`¡No quiero ir al cole!´
Después de las fiestas de Navidad llega la vuelta a la rutina y los más pequeños pueden verse afectados por esta vuelta al cole
Las vacaciones escolares de Navidad van terminando y los niños tendrán que volver a clase, después de pasar largos días lejos de los libros y con nuevos juguetes. Es un momento difícil para algunos, especialmente para los más pequeños de la casa, que pueden volver a pasar por el mal trago de la vuelta a las clases y a la rutina.
Según explican a Infosalus Elizabeth Fodor y Montse Morán, especialistas en pedagogía en primera infancia y autoras de la colección 'Todo un mundo...', a lo largo del curso escolar algunos niños pasan por momentos en los que se niegan a ir a colegio. "Acudir al colegio con alegría y motivación hace que los niños se encuentren en disposición de aprender, pero no siempre ocurre esto", señalan las autoras.
Para conseguir que los niños acudan con alegría al colegio Fodor y Morán apunta a Infosalus las siguientes pautas:
- Cuidar el despertar por las mañanas: la hora de levantarse ha de estar rodeada de sosiego y paz. La forma de conseguirlo es procurando que no haya que despertar a los niños, que ellos solos se despierten por haber dormido lo suficiente por la noche. Para esto hay que calcular la hora de ir a dormir el día anterior. La noche anterior elige la ropita que se va a poner o coloca el uniforme y el material necesario para ese día.
- El momento del desayuno: antes de ir al colegio el niño debería desayunar en familia conversando, jugar un ratito, arreglarse y salir sin prisas.
- La llegada al cole: es importante que llegue de los primeros, sobre todo en el caso de los niños tímidos. Nos despediremos de forma corta y concisa colocándonos a su altura, mirándoles a los ojos e informándoles de cuándo le recogeremos y quién lo hará, un beso y una gran sonrisa harán el resto.
- Al recogerle a la salida: procura llegar de los primeros, "ver cómo los demás se van yendo con sus padres y que ellos se quedan esperando produce una incertidumbre innecesaria para tu hijo", señalan las especialistas.
- Cuando recibimos al niño tenemos que ponernos a su altura, darle un abracito y un beso y preguntarle: "¿Has disfrutado aprendiendo juegos nuevos? Me encantaría que me enseñaras" y/o "¿qué fue lo que te hizo reír esta mañana en el colegio". Es muy probable que no te cuente nada de lo que sucede en el colegio, normalmente los niños no lo hacen en este momento.
- Evitar regalos, golosinas y las promesas incumplidas: nunca hay que llevar o comprar un regalito o golosina al niño, con un bocadillo o algo de fruta para merendar es suficiente. Si se promete algo al niño hay que procurar cumplirlo ya que de lo contrario el niño se sentirá engañado y es más que probable que se enfade y con razón.
- Actividades extraescolares sí pero sin excesos: es suficiente con dos actividades a la semana. El juego libre con otros niños favorece el desarrollo de su vida social. "Es más importante compartir juegos con ellos durante al menos 20 minutos cada día que las actividades extraescolares", sostienen Fodor y Morán.
- Fomentar que os cuenten su día en el cole: el truco práctico de las autoras para que los niños cuenten alguna anécdota de su día consiste en que durante el momento en el que la familia esté reunida sin televisión u otras distracciones, los padres hablen sobre cómo les ha ido el día, lo que hará que el pequeño sienta la necesidad de participar y captar su atención recordando sus anécdotas del día.
"La información sobre las alegrías y preocupaciones del pequeño permiten conocerle mejor y actuar en consecuencia. Escuchadle con mucha atención porque esto mantendrá la vinculación afectiva y despertará el placer que supone la comunicación en familia", aclaran Fodor y Morán.
CUANDO ESTAS PAUTAS NO FUNCIONAN
Si a pesar de todo lo anterior hay pequeños que, de repente y sin causa aparente, no quieren ir al colegio habría que observar qué sucede. Para ello, es importante observar los síntomas que se producen antes o durante el periodo en que el niño se niega a ir al colegio: dolores que no tienen una causa médica, rabietas o enfados desmesurados o negativas a separarse de sus padres, incluso para hacer un plan que resulta muy divertido para él.
Entre las causas a tener en cuenta por las que el niño puede acudir a disgusto a la escuela existen dos ámbitos principales.
- Cambios en la rutina familiar: como el nacimiento de un nuevo hermanito, alguno de sus padres o personas cercanas están enfermas o han fallecido, el padre o madre están demasiado ocupados con sus trabajos o tareas domésticas o se ha producido una separación o divorcio de los padres.
"Es fundamental tener en cuenta estos cambios para hacer sentir al niño la seguridad del amor incondicional y darle un lugar relevante en la vida familiar", señalan Fodor y Morán.
- Algo le desagrada en el colegio: como sentirse amenazado por algún compañero o no sentirse atendido por el profesor. En estos casos lo mejor es hablar con el maestro para indagar cómo se encuentra el niño durante la jornada escolar y comentarle lo que está ocurriendo en casa. En el caso de que esto no sea suficiente hay que pedir cita con el departamento psicopedagógico del centro para, entre todos, buscar una solución positiva.
Elizabeth Fodor y Montserrat Morán autoras de la colección 'Todo un Mundo...' formada por los títulos: 'Todo un Mundo de Sensaciones', 'Todo un Mundo por Descubrir', 'Todo un Mundo de Emociones', 'Todo un Mundo de Sorpresas' y 'Todo un Mundo de Sonrisas'. Se pueden consultar dudas sobre educación en el blog de Elizabeth Fodor