Más de 60 muertos en el atentado contra el parque infantil de Lahore
La bomba contaba con rodamientos de metal, que hicieron las veces de metralla, por lo que se sospecha que el atentado pretendía causar el mayor número de víctimas
Más de 60 personas han muerto y 300 más han resultado heridas en el atentado perpetrado este domingo en el parque infantil Gulshan e Iqbal, que en esos momentos estaba abarrotado al tratarse de un día festivo.
Los medios paquistaníes informan citando fuentes de las fuerzas de seguridad y de los servicios de rescate de este nuevo balance, provocado por la explosión de una bomba que portaba un suicida que detonó la carga en el aparcamiento del parque, a escasos metros de los columpios. El atentado fue perpetrado en torno a las 18.40 horas (las 15.40, hora de España peninsular).
Los primeros indicios apuntan a que la bomba contaba con rodamientos de metal, que hicieron las veces de metralla, por lo que se sospecha que el atentado pretendía causar el mayor número de víctimas y de forma indiscriminada. El Ejército ha sido ya desplegado en la zona, que ha quedado acordonada por las fuerzas de seguridad.
Gran parte de las víctimas son mujeres y niños, dado que el Gulshan e Iqbal es un parque infantil, que además se encuentra en una importante zona residencial de Lahore.
Testigos de la explosión han explicado que las víctimas están siendo trasladadas a hospitales en taxis y carricoches. Hay más de 23 ambulancias en el lugar del atentado.
Los testigos han informado de que no existía presencia policial en el parque. "Es un lugar enorme y tiene una gran cantidad de entradas. La presencia de seguridad era prácticamente nula", ha lamentado un testigo al diario 'Dawn'.
GOLPE EN EL CORAZÓN DEL GOBIERNO
El atentado suicida es una puñalada en el corazón de la base política del primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif. Lahore, capital de Punjab -- en el norte del país --, ha sido un lugar tradicionalmente pacífico pero los críticos del primer ministro le acusan de haber canjeado seguridad a cambio de una enorme permisividad con los milicianos para no perder su granero de votos.
La tensión, sin embargo, se encuentra en un punto álgido desde hace dos años, cuando Pakistán lanzó una importante ofensiva contra las milicias yihadistas en Waziristán del Norte, frontera con Afganistán, para cortar las rutas de suministros de los talibán.
El año pasado sin ir más lejos, un artefacto explosivo acabó con las vidas de un importante ministro de la provincia y de otras seis personas al estallar en el domicilio del fallecido.