La lucha de Vanesa: cinco años de cárcel por defender sus derechos laborales
La Junta de Andalucía imputa a la limpiadora y a otras dos personas delitos de amenazas, coacción y desorden público por una concentración en la que accedieron a la Delegación de Turismo de Granada
El próximo 1 de febrero, a partir de las 9.00 horas, Vanesa Sánchez, María José Sánchez y Nestor Salvador se enfrentarán a un juicio en el que la pena solicitada es de cinco años y tres meses de prisión para ellos. Un juicio que nunca debería llegar a celebrarse, pues para ellos es un "claro acto de represión sindical".
Los hechos enjuiciados se remontan al 4 de marzo de 2021, día en el que diversos colectivos y sindicatos se concentraban frente a las puertas de la Delegación de Turismo de la Junta de Andalucía de Granada para reclamar la readmisión de Vanesa Sánchez, unas protestas que se venían repitiendo cada viernes desde hacía 18 meses.
La protagonista de esta inverosímil historia es una limpiadora con once años a sus espaldas trabajando en la Delegación de Turismo. Cuando se produjo el traslado de la sede a la avenida de Madrid, lugar en el que actualmente se ubica, así como el cambio de empresa que prestaba este servicio, pasando de Rydalca a la compañía Verdiblanca, Vanesa fue la única de las trabajadoras que no continuó en su puesto. "Aprovecharon el traslado de la sede para despedirme. Se llevaron hasta mi carro de la limpieza y no me llevaron a mi. Se lo llevaron todo, incluidas mis compañeras. La única a la que no subrogaron fue a mi", explica la propia Vanesa unos pocos días antes de enfrentar un juicio cuyo único delito fue defender sus derechos.
Aquel día 4 de marzo, los protestantes presentes en la Delegación de Turismo de la Junta de Andalucía decidieron acceder al edificio para solicitar, vía escrito, un encuentro con el delegado. El acceso a la delegación fue aprovechado para desplegar una pancarta en apoyo de Vanesa y corear algunas consignas. La Policía acudió a la concentración, pero no expulsó a ninguno de los manifestantes y ni siquiera pidió documentación alguna. Una vez el escrito quedó registrado, los manifestantes regresaron a la calle por donde había venido. Ni más ni menos.
Días después, Vanesa, María José y Nestor se encontraron con una citación judicial en el que la Junta de Andalucía los denunciaba por desórdenes públicos, allanamiento del domicilio de una persona jurídica, coacciones y amenazas, delitos por los que el Gobierno andaluz solicita una pena de prisión de cinco años y tres meses para los tres imputados.
"En aquel momento, cuando me despiden, yo ya formaba parte del Sindicato Andaluz de Trabajadores, era delegada sindical. Había puesto ya algunas demandas a la inspección de trabajo porque me faltaba dinero de mis nóminas, además, estaba en contacto con otras limpiadoras por problemas similares. Era un problema para ellos", así explica Vanesa su imputación en este caso, sobre todo, teniendo en cuenta que ella ni llegó a firmar el escrito en la Delegación de Turismo. "A mí me dio un ataque de nervios y me tuve que ir. Me vi en mi antiguo trabajo, rodeada de mis antiguos compañeros y era mucha presión para mí, sobre todo, por lo que ya llevaba pasado. Ni siquiera firmé el escrito, me bajé con una compañera".
El caso de María José Sánchez, hermana de Vanesa y presidenta de Unión Kellys Granada, es aun más llamativo, pues ella ni siquiera llegó a estar presente en la concentración, ni dentro ni fuera del edificio. "Yo no estaba cuando ocurrieron los hechos. Como presidenta de la Unión Kellys Granada apoyamos el conflicto de Vanesa, nos manifestábamos todos los viernes, pero yo ese día no estuve porque tenía que trabajar".
Aun sin estar presente cuando se accedió a la Delegación y se desplegó la pancarta, María José está imputada al igual que su hermana, un hecho que, reconoce se hace por "taparnos la boca, quieren quitarnos de en medio". La presidenta de las Kellys señala que, aunque no estuvo en aquella protestas, "los vigilantes de la Delegación me conocían porque he ido muchas veces a recoger a mi hermana y he estado en otras manifestaciones. La única a la que conocían es a mí, iban a dar mi nombre sí o sí. Esto es un ataque a nuestra asociación con todas las letras".
A la larga lista de acontecimientos extraños que giran en torno a este caso se suma el día que Vanesa Sánchez recibió la primera notificación judicial. "La policía se presentó en mi casa, donde estaban mis dos niñas pequeñas, diciendo que debía recoger la citación o me ponían en busca y captura. Hicieron lo mismo con mi hermana. Tuve que llamarla por teléfono y pedirle que me diese sus datos para dárselos a la policía, sino la pondrían a ella también en busca y captura. Así hasta cuatro veces, montando un espectáculo en mi calle para entregar una simple notificación".
Vanesa cuenta además que este caso fue desestimado en un primer momento, pero que fue el delegado de Justicia quien decidió abrirlo y continuar con las acusaciones. "Él", respecto al delegado, "me dijo que no iba a dar su brazo a torcer. Pensaba que podía pisarme porque yo era una simple limpiadora".
Los últimos años han sido duros para Vanesa. Esta mujer sufre una enfermedad cardíaca degenerativa, lleva implantado un desfibrilador y la tormenta emocional y personal que está viviendo no ayuda a su salud. En muchos momentos, Vanesa ha pensado que abandonar, en dejar de pelear, pero ella quiere “un mundo justo para mis hijas y para las mujeres. Que tengamos unas condiciones dignas y que se nos valore, sobre todo, después de todo lo que hemos sufrido las limpiadoras con la pandemia”. Vanesa, María José y Néstor seguirán luchando para que se haga justicia, para que a Vanesa le den lo que por derecho le corresponde y nada, ni nadie, los callará.