Luke Maye salva a un Covirán Granada con mucho por mejorar

La reacción de los rojinegros en el último parcial y los 24 puntos del estadounidense dan la victoria a un conjunto rojinegro que deja muchas dudas

Partido de pretemporada entre el Coviran Granada y el Melilla en el palacio de los deportes
Los rojinegros se llevan el triunfo por 83 a 73 | Foto: Antonio L. Juárez
Ainoa Morano
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Sigue quedando demasiado camino por recorrer. Al igual que en el encuentro de pretemporada disputado ante Casademont Zaragoza había que admitir que los rojinegros hicieron un buen partido y se veían ciertos detalles muy positivos, en esta ocasión hay que reconocer que se esperaba mucho más. Acabó venciendo Covirán por 83 a 74, pero las sensaciones, esta vez, no han sido buenas.

Cualquiera que vaticinase que el partido iba a ser un paseo para Covirán Granada al tener como rival a un equipo de LEB Oro se equivocaba por completo. Apostó Pablo Pin por un quinteto inicial formado por Pere Tomás, Petit Niang, Thomas Bropleh y Alex Renfroe. Los dos primeros triples de los rojinegros podrían hacer pensar que se vería un encuentro con una superioridad abrumadora desde el tiro exterior. Nada más lejos de la realidad. Melilla jugó muy bien sus cartas, quizás aconsejados por Joan Pardina. Su superioridad a nivel defensivo hizo que los de Pablo Pin entrasen en un circulo de frustración y errores ofensivos que parecía insalvable. Llegó a colocarse ocho arriba Covirán Granada, sin embargo el conjunto melillense acribilló a los rojinegros desde el tiro exterior para endosarle un parcial de 1 a 11 y cerrar el primer cuarto con una ventaja de dos puntos (17-19).

Movió banquillo Pablo Pin en varias ocasiones. Probó con un quinteto conformado por jugadores que ya se conocen como Ramón Vilá, Jacobo Díaz, Petit Niang y Christian Díaz, acompañados de un recién llegado como Álex Urtasun. La combinación no dio resultados. Volvió a mover fichas el técnico granadino apostando en pista por los recién llegados. Tampoco surtió efecto y Melilla se colocó con ocho puntos de ventaja (24-32).

Los de Óscar Lata firmaron un gran encuentro, ese mérito no se lo quita nadie, pero no cabe duda que parte de su acierto deriva de unos errores incomprensibles por parte de los rojinegros. Fallos que provenían, en gran parte, por falta de confianza. Tuvo Pere Tomás uno de sus famosos triples, esos que la temporada pasada ni se pensaba si lanzarlos o no, se los jugaba siempre, pero esta vez decidió pasar el balón y la jugada acabó en pérdida. Descanso y nuevamente por debajo en el marcador (38-40).

La actitud a la vuelta de vestuarios no cambió en exceso. El partido se volvió muy espeso, con varias jugadas erradas consecutivamente y con ambos equipos sin poder plasmar sus ideas claramente sobre el parqué. En el ecuador del tercer cuarto, Petit Niang sufrió un duro golpe en la cara en la pelea por un rebote. El pívot senegalés quedó tendido en el suelo durante al menos un minuto, tiempo en el que ninguno de sus compañeros acudió a ayudarlo o a preocuparse por él. Puede ser un detalle insignificante, pero refleja a la perfección lo que estaba ocurriendo en la pista. No había juego en equipo. Intentaba un triple Maye, una penetración Christian Díaz, un mate Petit Niang, pero no había miradas, palabras o un mínimo gesto, la compenetración era nula. Ojalá que esa conexión de la que tanto se ha hablado sobre esta plantilla no se haya perdido y solo sea un mal partido.

El choque ante Melilla no será recordado como el mejor encuentro de pretemporada de la historia, pero seguro que tanto la plantilla como Pablo Pin sacan muchos detalles de los que aprender y mejorar. Al final de eso se trata, de ir puliendo poco a poco el juego del equipo para llegar al inicio de la temporada en las mejores condiciones. Un aspecto que sin duda aun hay que aprender y, sobre todo, asimilar será el saque rápido, la nueva norma instaurada por la ACB para esta temporada. A esto habrá que sumarle, sin lugar a dudas, el aumento de la intensidad y la concentración que tanto pide Pablo Pin en el rebote.

Aunque, si hay algo que este equipo no tiene que aprender, que lo lleva en sus genes es el luchar hasta el último momento. Ya sea por superioridad física o simplemente por mero orgullo, los rojinegros han vuelto a firmar un último cuarto de esos que tanto gustan en el Palacio, de esos que levanta a toda la grada y lleva a creer en la victoria. Sin un juego espectacular, los granadinos tiraron de garra y de los puntos de Luke Maye para llevarse un triunfo que costó más de lo esperado. Apenas quedan 20 días para que arranque la Liga Endesa y el Covirán Granada ha mostrado luces y sombras en su juego. Sigue quedando camino por recorrer, pero el tiempo apremia y no se puede depender solo de la muñeca de Maye.