lo teníamos en todas las casas ( una especie de pequeño armario hecho con un armazón de madera( listones ) y el resto malla muy tupida , se ponía fuera de las ventanas y se guardaba la comida al fresco, ni los mosquitos podían traspasar la malla.
¿me lo pueden decir? Y si la tienen dirección para decírselo a la interesada, que pueda ir a comprarla.
Muchas gracias.
Conchi