Malas madres
Hoy quiero compartir una reflexión, hoy voy a hablar como madre de una niña de 3 años y mujer trabajadora. Hoy voy a hablar de la conciliación familiar.
Quizá “me desvíe” del tema que ocupa a este espacio, la logopedia, o quizá no, puesto que en esta profesión el mayor porcentaje de trabajadores somos mujeres y estoy segura de que muchas de ellas se sentirán identificadas. También estoy segura de que muchas otras mujeres se sentirán reflejadas y otras no comulgarán con lo expuesto en el presente artículo. En cualquier caso, y siempre desde el más profundo respeto hacia la elección de cada mujer, me gustaría compartir mis propias reflexiones sobre el modelo de maternidad actual.
Como bien he comentado soy madre de una niña de 3 años, tengo una empresa y trabajo entre 10 y 12 horas al día incluyendo sábados y domingos. ¿Cómo compaginar mi actividad profesional con la familiar? Pues francamente, como puedo. ¿Me convierte en una madre ausente? ¿Me convierte eso en una mala madre? ….
Recuerdo que cuando me quedé embarazada, además de asustarme, empecé a investigar por internet sobre la maternidad….todo eran pañales, biberones, cómo criar a un hijo feliz, cómo darle de comer, de beber, cómo jugar con él, pantalones para embarazadas, fajas para embarazadas, todo el mundo te da consejos, te toca la barriga, te dice lo que tienes que hacer o cómo educar a tu hijo….todo y todos te lo describen como la mejor época de la vida, la más feliz y la más bonita…..y …..perdón, discrepo. Discrepo y mucho.
Para mi ser madre es una faceta más en la vida, una muy bonita pero no la única. Me niego a convertirme en lo que todo el mundo espera de una madre o en lo que la sociedad ha ”programado a las mujeres”. ¿Tenemos las mujeres que renunciar a tener un trabajo en el que crecer?¿tenemos que r enunciar las mujeres a tener inquietudes, ilusiones?¿tenemos las mujeres que renunciar a nuestro propio desarrollo personal? ¿son compatibles las dos cosas? desde mi punto de vista sí. Quizá no como me pide la sociedad que lo haga pero no por ello peor.
En la clínica tenemos una familia, para mí un modelo de familia. Les admiro y les respeto profundamente porque para mí, ellos son mi modelo de familia. Padre y madre trabajadores, ambos con altos cargos directivos de empresas, padres de 3 hijos y el más mayor tiene 9 años. Uno de ellos tiene una discapacidad auditiva y por eso acuden con nosotros. ¡Vienen desde Córdoba todas las semanas desde hace 6 años!.
No hay niños más felices, educados, trabajadores y respetuosos. Niños con unos valores excepcionales que, pese a que sus padres viajan o trabajan mucho han crecido educados en el cariño, respeto, trabajo duro etc
Si algo sabemos todos aquellos que no tenemos mucho tiempo libre es que cuando lo tenemos lo disfrutamos, lo disfrutamos de verdad. Un día libre es oro, un vino con los amigos es oro, un día de piscina con la familia es oro…
El problema surge cuando la mujer hoy en día todavía se siente juzgada por tener este concepto de maternidad.
Trabajo con niños, conozco a los niños. Se perfectamente cómo conseguir de ellos lo que necesito .Los niños son juego, son fantasía, son atención. Si les pides que hagan lo que quieres a través de un juego o un cuento, ellos lo hacen ,sólo hay que pintárselo divertido …pero lo niños son personajitos muy muy listos que comprenden mucho más de lo que creemos y retan mucho más de lo que creemos. No podemos sobreprotegerlos. No podemos hacer que vivan entre algodones con todo tipo de caprichos. Los niños tienen que caerse, levantarse, aprender de los errores, tolerar la frustración de un “no”, tiene que aprender a ganarse las cosas trabajando…tenemos que enseñarles a vivir.
Los niños crecen y crecen muy rápido. La adolescencia hoy en día empieza a los 10-12 años. Un mujer tiene la elección de decidir, de elegir quedarse al cuidado de sus hijos o de desarrollar otras facetas personales y/o profesionales. El cómo hacerlo o cuándo hacerlo es sólo una decisión de cada núcleo familiar.
Mi hija sabe lo que es trabajar, sabe que a su mamá le encanta su trabajo y que en su clínica (“quiniquita” como dice ella) ayuda a otras personas a ponerse buenas, sabe que para comprarse uno de esos huevos sorpresa ha de trabajar y sólo entonces su mamá le dará el “eurito” que vale .Mi hija acepta y comprende que no puedo estar con ella siempre.
¿Soy entonces mala madre? ¿somos entonces malas madres? Quizás, tal vez. Pero orgullosa de serlo en ese caso.
¡Feliz Semana!