Las mujeres de Granada reivindican un feminismo sin fronteras en un 8-M marcado por el Covid y la lluvia
Miles de manifestantes recorren el centro de la capital en una marcha que cumple con todas las medidas de seguridad
Una lucha en pie de igualdad, obrera y con conciencia de clase. El 8-M cambia de forma, pero no de fondo. La batalla por conseguir una sociedad plenamente justa, más allá de hombres y mujeres, ha vuelto a ser protagonista de la manifestación que este lunes ha recorrido las calles del centro de Granada, como se puede ver en el vídeo que acompaña a esta noticia, también disponible en el canal de Youtube de GranadaDigital.
Bajo la polémica suscitada por quienes censuraban lo oportuno o inoportuno de la marcha en plena pandemia -un asunto que ya trajo polémica el año pasado, precisamente en los albores del Covid-, aunque con todas las medidas de seguridad, miles de mujeres, y también algunos hombres, han desfilado desde el Triunfo hasta el Paseo del Salón para exigir el blindaje de los derechos de las trabajadoras.
Dadas las circunstancias actuales derivadas de la pandemia de coronavirus, las asociaciones convocantes decidieron no llamar a una participación masiva. Por eso, la convocatoria de este año ha tenido un carácter más simbólico que otra cosa. Y, por supuesto, con estrictas medidas de seguridad para evitar que el 8-M pueda extender la propagación del virus.
Sólo cuatro mujeres -una por asociación convocante- estaban autorizadas a desfilar en la cabecera de la manifestación portando la única pancarta permitida. Además, se ha prohibido compartir el material, sobre todo los megáfonos. Una Comisión de Cuidados formada por 30 personas ha supervisado el normal desarrollo de la movilización tanto en la cabecera como en la cola y también en los flancos derecho e izquierdo. Para garantizar el distanciamiento social, las plataformas han pintado en el suelo marcas viales con las que las manifestantes podían saber su lugar en el inicio.
Tras llegar al Paseo del Salón, las plataformas convocantes -entre las que se encontraban algunos sindicatos- han leído un manifiesto. Antes de la lectura, se ha realizado una 'performance' para escenificar la lucha del movimiento feminista. Acto seguido, una actuación flamenca ha puesto el colofón a una jornada reivindicativa a la par que festiva que, además, se ha desarrollado con un escrupuloso cumplimiento de la distancia social en todo momento. Una circunstancia aún más palpable en la marcha de este 8-M que en otras de las varias que se han convocado desde marzo del año pasado con mucha menos polémica.
El manifiesto estaba fundamentado en varios puntos mínimos. La precarización de los cuidados, la opresión machista o el antirracismo han sido el eje central de la lectura en la que se ha pedido la consumación de la Ley Trans, la derogación de la de Extranjería o la Reforma Laboral o ratificar el Convenio 189 de la OIT que equipara los derechos de las trabajadoras del hogar y los cuidados con las del resto.
También han exigido aprobar medidas contra la brecha salarial y en materia de pensiones, así como combatir la externalización y subrogación de servicios y la municipalización de la ayuda a domicilio. Reforzar las inspecciones laborales, velar desde las instituciones por el cumplimiento de los planes de igualdad, unos servicios públicos de calidad, la subida del SMI o la creación de una Renta Básica Universal han completado la batería de peticiones a la administración. Y, por supuesto, poniendo el acento en la maternidad y la eliminación de las violencias contras las mujeres.
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