Miles de fieles acuden a la tradicional cita en la cripta de Fray Leopoldo en el aniversario de su muerte
Este año se ha visto acrecentada la cifra de personas que se acercan al lugar en el que descansan los restos del fraile limosnero al caer en domingo
![Cientos de granadinos y peregrinos la visita a la cripta de Fray Leopoldo - celiaperez-6](https://www.granadadigital.es/wp-content/uploads/2024/02/Cientos-de-granadinos-y-peregrinos-la-visita-a-la-cripta-de-Fray-Leopoldo-celiaperez-6-1010x673.jpg)
Como cada 9 de febrero, los fieles han acudido desde primera hora de la mañana para visitar la cripta donde descansan los restos de Fray Leopoldo de Alpandeire en Granada, en el aniversario de su muerte. Esta vez se ha visto acrecentada la cifra al caer la efeméride en domingo.
Un año más, en las escaleras de acceso a la cripta de Fray Leopoldo y en el interior de la iglesia de los hermanos capuchinos esperan para pasar a lo largo de la jornada los fieles provenientes también de otras provincias como Málaga o Sevilla, que llegan en autobuses.
Se prevé de este modo que sean miles los fieles que visiten este espacio religioso, este año en el 69 aniversario de la muerte de Fray Leopoldo, que fue beatificado el 12 de septiembre de 2010 en un acto que tuvo lugar en la Base Aérea de Armilla, al que asistieron más de 60.000 personas. Culminaba así un proceso iniciado décadas antes, y que tuvo como consecuencia primera que la Iglesia instituyera el 9 de febrero, fecha de su muerte, como el día del beato.
Este es el décimo quinto año que se celebra el aniversario de su muerte tras la beatificación del fraile limosnero, que nació en el pueblo de la Serranía de Ronda de Alpandeire (Málaga) el 24 de junio de 1864.
Francisco Tomás, el futuro Fray Leopoldo, se dedicó en su niñez a cuidar un pequeño rebaño de ovejas y cabras y a arar la tierra, y años más tarde, el 16 de noviembre de 1899, tomó el hábito de los capuchinos en Sevilla, donde continúo trabajando en el huerto de los frailes.
En el otoño de 1903 se trasladó a Granada y desde un principio desempeñó el oficio de hortelano, con estancias alternativas en los conventos de esta ciudad, Sevilla y Antequera. En 1914 regresó para quedarse definitivamente a Granada. De limosnero, recorrió los pueblos de Andalucía Oriental y en ocasiones llegó a ser insultado y apedreado, aunque su devoción, especialmente por la Virgen, no cesaba. De hecho, cuando alguien le pedía un favor, siempre instaba al peticionario a rezar tres Ave Marías.
Tres años antes de su muerte cayó rodando por unas escaleras y sufrió fractura de fémur, y, tras una convalecencia hospitalaria, consiguió volver a caminar con ayuda de dos bastones y continuar con su vida contemplativa, pero ya en el convento. Fray Leopoldo falleció en la mañana del 9 de febrero de 1956, y multitud de fieles acudieron al convento a darle su último adiós. Desde entonces, cada año miles de devotos visitan la cripta en la que descansan sus restos, junto a los Jardines del Triunfo, en Granada capital.
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