Una ola blanca con la voz de Spiriman: "Mi salud no se vende"
Alrededor de 2.500 personas se manifiestan en Granada para reclamar una sanidad pública "digna y de calidad", con momentos para el recuerdo a Jesús Candel
Chema Ruiz España
El sol del mediodía cae sobre la fachada del Clínico San Cecilio, en cuyo interior médicos y personal de enfermería se van viendo desbordados conforme envejece el domingo, mientras al otro lado la corriente impulsa una ola blanca. A la entrada del área de Hospitalización, aguarda un puñado de personas, disgregadas en diferentes corros, hasta que se alzan las pancartas y comienza la batucada. De inmediato, el grupo comienza a crecer, al paso que recorre la Avenida Jesús Candel. De entre la gente, emerge un grito, que para quienes observaban a distancia resulta convincente: "¡Por nuestra sanidad!". La marcha comienza y el caudal del cortejo continúa aumentando en lo que discurre por las calles del Zaidín hasta rondar, según la estimación trasladada a GranadaDigital por la Policía Nacional, las 2.500 personas. En el camino, sus gargantas se desgañitan reclamando un sistema sanitario público "digno y de calidad", y en cada grito, la voz de Spiriman: "Mi salud no se vende".
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"Salimos a la calle porque la sanidad pública andaluza está herida de muerte. La corrupción sistémica ha invadido todas las instituciones sanitarias. Hoy queremos reivindicar una sanidad pública digna, porque las listas de espera son interminables, las agendas están cerradas y no se puede pedir cita en los centros de salud", sostiene a la cabeza de la manifestación Luis Escribano, presidente de la Asociación Justicia por la Sanidad. A su espalda, miles de granadinos y personas llegadas desde varios puntos de España extienden la marcha a lo largo de más de 250 metros. Personas de todas las edades, incluso familias completas sin la excepción de mascotas, que han ido recorriendo las calles de la ciudad hasta desembocar en la explanada del Palacio de Congresos.
Las listas de espera, foco de la indignación
"No queremos más listas de espera", proclama una de las decenas de pancartas que sobresalen en el tumulto. "Menos asesores y más trabajadores", exclaman al unísono los manifestantes en lo que bordean el hospital del Parque Tecnológico de la Salud. Al paso del cortejo, algunos sanitarios se asoman a los accesos del Clínico para, en un breve paréntesis, respaldar la manifestación. El desfile les devuelve el reconocimiento con un improvisado aplauso y abrazos que tatúan la emoción en el rostro de algunas enfermeras. "Más profesionales en nuestros hospitales", pide el cortejo, que interpela directamente al presidente de la Junta de Andalucía. "Se mueren los pacientes y Juanma (Moreno Bonilla) sigue ausente", censura.
"Mi salud no se vende", reza el cartel de una manifestante | Foto: C. R. E.
De repente la marcha hace una pausa y resuena el recuerdo de Spiriman. "¡Yeah!", gritan al unísono los manifestantes, que continúan cantando "Jesús, amigo, Granada está contigo". Entre el homenaje, hay quien se sorprende de la participación, aunque con inconformismo. "La verdad es que la gente se ha animado, pero debería haber más personas", sostiene Mari Carmen hacia el final de la concentración. Algo más adelante, José y Beatriz coinciden. "Es que las listas de espera llegan a los 20 días. ¡Tres semanas! Y para mi hijo, Diego, hasta seis meses. Los servicios de urgencias, colapsados. Es vergonzoso", lamentan. A pocos metros, un gran cartel blanco "contra la mafia sanitaria política".
"La corrupción es brutal en las contrataciones y en los conciertos sanitarios. Podríamos enumerar una relación enorme de los grandes vicios que tienen nuestras instituciones públicas", prosigue Escribano, en lo que la marcha se dirige al rompeolas entre cánticos en defensa de la atención primaria. Una vez allí, tras la lectura del manifiesto, el recuerdo a Jesús Candel ha confluido a un homenaje al que fue el primer presidente de la Asociación Justicia por la Sanidad. Al aire, otra pancarta, esta de color naranja, que define las listas de espera como "la primera vergüenza". "Sin recortes, sin corruptos, sin privatización y sin enchufes; más camas, más profesionales, más medios y más transparencia".
