Nadar para ahogarte en la orilla
Los mejores 45 minutos del Granada en lo que va de temporada, la segunda parte ante la Real Sociedad, no serán los árboles que impidan ver el bosque. Al menos, en lo que a mí respecta. A mí el equipo de Caparrós no me 'engaña'. Juegan tan horriblemente mal que cualquier pequeña mejoría parece un título, pero no deja de ser un flotador en mitad de un océano. La mejoría de la que presumen hoy técnico y jugadores se traduce en catorce jornadas sin ganar, seis puntos, siete goles y de estar cuatro puntos por encima de la zona de descenso a ser colista a dos puntos de salvación. Qué me digan qué es lo que hay que celebrar. Igual me he perdido algo en estos cuatro meses que lleva el Granada sin lograr un solo triunfo y aburriendo a las moscas.
Cuando tu idea de trabajo sigue siendo despreciar el balón y fiarlo todo a un buen trabajo defensivo y a alguna contra donde suene la flauta, no hay otro camino que marcharte a Segunda. Más aún cuando tu principal apuesta no funciona, porque el equipo es un 'coladero'. Que el orgullo de verte en lo más hondo del pozo jugando delante de tu afición te enrabiete para al menos no sufrir una nueva derrota dista mucho de jugar bien al fútbol. Y eso es lo que precisamente ocurrió en el segundo acto del Granada-Real Sociedad. Todos los aderezos que le quieran poner será emborronar la realidad, que es lo que lleva haciendo Caparrós y la Junta Directiva desde hace ya muchas jornadas.
El próximo domingo, el conjunto nazarí visita a vigente campeón de Liga. Cuando le caigan cuatro y termine la primera vuelta con 14 puntos, igual por fin el presidente abre los ojos y reacciona. Aunque ya tampoco hay esperanzas en la parte noble. Una derrota en el Calderón obligaría al Granada a lograr el doble de puntos, 28, en la segunda vuelta para permanecer en Primera. Insisto, no se que hay que celebrar por el punto sumado ante la Real. Más bien, son otros dos que pierde el Granada. Nadar para ahogarte en la orilla. Ellos sabrán.