Misma historia en un derbi andaluz marcado por la polémica (62-90)
El Covirán vuelve a caer de forma estrepitosa ante el Unicaja tras un partido en el que las decisiones arbitrales y la intensidad de su rival sacaron a los rojinegros de la pista
Todo sigue igual en tierras granadinas. Esperaba el Covirán Granada un arbitraje imparcial, así lo expresó Pablo Pin en su rueda de prensa previa al derbi andaluz, pero por lo visto este sábado en el Palacio de Deportes, su creencia no sería cumplida.El Unicaja volvió a arrojar al Covirán Granada con un resultado final de 62 a 90 tras una primera mitad marcada por la polémica arbitral y un segundo tiempo dominado de principio a fin por los cajistas.
El partido empezó con buena cara para el Covirán. Con un quinteto físico y de altura con Dimé, Kramer, Wiley y Tomàs acompañados por Lluís Costa como director de orquesta, los rojinegros lograron dominar los primeros compases del juego. No estuvo acertado Unicaja desde el triple, un factor que permitió a los locales colocar con cierta facilidad el 13 a 7 en el marcador. Jacob Wiley fue el gran líder del primer cuarto. Su capacidad para dominar la zona y dejar sin segundas opciones a los cajistas. Juego brillante el mostrado por el plantel de Pablo Pin con una gran circulación del balón y compenetración entre todos los jugadores, incluído un Will Barton que gozó de gran protagonismo en su partido de estreno. Los buenos minutos de los locales fueron un pequeño oasis en la tormenta que se avecinaba. El Unicaja logró darle la vuelta al marcador desde el triple para tomar una ventaja en el marcador que no volvería a ver alterada (15-18).
La intensidad de los primeros minutos se fue desvaneciendo con el paso de los minutos. Tanto así que ya de regreso a la pista, el Covirán parecía no haber asimilado que el juego se reanudaba. 50 segundos tardó Pablo Pin en gastar su tiempo muerto para reordenar a sus jugadores. 50 segundos en los que Unicaja había anotado cinco puntos casi sin esfuerzo. La intensidad defensiva de los rojinegros había desaparecido por completo y con ella el acierto en ataque. Pases errados, manos demasiado blandas y la precipitación y el sin sentido en cada jugada como marca diferencial. El Covirán se ahogaba por momentos en un segundo cuarto en el que Unicaja le recordó por qué es el segundo clasificado de la ACB.
Tras unos momentos convulsos, unos tiros libres de David Kramer, una canasta de Barton y un mate de Wiley reavivaron a un Palacio golpeado y callado por el mal inicio de periodo de su equipo. Se volvió a calentar el ambiente y, sobre todo, el juego. La intensidad en las jugadas, en las defensa y especialmente en los contactos. El parcial de 6-0 para los rojinegros parecía un punto de inflexión en el encuentro, pero los colegiados se encargaron de que no fuese así. Las palabras de Ibon Navarro el pasado fin de semana parecían haber surtido efecto. Una técnica a Pablo Pin por protestar, pitada desde el otro lado de la pista, faltas no señaladas, pasos invisibles… un sin fín de errores que acabaron por colmar la paciencia de jugadores, cuerpo técnico y una grada que debía soportar otra falta de respecto más.
El Covirán Granada al completo marchó a vestuarios claramente indignado con el arbitraje y rodeado de una sonora pitada contra los colegiados. De regreso al parqué, una técnica al banquillo granadino marcó el camino que seguiría el encuentro en la segunda mitad. Totalmente descolocado regresó el conjunto rojinegro a su pista. Bien por la presión de todo lo ocurrido o por la intensidad del juego cajista, los de Pablo Pin no encontraron las respuestas necesarias para parar a un Unicaja que campaba a sus anchas por el Palacio de Deportes. Aun así, seguía intentándolo. Por un momento, los jugadores se volvieron ajenos a los factores externos que marcaban el partido para seguir remando hacia una remontada que aun era posible. David Kramer, Jacob Wiley y Jonathan Rousselle encarnaron el sentimiento y la garra de un equipo que no permitiría ser pisoteado. Buscó en exceso el tiro exterior Covirán, pero encontró soluciones para igualar la intensidad y la energía de su rival y, con un triple de Rousselle poner el 45 a 53 que llevó a Ibon Navarro a parar el partido. Reacción sin aspavientos Unicaja con un parcial de 1 a 15 que sentenciaba por completo el partido a falta de un cuarto (46-68).
Los últimos diez minutos fueron para tratar de lamer las heridas y maquillar un resultado nada favorable para la imagen de un Covirán que puede y sabe jugar mejor. Llegar a los 50 puntos tras 34 minutos de partido transcurridos no es culpa del arbitraje. Unicaja sacó por completo de la pista al Covirán tras el paso por vestuarios. Su superioridad a nivel ofensivo con un 12 de 29 en triples, también en defensa con 10 recuperaciones y 35 rebotes dejó sin opción alguna a un Covirán herido, cabizbajo y frustrado. Una vez más, el Unicaja acabó siendo la bestia negra de los rojinegros. Una vez más, la diferencia es demasiado abultada dejando un sabor amargo en Granada. Quién sabe si, con un arbitraje más justo, el devenir del encuentro hubiese sido diferente, al menos, un partido más competido. Falta algo de respecto hacia el Covirán, pero también que la plantilla asuma que, siendo los pequeños de la ACB, deben estar preparados para todo tipo de circunstancias. En la cabeza y la concentración estará la salvación.
Ficha del partido:
Covirán Granada: Dime, Costa, Tomàs, Wiley, Kramer - quinteto inicial- Felicio, Iriarte, Díaz, Valtonen, Rousselle, Cheatham, Barton
Unicaja: Barreiro, Lima, Ejim, Pery, Djedovic - quinteto inicial. Taylor, Thomas, Osetkowski, Kalinsoski, Díaz, Kravish, Carter
Parciales: 15-18; 14-20 - descanso - 17-30; 16-22
Árbitros: Benjamín Jiménez, Jordi Aliaga, Raúl Zamorano
Incidencias: partido correspondiente a la Jornada 26 de la Liga Endesa disputado en el Palacio de Deportes de Granada con 7.998 espectadores. Germán Martínez ha sido el descarte de Pablo Pin para el derbi andaluz.