Más de mil personas se concentran contra los casos de abuso en las aulas de la UGR
La denuncia de una alumna dio comienzo a un movimiento que ha logrado cerrar una reunión con la rectora para revisar el protocolo de actuación
“Luego diréis que somos cinco o seis”, cantaban al terminar. No lo fueron. Eran más de mil personas y protestaban por el acoso en las aulas y la necesidad de reformar el protocolo existente para estos casos, en los que la investigación puede llegar a dilatarse hasta un año y la suspensión máxima de empleo y sueldo es de otros doce meses.
Una primera denuncia les dio el valor a otras estudiantes para alzar la voz y señalar que es una práctica habitual, al menos en este profesor, elevando la cifra inicial a siete casos. Ayer, esta denunciante primigenia desgranó cómo se había producido este caso de acoso, y recordó que el profesor se encuentra actualmente de baja, motivo por el que no imparte clase.
Hoy, más de mil personas se han concentrado en la facultad de Ciencias de la Educación en señal de apoyo a las alumnas y de protesta por el protocolo para estos casos. En el interior, pancartas y cánticos contra la situación; en el exterior, una auténtica marea de personas escuchando con atención un manifiesto en el que se invitaba a las estudiantes a denunciar esta situación si la padecen y que pedía a la rectora "sentarnos y hacer una propuesta común" para actualizar el documento que marca el proceso a seguir. Han sido escuchados y, antes incluso de terminar el acto, se ha cerrado una cita con Pilar Aranda para la próxima semana.
En el texto, además, se ha vuelto a dar voz a la primera alumna que se atrevió a denunciar el caso ante la Universidad de Granada, que ha decidido llevarlo ante la Fiscalía. En él, la estudiante expresa su miedo ante una situación en la que podría volver a encontrarse al profesor por los pasillos o incluso impartiéndole clase. "Actúan con tal naturalidad que te llegas a preguntar si es algo normal", se lamenta, "la situación de acoso es algo que cuesta asimilar, si está teniendo tanto alcance es porque pasa a diario y está siendo silenciado".
Tras esto, han pedido "que la UGR se actualice a una realidad que vivimos" y han anunciado la apertura de una dirección de correo que, junto a un perfil en Instagram, ayudará a las jóvenes a denunciar este tipo de casos, facilitando la labor a la hora de ponerse en contacto para denunciar situaciones de acoso. "A partir de hoy saldrán más casos", han asegurado durante la lectura del manifiesto para pedir "que cualquier caso sea tratado con la celeridad máxima".
"El acoso es bastante habitual"
Algunos de los estudiantes asistentes a la concentración han querido ponerle cara a estas situaciones. Una de las alumnas asegura que "muchos profesores se aprovechan de la situación en la que nos encontramos", haciendo alusión a que el profesorado tiene cierto poder sobre el escalafón estudiantil. Además, denuncia que en su clase son "setenta chicas y cinco hemos sufrido comentarios bastante sexistas por parte de un profesor, nadie ha denunciado eso porque no tengo una captura de WhatsApp del profesor diciéndome eso, pero sí tengo media hora en clase sintiéndome incómoda porque me está contando que una niña le hace tal o cual". "No es el único profesor", advierte la joven, "puedes hablar con cualquier alumna que, de una forma u otra, ha vivido una situación de acoso, la mayoría de alumnas que nos sentimos así nos callamos".
Otra estudiante se suma para apuntar que "muchas de nosotras hemos sentido acoso en las aulas". "Es uno de los que se conocen de los tantos ocultos que hay", indica sobre el caso que ha hecho saltar las alarmas, "miramos el protocolo de actuación y vimos que no era adecuado, así que pedimos a la rectora que se cambiase". "Sí es una situación habitual", lamenta, "cada día tenemos más testimonios, vamos a intentar recoger todos los posibles, ayudar a que sepan distinguir el acoso, poner el límite y tomar las medidas adecuadas".
Otro estudiante recalca que lo que buscan "no es una lucha, es un trabajo conjunto con la UGR". "El protocolo es insuficiente, reconocemos que es uno de los mejores que hay en España, pero consideramos que es insuficiente", asegura, "la investigación tarda un año y luego la máxima pena es otro año de suspensión de empleo y sueldo, luego el profesor puede volver a dar clase". Desde su experiencia, denuncia que "el acoso es bastante habitual, yo como estudiante de pedagogía lo he visto y lo que no es bastante habitual, por desgracia, es que se denuncie, hay mucho miedo por parte de las mujeres".