La magia de la Navidad llega a Ucrania pasando por Granada

El ropero solidario ubicado en Pedro Antonio de Alarcón atiende a decenas de refugiados diariamente y, este 5 de enero, repartirá juguetes a los más pequeños para que ninguno se quede sin su regalo de Reyes

Ropero solidario para refugiados ucranianos -- Celia Pérez-28
Este jueves se repartirán juguetes para que los niños no pasen el día de Reyes sin un regalo | Foto: Celia Pérez
Ainoa Morano
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Para muchos, la Navidad es sinónimo de reencuentros, cenas familiares, regalos y celebraciones. Sin embargo, el verdadero espíritu de estas fiestas reside en los detalles más pequeños e insignificantes, esos gestos que, sin que se perciban a simple vista, te hacen mejor persona. En este mundo donde la vida pasa tan rápido, el trabajo consume a la población poco a poco y el consumismo está a la orden del día; la solidaridad se abre paso para llevar la magia de la Navidad hasta Ucrania, eso sí, pasando por Granada.

Ubicado en Pedro Antonio de Alarcón, concretamente en el número 40, se encuentra un pequeño ropero solidario que busca que, este próximo 6 de enero, ningún pequeño se quede sin su regalo de Reyes. Aunque su función principal pasa por proporcionar ropa a la población ucraniana exiliada por la guerra, la llegada de las fiestas navideñas ha hecho que la iniciativa, que cuenta con el respaldo de la Diócesis de Granada, comience a recibir juguetes para entregarlos este 5 de enero.

Desde las diez de la mañana, hora en la que el ropero solidario abre sus puertas, hasta las una de la tarde, decenas de personas pasan por este pequeño local donde encuentran, además de ropa y otros enseres que puedan necesitar, un refugio donde sentirse como en casa.

Ropero solidario ubicado en Pedro Antonio de Alarcón, número 40 | Foto: Celia Pérez

Esta labor cuenta con la ayuda de Ana, Mari Carmen y Mari Cruz, así como de Anna y Karina, dos chicas ucranianas que solo buscan un lugar en el que puedan aportar su granito de arena y que, además, sirven de traductoras para aquellas personas recién llegadas a la ciudad y que aun no se defienden con el español. Mari Cruz, coordinadora del proyecto, explica que en el ropero solidario se puede encontrar de todo, desde ropa de mujer, de niños y hombres, hasta sábanas, mantas, toallas, juguetes e incluso enseres para el hogar.

Cerca de unas 100 personas acuden diariamente a este punto de Pedro Antonio, no solo en busca de aquello necesitan, sino también, para entregar cajas y cajas de ropa y juguetes. José Ángel Teruel es el “relaciones públicas” particular de este ropero solidario. Cada mañana se coloca a las puertas del local para informar a toda persona que pasa por la calle y que mira con curiosidad la bandera ucraniana que aparece en el cartel de entrada del establecimiento. Con unos medios limitados, Jose Ángel, Ana, Mari Carmen y Mari Cruz han conseguido que todo un barrio se vuelque con los más necesitados.

"Aunque solo podemos darle ropa a los ucranianos, algo con lo que no estamos de acuerdo, tratamos de colaborar con otras asociaciones cuando vemos que tenemos demasiada ropa acumulada en el ropero. Ahora, con la llegada de los Reyes Magos, queremos que todos los niños puedan tener aunque sea un regalo. Cuando los refugiados ucranianos pasan a ubicarse en pisos, se olvidan de ellos. Nosotros queremos seguir preocupándonos por ellos y por los más pequeños. Ningún niño se puede quedar sin un juguete en estas fechas".

El proyecto comenzó hace casi un año. Los primeros pasos se dieron en el Seminario Mayor, lugar donde, en cajas, los ucranianos refugiados en Granada podían acudir en busca de la ropa necesaria. "En aquel momento, lo teníamos todo en cajas y ellos tenían que agacharse a rebuscar para encontrar lo que necesitaban. Era una situación un poco denigrante, por eso buscamos la forma de tener un local más decente y nos cedieron este", explica José Ángel. Aunque algo pequeño, el espacio prestado sirve para atender personalmente a las personas que allí acuden y para, por lo menos, tener cierto orden.

Mari Cruz (con bata blanca), coordinadora del proyecto | Foto: Celia Pérez

Un ropero que sirve de refugio

"Yo estoy completamente enamorada de ellas”, así explica Mari Cruz la relación que mantiene con muchas de las mujeres ucranianas que actualmente residen en Granada. La coordinadora del proyecto explica que en un principio, “ellas eran muy serias y muy reservadas, obviamente, por la desgracia que les estaba tocando vivir". Aun así, después de varios meses tratando con ellas casi a diario, Mari Cruz asegura que "hemos conseguido que sonrían y se olviden de lo que está ocurriendo en su país".

Adoptando costumbres españolas como la de saludar con dos besos, las refugiadas tratan de asentarse en la ciudad que les a abierto los brazos para darles un nuevo hogar. "Son muy agradecidas. A mí cada dos por tres me traen algo para agradecer el trabajo que hacemos por ellas y sus familias", explica Mari Cruz.

Aunque se intenta dejar la guerra a un lado y no hablar de ello, el ropero solidario también sirve como un refugio para la mente y los sentimientos que desgarran el alma de miles de personas. "Hemos reído con ellas, pero también hemos llorado. Lo que están viviendo es muy duro. Por ejemplo, Natalia era una chica ucraniana que estaba aquí en Granada, pero tuvo que volver a su país porque su padre estaba muy enfermo y su marido, que tenía cáncer, no podía hacerse cargo de él. Todos lloramos cuando tuvimos que despedirnos de ella. Ahora, nos cuenta que está a 30 grados bajo cero, sin gas ni electricidad y con muy poca comida".