Mediar para ganar o mejorar o conseguir
Mediar es hablar ante alguien en favor de otra persona para conseguirle un bien o librarla de un mal, por ejemplo "mediar por un amigo". Mediar es también intervenir en una discusión o en un enfrentamiento entre dos partes para encontrar una solución.
Hablo de mediar tras ver el papel de personas en los pactos en ayuntamientos para conseguir la alcaldía o un pacto de gobierno. Hablo de mediar cuando veo a personas maravillosas, sin ningún beneficio personal en la mediación, que pone todo su empeño en conseguir un pacto o un acuerdo. Y lo consigue. Ese es el ejemplo, cómo lo que hacía mi madre, en muchas ocasiones. Y que es capaz de hacer mi hermano Miquel Àngel ayudando a buscar una solución.
Parece que cuando hablamos de mediar, la acción principal recae sobre la persona mediadora, que debe poner de acuerdo a las partes. Es evidente que junto al acuerdo y al papel de la persona que medía, existe una parte importante de la filosofía de la mediación: la responsabilidad de las partes sobre su propia situación de conflicto.
Si el único objetivo fuera intervenir para poner a las partes de acuerdo, me pregunto dónde queda ese espacio en el que la persona mediadora legitima a las partes, o dónde queda ese espacio de la mediación en el que las partes, más allá del propio acuerdo, encuentran un lugar para el desarrollo de la empatía o para el reconocimiento.
Es cierto que cada mediación es diferente, pero creemos que, en muchas situaciones de conflicto, el proceso está por encima del resultado. El resultado (sea un acuerdo o no) deriva de un proceso en el que las partes han podido escucharse, entenderse, explicarse…
Aunque pueda parecer fácil, no lo es. Son muchas emociones hay mucha historia detrás de cada conflicto y en ocasiones, mucho dolor.
Más allá de la teoría, mediar requiere práctica, requiere técnica y, sobre todo, requiere una reflexión personal continua de la persona mediadora.
Es importante buscar espacios en los que otras personas puedan hacernos de espejo, en los que otras personas nos ayuden a tomar consciencia de cómo abordamos las emociones en conflicto.
Conocer nuestras potencialidades es lo que buscamos en una formación que tiene por objetivo ofrecer, a quienes ya se han formado o se dedican a esto, un espacio de reflexión profunda.
Practicando mediación no es una formación al uso, es un vivero de ideas, un laboratorio de construcción y de entrenamiento que pretende sumergirnos durante en las profundidades de la mediación.
La mediación sirve para gestionar conflictos, pero necesitamos trabajar la prevención, el conflicto en sí mismo. La mediación puede servir para prevenir los conflictos, pero, una vez estos ya existen, también es útil para que las partes en conflicto puedan ejercer la empatía y comprenderse mutuamente, lo que lleva a una relajación de la tensión y a abrir vías de entendimiento para que todos remen en la misma dirección.
Para mí, lo principal es la admiración por las personas del equipo, las personas que participan en el proceso. Creo que la admiración nunca debe faltar. Y eso nos hace crecer. Y ayuda a resolver el conflicto y consigue la mediación, donde el mediador por una parte y las partes en conflicto, tienen un papel clave en el resultado obtenido. Cuando no nos gustan nada las personas que aparecen en el proceso de mediación, es difícil que el acuerdo se mantenga en el tiempo. Es fácil poner por encima lo que no nos gusta. Por eso es tan importante el mediador, cómo las personas que participan para conseguir un buen acuerdo y que dure en el tiempo.
Difícil. No imposible. Siempre es necesario intentarlo. Mediar. Mediar para ganar o mejorar o conseguir.