"Me gustaría creer que un terremoto como el de Lorca causaría menos daños en Granada"
El Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos -IAG- se encuentra en el Campus de la Cartuja, en un lugar privilegiado desde el que se domina el valle que da cobijo a más de 500.000 personas. En esta institución, la más importante de España en el área sísmica, se registra todo lo que sucede bajo los pies de los granadinos. Y sucede mucho, como el martes pasado pudieron recordar buena parte de los vecinos de Ogíjares, La Zubia, La Malaha, Alfacar y Otura, quienes sintieron un terremoto de 3,5 grados en la escala Ritcher.
Aunque inocuos, este tipo de sucesos sísmicos suelen despertar una serie de preguntas entre la ciudadanía, cuestiones para las que tienen respuesta José Morales y Mercedes Feriche, director del IAG y responsable del área de prevención, respectivamente.
P: ¿Piensa que la ciudadanía granadina es consciente de vivir en una zona de especial sensibilidad tectónica?
J. M: En términos generales la memoria es muy flaca. Eso pasa hasta en países donde tienen terremotos grandes cada poco tiempo. Cuando pasa el tiempo la gente se olvida... así que sí, la gente sabe que hay terremotos en Granada pero no tiene especial sensibilidad para adecuarse realmente a este problema en el que estamos.
P: Precisamente, ¿cree que se debería preparar desde los centros formativos a los ciudadanos para actuar ante un terremoto?
J. M: Sin duda. Y quienes mejor aprenden son los niños pequeños. En los colegios e institutos debería explicarse cómo actuar ante terremotos. Sería esencial, aunque me consta que de alguna forma se intenta hacer.
La gente sabe que hay terremotos en Granada pero no tiene especial sensibilidad para adecuarse realmente a este problema
P: Porque en general… ¿la población de Granada sabría actuar?
J. M: Creo que no porque el pánico domina a la razón en ese momento. Actuamos conforme al instinto de protección aunque ese instinto muchas veces te lleva a que sufras daño.
P: Granada ha sido una región históricamente ligada a los terremotos. El caso más recordado es el sismo de Arenas del Rey en 1884, en el que murieron alrededor de 1.000 personas y todo un pueblo quedó destruido.
J. M: No podemos catalogar al sur de España o a Granada como una zona de actividad sísmica alta porque no lo es. Si comparamos con otras regiones en el mundo, los niveles de actividad están muy por encima de los nuestros. Lo catalogamos como una región sísmica moderada y dentro de Europa sí estarían Italia y Grecia con un nivel de peligrosidad mucho más alto que el nuestro.
Actuamos conforme al instinto de protección aunque ese instinto muchas veces te lleva a que sufras daño
P: Y si ahora tuviera lugar ahora un terremoto similar al del siglo XIX…
J. M: Eso es difícil de decir… Es un terremoto que queda relativamente lejos de la capital, un terremoto de magnitud 6.5 aproximadamente y los daños tendrían que ver con la tipología constructiva. Normalmente en los pueblos dominan construcciones más antiguas.
P: ¿Están menos preparados?
J. M: Tanto en la capital como en los pueblos tenemos tipologías muy diferentes de edificios. Hay construcciones relativamente modernas que sí se adaptan a la normativa y luego están las de las anteriores a los años 70, que no están construidas bajo la normativa antisísmica. Los edificios más recientes sí deberían aguantar bien, es decir, que la estructura no colapse. ¿Cómo van a responder las antiguas? Cada se ha hecho de manera diferente…
No podemos catalogar al sur de España o a Granada como una zona de actividad sísmica alta porque no lo es
P: Y casi igual de importante, ¿cómo hay que actuar en caso de terremoto?
J.M: Es importante que la gente sepa qué hay que hacer antes, durante y después de un terremoto.
M.F: Me gustaría recordar que es vital que la gente no colapse las líneas telefónicas. Esto es algo que pasó en Lorca, por eso siempre digo que hay que mandar SMS en lugar de llamar.
P: Existe cierta confusión al emplear la escala de Ritcher y el término intensidad sísmica.
J. M: Son dos conceptos diferentes. La escala de Ritcher evalúa lo grande que es un terremoto en términos de energía, de cuanta energía libera. La intensidad valora el grado de percepción de la población y los daños que ha generado ese terremoto. Un terremoto de grado IV puede tener intensidad I, es decir, que sólo quedaría registrado pero que nadie habría percibido.
P: Tenemos reciente el terremoto de Lorca, del año 2011, en el que llama la atención el número de fallecidos y de daños materiales en relación al grado en la escala de Ritcher que alcanzó. ¿Por qué ocurrió?
J. M: Estaba muy cerca de Lorca. Apenas a cuatro kilómetros de profundidad y tres o cuatro de distancia. Es muy cerca. También concurrieron otros factores. En este caso la mayor parte de la energía que liberó el terremoto la focalizó hacia la ciudad de Lorca. Otro factor fueron las propias construcciones, con elementos antiguos… Hubo fallecidos esencialmente porque les cayeron encima elementos que no estaban bien fijados a los edificios.
La intensidad valora el grado de percepción de la población y los daños que ha generado ese terremoto
P: ¿Qué efectos tendría un terremoto similar al vivido en Murcia aquí, en la provincia de Granada?
M.F: Me gustaría creer que un terremoto como el de Lorca causaría menos daños en Granada. Por ejemplo, si sucediera en la zona de Sierra Elvira, creo que produciría menos daños, sobre todo por el tipo de terreno.
Una cosa que aprendimos de Lorca: no existen protocolos de actuación tras un terremoto a nivel local. Allí nadie tenía ni idea de qué hacer, se encontraron con una masa de técnicos que se ofrecían para ayudar y no sabían cómo dirigirlos, qué hacer. Creo que ellos están desarrollando un plan municipal, un protocolo. Yo propongo una ficha muy sencilla con pasos a seguir. Lo ideal es que ellos tengan la ciudad dividida en sectores y que cada uno de los técnicos municipales sea el responsable de uno de esos sectores, para que cuando venga gente de fuera a evaluar los daños, todo esté organizado.
Hasta el momento, Granada Digital no ha podido confirmar que el Ayuntamiento de Granada tenga un protocolo de actuación en caso de terremoto
[accordion title1="Escala de Intensidad " text1=" ESCALA DE INTENSIDADES DE MERCALLI MODIFICADAI. No es sentido. Sólo lo registran los sismógrafos.
II. Es sentido por personas que se hallan en reposo, en edificios altos o en lugares que favorecen la percepción.
III. Es sentido en el interior de las habitaciones. Los objetos colgantes se balancean. La vibración es parecida al paso de un camión ligero. Es posible estimar su duración. Puede no ser considerado como un sismo.
IV. Los objetos colgantes se balancean. Vibración, semejante al paso de camiones pesados, o se percibe una sensación como si una pelota pesada golpeara las paredes. Los carros estacionados se mecen. Las ventanas, los platos y las puertas traquetean. Los vasos tintinean. Los cacharros chocan. En el rango superior de IV las paredes y armazones de madera rechinan.
V. Es sentido fuera de las casas; puede estimarse su dirección. Las personas dormidas despiertan. Los líquidos experimentan alteraciones; algunos se derraman. Los objetos inestables y pequeños se mueven, así como las celosías y los cuadros. Los relojes de péndulo se detienen, echan a andar o cambian de velocidad.
VI. Es sentido por todos. Muchas personas se asustan y salen corriendo de sus casas. Se dificulta caminar. Las ventanas, platos y objetos de vidrio se rompen. Adornos, libros, etc., caen de los estantes. Los cuadros se desprenden de las paredes. El mobiliario se mueve o cae. Se agrieta el yeso débil y las construcciones tipo D. Suenan las campanas pequeñas (iglesias, escuela). Los árboles y los arbustos se sacuden (visiblemente) o se escucha la agitación de sus ramas y hojas.
VII. Es díficil permanecer de pie. Los automovilistas sienten cómo se agita el piso. Los objetos colgantes vibran. Se rompen los muebles. Daños a construcciones tipo D, incluyendo grietas. Las chimeneas débiles se parten al nivel del techo. Se produce caída de yeso, de ladrillos sueltos, de piedras, de tejas, de cornisas, de parapetos sin apoyo y de ornamentos arquitectónicos. Se abren algunas grietas en las construcciones tipo C. Se observan olas en los estanques; el agua se enturbia con lodo. Hay derrumbes y aludes en los bancos de arena o grava. Tañen las campanas grandes. Los canales de irrigación quedan dañados.
VIII. Se dificulta conducir un vehículo y quizá hasta se pierde el control del auto. Daños a las construccicones tipo C; colapso parcial. Algunos deterioros en las construcciones B; ninguno en las construcciones A. Caída de estuco y de algunas paredes de ladrillo. Torcedura y caída de chimeneas (casas y fábricas), monumentos, torres, tanques elevados. Las casas de armazón son movidas de sus cimientos si no están aseguradas a ellos. Se rompen las ramas de los árboles. Cambios en el flujo o la temperatura de manantiales y pozos. Grietas en terreno húmedo y en pendientes empinadas.
IX. Pánico general. Las construccciones son destruidas: las de tipo C quedan gravemente dañadas o, a veces, se caen del todo y las de tipo B quedan dañadas seriamente. Averías generales a los cimientos, y muy serias a las cisternas y presas. Las tuberías subterráneas quedan rotas. Grietas conspicuas en el terreno. En las zonas aluviales, la arena y el lodo son arrojados a las orillas, surgen las llamadas fuentes de terremoto y se abren cráteres de arena.
X. La mayor parte de las construcciones de mampostería y de armazón, así como sus cimientos son destruidos. Algunas estructuras y puentes, cuidadosamente construidos caen. Hay daños serios en presas, diques y terraplenes. Se producen grandes aludes. El agua es arrojada a la orilla de canales, ríos, lagos, etc. La arena y el lodo son desplazados horizontalmente en playas y terrenos planos. Los rieles de las vías de ferrocarril se doblan levemente.
XI. Los rieles quedan doblados considerablemente, y las tuberías subterráneas completamente fuera de servicio.
XII. La destrucción es casi total. Grandes masas de roca son desplazadas. Las líneas de nivel quedan distorsionadas. Los objetos son arrojados al aire.
Construcciones A: Trabajo, concreto y diseño buenos; reforzadas, en especial lateralmente, y amarradas usando acero, concreto, etc.; diseñadas para resistir fuerzas laterales. Construcciones B: Trabajo y concreto buenos; reforzadas, pero no diseñadas especialmente para resistir fuerzas laterales. Construcciones C: Trabajo y concreto ordinarios; sin debilidades extremas, como falta de amarres en las esquinas, pero tampoco reforzadas ni diseñadas contra fuerzas horizontales. Construcciones D: Materiales débiles como adobe; concreto pobre; baja calidad de mano de obra; débiles horizontalmente." ]
P: Porque hay zonas de Granada que son más sensible que otras...
M.F: Podemos tener efectos de amplificación del terremoto en las colinas: la de la Alhambra, la del Albaicín… en esas zonas puede afectar más, al igual que en las riberas de los ríos, donde hay mucho depósito aluvial, donde hay menos capacidad de carga del terreno. También hay ciertos barrios de Granada tienen mayor predisposición pero en teoría, con la ley, deberían de estar preparados. Pero sí es cierto que es muy difícil tener una visión global de lo protegida que está una ciudad. Existen diferentes zonas de crecimiento de la ciudad, terrenos, tipos de construcción, normativas de edificación.
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Tesis Doctoral: Elaboración de escenario de daños sísmicos en la ciudad de Granada | Mercedes Feriche
[spacer style="2" icon="59141"]P: Una normativa que vela porque, precisamente, los edificios estén preparados.
M.F: Desde el año 68 hay recomendaciones, pero la obligatoriedad aparece en los años 70. Los edificios no se tienen por qué caer.
P: Durante bastante tiempo, se ha venido diciendo que cada 100 años suele acaecer un terremoto de especial virulencia en la provincia de Granada. ¿Es necesariamente así?
J. M: Llevamos siglo y pico (desde el importante terremoto de Arenas del Rey) y no hemos tenido otro… Para ser más ortodoxo, para saber el patrón, deberíamos coger la falla completa e interpretar su ciclo. Lo demás es mezclar fallas y terremotos diferentes. Hay que ser muy riguroso. El ciclo sísmico que corresponde a una falla, desde que rompe el terremoto hasta que se relaja y la tectónica comienza a actuar de nuevo, es muy grande, incluso de hasta el millar de años. Yo estoy muy tranquilo (se ríe)
P: En cualquier caso, ¿hasta qué nivel de intensidad o fuerza en la escala de Ritcher puede llegar un terremoto en la provincia?
M.F: Aquí esperamos magnitudes de, como mucho 6,5 ó 7, grados, por el tamaño de las fallas. No se pueden dar grandes terremotos como los que ocurren en Japón, por ejemplo.
P: ¿Cómo se procede en el IAG durante y después de un terremoto?
J. M: Nosotros tenemos una red de sismicidad y monitorizamos, pero no tenemos atribuciones para gestionar esa información. Nosotros recopilamos y asesoramos porque esencialmente somos un centro de investigación. Sí tenemos un sistema automático que registra y evalúa los terremotos en tiempo real antes de que nosotros nos hayamos dado cuenta. Si ocurre un terremoto recogemos la información y la ofrecemos, por ejemplo, a Protección Civil. Somos vigilancia y red de alarma.
En Lorca hubo fallecidos esencialmente porque les cayeron encima elementos que no estaban bien fijados a los edificios
P: ¿Cuáles son los recursos del Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Riesgos Sísmicos?
J. M: La Universidad de Granada es quien nos soporta económicamente. Luego nosotros buscamos fondos esencialmente a través de proyectos de investigación para poder continuar con esta labor. Aquí trabajan, entre profesores, investigadores, becarios contratados… alrededor de 25 personas, más las personas de otras universidades con las que colaboramos. No hay ningún organismo, ni Junta, ni Ayuntamiento ni Diputación que aporte nada al mantenimiento de la red y del personal, cero.
P: Es llamativo…
J. M: Y triste. Los recursos no se mantienen por sí solos… nosotros estamos manteniendo una infraestructura que es básica con fondos exclusivos de la Universidad, cuya competencia es la docencia y la investigación. Yo entiendo que, quien se beneficia también de esta actividad e información también debería de contribuir.
No hay ningún organismo, ni Junta, ni Ayuntamiento ni Diputación que aporte nada al mantenimiento de la red y del personal, cero
P: Comenta que una de sus vías de financiación son los proyectos de investigación. ¿En qué andan trabajando ahora?
J. M: Estamos en varios. Tenemos tres proyectos del Ministerio, otros de la Junta y otros a nivel europeo. Trabajamos en tres líneas: conocer cuál es la estructura interna en nuestra zona para comprender por qué se producen los terremotos; otra parte que está ligada a la actividad volcánica, en la que estamos haciendo una tomografía para conocer con mucho detalle qué hay bajo el Etna, es algo a gran escala. Y luego tenemos una tercera vía que se dedica más a la prevención. Tocamos casi todos los palos para poder tener la información más amplia posible. También llevamos más de veinte años yendo a la Antártida…