Mancillar un escudo (y II)
La opinión del periodista deportivo Rubén Cañizares
Decíamos la pasada semana que lo menos noticioso era que el Granada se hubiera marchado a a Segunda. Desde el mismo momento que se cerró el mercado estival de fichajes el equipo nazarí estaba ya en esa categoría. Hubo gente que prefirió ponerse una venda y dar un patadón hacia adelante, pero el Granada, gustara o no, estaba descendido desde la primera jornada. Otra cosa era cómo gestionar la caída, y aunque solo queda una jornada ya para bajar el telón, la temporada todavía puede ser más ridícula.
El sábado, el conjunto rojiblanco bajó a último puesto de la clasificación, superado por Osasuna, también en Segunda. Ni siquiera el honor de no ser el último va a conseguir salvar el Granada. Lo que ha hecho Tony Adams en este rush final de la Liga no tiene nombre. Ni debería tenerlo. Permitir que el británico sea uno de los protagonistas a la hora de confeccionar la plantilla de la próxima campaña es regalar dinero y tiempo.
Sus últimas perlas son otro nivel: «A estas alturas de la temporada, este grupo no está bien físicamente porque no se hizo una pretemporada correcta», dijo antes del partido en El Sadar. «No merecimos perder. Estoy animado con esta versión del equipo», reflexionó tras dicho encuentro. Cada análisis que hace sonroja más. Es ley de vida que un equipo como el Granada descienda de Primera a Segunda, pero las formas son inadmisibles. Por suerte, el viernes acaba esta penitencia.