Nada que perder
Llegados a la octava jornada de Liga, o lo que es lo mismo, al veinte por ciento del campeonato, lo mejor es hacerse el cuerpo a la realidad. El Granada no tiene nada que perder. Es un equipo moribundo, que juega cada fin de semana contra equipos de Primera, pero en realidad tiene alma de Segunda. Todo lo que no sea marchar para la categoría de plata del fútbol español será un milagro. Si llegados a abril el equipo aún sigue vivo, conozco a más de uno y dos aficionados del conjunto nazarí que ya darían por buena la temporada.
Sí, el pesimismo se ha instalado en mi discurso. Pero es lo más sensato. Apoyar y soñar con un Granada en la élite de fútbol, porque el sentido común nunca engaña: este equipo tiene que visitar a la virgen de Fátima un par de veces al día para no bajar. Lucas tiene por delante un reto apasionante, quizás el más difícil de su carrera deportiva: “Esto no me hunde, me cabrea. Y del cabreo es donde tiene que salir la fuerza para ir adelante. Si miramos ahora mismo la clasificación, los calendarios, los goles a favor y en contra... no sería la mejor medicina”, reflexionó el técnico granadino tras la debacle en el Calderón. A su manera, viene a decir lo que estoy intentando subrayar aquí. Aunque estemos solo en la jornada ocho, el Granada ha rebasado de sobra su sima. Así que solo puede ir a mejor. Sí, no tiene nada que perder. Esa debe ser la fuerza a la que hace referencia Alcaraz para mirar hacia arriba. No hay otra.