Mismo arranque de temporada, diferentes sensaciones

Las desconexiones y los continuos errores ofensivos condenan a un Covirán Granada que, junto a Breogán, son los únicos que aun no han vencido como locales

Coviran Granada Unicaja Malaga
Scott Bamforth, uno de los jugadores de los que se espera una mayor aportación | Foto: Antonio L.Juárez
Ainoa Morano
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La temporada 24/25 de la ACB no ha comenzado para el Covirán Granada como a muchos les hubiese gustado. El calendario, la adaptación de los jugadores o la propia configuración de la plantilla están jugando en contra de un plantel rojinegro que tan solo suma una victoria en las primeras seis jornadas del curso. Un balance que ya se vivió el pasado año, pero que esta vez deja peores sensaciones.

Se podría decir que el arranque de la pasada campaña fue peor. Los granadinos sumaron cinco derrotas consecutivas hasta cosechar su primer triunfo. Fue en la jornada 6, en el Palacio y ante Casademont Zaragoza. Este año, la primera victoria llegó en la tercera oportunidad. Un partido ganado de forma muy solvente, inesperada incluso por lo abultado del resultado, y a domicilio que sin duda sabe a doble triunfo. Sin embargo, son el cómo se han producido las derrotas lo que hacen saltar todas las alarmas.

Lo más llamativo está siendo la diferencia en los marcadores. En las cinco primeras derrotas del pasado año, el Covirán sumaba un -30 en el average general. Los de Pablo Pin perdían por la mínima, peleando hasta el último segundo y dejando resultados sumamente igualados. Algo que se produjo durante casi toda la temporada, a excepción de unos casos puntuales. Esta campaña, el average de los rojinegros, en lo que a derrotas se refiere, se sitúa en -81 puntos. La parte positiva es que la victoria por 30 puntos ante Girona rebaja esa diferencia hasta los -51.

Más allá de los números, las sensaciones no son buenas. La competitividad que se apreciaba el pasado año se ha esfumado para dar paso a unas actuaciones dubitativas y dispares donde la plantilla no terminar de encontrar su acople dejando la victoria de Girona como una rara avis.

Las desconexiones vuelven a ser uno de los grandes problemas de un Covirán Granada que empieza los partidos demasiado tarde. El 2 a 14 de inicio de Bilbao este pasado sábado es solo un ejemplo. Ocurrió ante el Barcelona en la jornada 1. Un parcial de 22 a 4 para pasar del 13 a 11 al 35 a 15 sentenció prácticamente el encuentro. Ante Unicaja, un parcial de 2 a 11 entre el segundo y tercer cuarto. Ante Andorra, un 12 a 1 para pasar del 21 a 19 al 33 a 20 y otro parcial de 11 a 0 entre el final del segundo cuarto y el inicio del tercero terminó por decantar la balanza para los de Natxo Lezkano. También ante Tenerife donde un 1 a 13 junto cuando los rojinegros se colocaban a dos puntos dejó sin opciones a Covirán Granada. Una historia que se repite continuamente.

También pesan los continuos errores en el plano ofensivo. El Covirán Granada es el tercer equipo que menos puntos anota con una media de 72'2 puntos por encuentro, mientras que se posiciona como el sexto equipo que más recibe con 80'6 de media. 

Durante los seis encuentros disputados hasta el momento, exceptuando el duelo en Fontajau, la imagen de los lanzamientos de los rojinegros golpeando en el aro, siendo expulsados por el mismo e incluso quedándose cortos se han repetido hasta la saciedad. Los de Pablo Pin son los 15º en acierto desde el triple con un 30'4% y los 16º en la efectividad desde el tiro de dos con un 47'5%. Mejoran considerablemente en el tiro libre con un 77'8% de acierto. Eso sí, son el penúltimo equipo de la ACB en el número de faltas recibidas. Una muestra de la falta de intensidad que se aprecia en determinados momentos.

No cabe duda de que el Covirán Granada necesita un cambio radical en su juego. Una mayor implicación de todos los jugadores y, sobre todo, reencontrarse con la complicidad y la fuerza que siempre han mostrado en el Palacio y con su afición. Y es que los rojinegros son el único equipo junto a Río Breogán que aun no conoce lo que es la victoria ante su público. El punto de inflexión debe llegar cuanto antes.