Miles de personas visitan la cripta de Fray Leopoldo en el 61 aniversario de su muerte
Se cumplen 61 años de su muerte, el séptimo aniversario que se celebra tras la beatificación del fraile limosnero
Miles de personas están visitando este jueves la cripta de Fray Leopoldo, en Granada, cuando se cumplen 61 años de su muerte, el séptimo aniversario que se celebra tras la beatificación del fraile limosnero.
Son devotos granadinos y también procedentes de prácticamente todas las provincias andaluzas y de otros puntos de la geografía nacional los que se han acercado a la cripta donde está la tumba del beato que está abierta a las visitas toda la jornada, adquiriendo también numerosos recuerdos en la tienda adyacente, que en este día aumenta sus ventas notablemente, según han informado a Europa Press fuentes de los capuchinos granadinos.
El número de visitantes se mantiene cada año, si bien se ha incrementado notablemente desde que Fray Leopoldo fue beatificado, y los fieles proceden ahora no sólo de otros puntos de la geografía española, sino también de la internacional, sobre todo de países como Francia, Alemania, Italia, Portugal o Australia.
En la basílica levantada en su memoria se han celebrado eucaristías presididas indistintamente por los miembros de la Fraternidad Capuchina en Granada, ha informado el Arzobispado.
Los devotos han podido además contribuir con un donativo para su obra social o el proceso de canonización, depositando lo que estimen oportuno en una urna.
Fray Leopoldo fue beatificado el 12 de septiembre de 2010 en un acto que tuvo lugar en la Base Aérea de Armilla (Granada) al que asistieron más de 60.000 personas. Culminaba así un proceso iniciado hacía 64 años, y que tuvo como consecuencia primera que la Iglesia instituyera el 9 de febrero, fecha de su muerte, como el día del beato Fray Leopoldo.
Nacido en el pueblo de la Serranía de Ronda de Alpandeire (Málaga) el 24 de junio de 1864, Francisco Tomás, Fray Leopoldo, se dedicó en su niñez a cuidar un pequeño rebaño de ovejas y cabras y a arar la tierra, y años más tarde, el 16 de noviembre de 1899, tomó el hábito de los capuchinos en Sevilla, donde continúo trabajando en el huerto de los frailes.
En el otoño de 1903 se trasladó a Granada y desde un principio desempeñó el oficio de hortelano, con estancias alternativas en los conventos de esta ciudad, Sevilla y Antequera. En 1914 regresó para quedarse definitivamente a Granada. De limosnero, recorrió los pueblos de Andalucía Oriental y en ocasiones llegó a ser insultado y apedreado, aunque su devoción, especialmente por la Virgen, no cesaba. De hecho, cuando alguien le pedía un favor, siempre instaba al peticionario a rezar tres Ave Marías.
Tres años antes de su muerte cayó rodando por unas escaleras y sufrió fractura de fémur, y, tras una convalecencia hospitalaria, consiguió volver a caminar con ayuda de dos bastones y continuar con su vida contemplativa, pero ya en el convento. Fray Leopoldo falleció en la mañana del 9 de febrero de 1956, y multitud de fieles acudieron al convento a darle su último adiós. Desde entonces, cada año miles de devotos visitan la cripta en la que descansan sus restos, junto a los Jardines del Triunfo, en Granada capital.