Miércoles de Corpus a medio gas con los paraguas como fieles compañeros
Cientos de granadinos han acudido al ferial ataviados con botas y abrigos para disfrutar de una jornada de feria pasada por agua
Con paraguas en mano y con las botas como fieles compañeras de batalla, cientos de granadinos han tomado la valentía y las ganas de diversión por bandera para disfrutar de un miércoles de Corpus pasado por agua. Con la suspensión del desfile de la Tarasca en la mañana de este 7 de mayo debido a las precipitaciones, todo apuntaba a que la jornada de Feria no luciría tanto como en otras ocasiones. Sin embargo y a pesar de acumular horas y horas en las que la lluvia no ha cesado, el recinto ferial de Almanjáyar ha comenzado a recibir gente desde primera hora del medio día.
Las mesas lucían preparadas en todas las casetas del ferial, aguardando a la llegada de sus comensales, unos clientes que entraban a la carrera, muchos cerrando sus paraguas, otros con botas más propias del invierno que de una feria de casi verano y otros muchos empapados de cabeza a pies, pero con las ganas de pasar un buen rato intactas.
Lo cierto es que este miércoles de Corpus ha sido digno de una viñeta humorística. Los charcos inundaban el suelo de las casetas, mientras que cubos y cajas servían de sostén a las continuas goteras que aparecían por las carpas. También se convirtieron en un obstáculo para muchos de los asistentes que casi tropiezan en más de una ocasión con ellas. Ni el mejor guion de una película hubiese imaginado ver a una mujer comiendo con su familia n paraguas en mano dentro de la propia caseta porque un goteo incesante amenazaba con arruinar su plato.
Día de anécdotas y momentos curiosos. A la salida del Metro de Granada, en la parada de Jaén justo frente al ferial, dos muchachos se afanaban por repartir abanicos a todas las personas que bajaban del transporte y se dirigían a toda prisa hacia la feria. Ante la entrega de los abanicos, los allí presentes solo podían tomarse con humor el irónico momento preguntando con la 'malafollá' granadina que tanto caracteriza a esta ciudad si en lugar de abanicos no tendrían un paraguas o que "con esto me sigo mojando igual".
La parte menos divertida, porque sí a todo hay que buscarle el lado positivo, ha sido para los feriantes. La zona de los columpios lucía desoladora ya entrada la tarde. Los dueños de los columpios luchaban por secar sus atracciones lo antes posible y por achicar el agua que se había colado entre las lonas con la esperanza de que las predicciones se cumplieran y que el cielo diese una ligera tregua para poder disfrutar de lo que quedaba de día en las mejores condiciones posibles.