Montpellier, cuna de estudios de salud

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España es uno de los países que mayor oferta tiene en Facultades de estudios de salud. Ocupa el tercer lugar del mundo en número de Facultades de Medicina por habitante con cuarenta centros, treinta y dos públicos y ocho privados. En cuanto a Facultades de Farmacia, existen veintidós, siendo las más jóvenes la de Murcia y la recién abierta Ramón Llull , ambas privadas.

Efectivamente ahora son numerosos los centros donde se ofrecen estudios universitarios de Medicina en España y en toda Europa, pero el primer lugar donde se instruía en salud, el primer centro de educación para la formación de médicos se fundó en el siglo XII y es la Facultad de Medicina de Montpellier, la más antigua del mundo.

Precisamente hace unos días, la Sociedad Farmacéutica del Mediterráneo Latino celebró su XXXI Congreso Internacional en esta histórica y acogedora ciudad francesa, cuna de los estudios de salud. Allí he tenido la oportunidad de conocer esa veterana Facultad poseedora de un interesante patrimonio de incalculable valor, como el escalofriante Museo de la Medicina o el Jardín Botánico. La clausura del congreso se realizó en la Facultad de Farmacia que cuenta también con un interesante museo y la Droguerie donde se conservan más de mil quinientas especies botánicas diferentes.

Esta ciudad me recuerda a Granada por varias razones: por el ambiente universitario, por los edificios históricos que embellecen sus calles, por estar enclavada entre colinas de ahí su nombre: Montpellier y porque, al igual que Granada, cuenta con un espectacular palacio de congresos, Le Corum, ubicado al final de una avenida emblemática que se llama L´Esplanade donde los jóvenes se reúnen en sus macrofiestas callejeras. Se me ocurre otra similitud, aunque Montpellier no cuenta con LAC, posee una red de tranvías que recorren la ciudad, algo parecido a lo que espero que en un futuro no muy lejano sea nuestro nuevo medio de transporte.

La Sociedad Farmacéutica del Mediterráneo Latino es una sociedad científica que nació en mayo de 1953 en Palma de Mallorca durante una reunión de profesores de Facultades de Farmacia de España, Francia e Italia. Se creó con el fin de establecer relaciones científicas y de amistad entre profesionales farmacéuticos de los tres países. Precisamente uno de los miembros fundadores de la misma fue el profesor Etienne Canals, en su día ilustre Decano de la Facultad de Farmacia de Montpellier.

En esta ocasión el tema del congreso era “El Farmacéutico al servicio del paciente oncológico”. Debo reconocer que ha sido muy fructífero este encuentro. Es enormemente enriquecedor vivir unos días inmersa en las inquietudes de farmacéuticos de las tres nacionalidades: italianos, franceses y españoles. Hay determinadas cosas que solo las aprendes si las debates, si escuchas los argumentos y reflexiones de los representantes de los diferentes países, es decir, si las vives en directo.

Llevo más de treinta años asistiendo a congresos científicos internacionales donde el inglés ha sido el idioma oficial. Este congreso ha supuesto una alternativa real al idioma anglosajón. Franceses, italianos y españoles conviven, se comunican y entienden sin que el idioma suponga en absoluto una barrera. Además, he podido percibir entre los miembros de la sociedad y asistentes, una extraordinaria atmósfera de amistad, lo cual no es de extrañar, teniendo en cuenta que llevan más de sesenta años reuniéndose.

Y ¿cuáles, podemos decir, que son las principales conclusiones de este encuentro ?

  1. España ha sacado la delantera a Francia e Italia en relación a la receta electrónica. Hubo dos presentaciones al respecto la de la Dra. María Herruzo de la Facultad de Farmacia de Granada y la de D. Cecilio Venegas presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Badajoz que nos aleccionaron sobre las inimaginables ventajas que reporta la receta electrónica. Ante esta evidencia, el profesor francés D. Jean-Pierre Reynier y el italiano Dr. Pierandrea Cicconetti, expresaron una sana envidia asegurando que en sus países no se ha conseguido imponer la receta electrónica porque los médicos se muestran reticentes. En esta ocasión nos hemos adelantado a nuestros vecinos.
  2. En cuanto a los enfermos oncológicos, se han puesto en común nuestras experiencias en relación al paciente de cáncer como la ponencia de la Dra. Mónica Ferrit del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Virgen de las Nieves de Granada o la del Prof. Vittorio Iammarino, Consejero de Federfarma en Roma, que nos explicó la necesidad de una mayor implicación del farmacéutico en el seguimiento del paciente oncológico, siempre en colaboración con el resto de personal sanitario. Ha sido una puesta en común de los tratamientos que hoy existen pero me quedo con otra conclusión menos científica: los farmacéuticos tienen un papel fundamental en el cuidado del enfermo oncológico, por la cercanía que representan, y practicando Farmacovigilancia.

Definitivamente, el farmacéutico puede ofrecer más. Los enfermos oncológicos además de los diferentes tratamientos requieren una asistencia personal y apoyo emocional que podemos ofrecer los profesionales de la salud. He podido comprobar cómo tanto en España como en Francia y en Italia existe este mismo impulso que trata de conducir al farmacéutico por otros derroteros y darle un giro a la profesión buscando hacerla más asistencial y un buen ejemplo sería el acompañamiento del paciente oncológico. Ante la pregunta de si estos nuevos servicios serán remunerados y quién se hará cargo del pago si la administración o el cliente, el representante italiano dejó caer que hasta que la administración y los gobiernos no se den cuenta de que esa inversión tiene retorno, hay poco que hacer.