No quiero un diagnóstico

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Un diagnóstico no es una etiqueta, es una solución | Foto: Cedida
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Hoy me gustaría hacer una reflexión. Es una reflexión desde el más profundo respeto y empatía hacia todas aquellas personas que se encuentren en esta situación.
No quiero un diagnóstico. Y cuando digo esto, ¿a qué me refiero?

Lo primero es afirmar que hablo desde la experiencia de haberlo vivido en innumerables ocasiones. Y, aunque entiendo perfectamente el dolor que puede causar entender que tu hijo tiene una dificultad, voy a hacer referencia a un conocido refrán “no hay más ciego que el que no quiere ver”.

Necesito compartir esta reflexión puesto que es la única forma de ayudar realmente a un paciente.

Desde la práctica clínica observo día a día cómo cuando una familia acude a nosotros ocurren dos cosas. En primer lugar que cuando acuden a un logopeda es porque ya han observado por ellos mismos que su hijo/a tiene una dificultad. Esta observación se basa en muchos meses previos, incluso años. Se basa en ya haber hecho un estudio previo en el dr.google, en la comparación con sus semejantes y en la “aceptación” de qué algo pasa; no se el qué pero algo pasa.

En ese momento uno decide tomar acción y lo hace solicitando una consulta al especialista. Normalmente este especialista inicial es el médico de cabecera, que tampoco nos ayuda que afirme con bastante rotundidad y en un gran porcentaje de casos que no ocurre nada. Y cuando hablo de no ocurrir nada es haberme encontrado niños con sordera, niños con tdah, niños con autismo, trastornos del lenguaje o niños con dislexia entre otros miles que no procede enumerar

A lo largo de mi carrera profesional he conocido todo tipo de casos en la que una derivación a tiempo hubiese ayudado al paciente muy mucho. Por lo tanto, la primera observación y petición es al médico pediatra, al de atención primaria o al especialista médico. Por favor, derivad a un especialista del lenguaje.

Entiendo que como el sistema público no cuenta con logopedas apenas, uno no sepa ni a quién derivar. De verdad que lo entiendo. Aún así por favor derivad a un logopeda. Siguiendo con los dichos, “más vale prevenir…” y si carezco de conocimientos en el desarrollo del lenguaje lo mejor es curarse en salud. Siempre. En todos los casos.

Frases de la índole, cada niño lleva su proceso, cada niño lleva su aprendizaje, cada niño habla a una edad….NO. Si me permitís la expresión: “Son una gran cagada”. Asi que nuevamente por favor, derivad.

Cuando una familia ha escuchado este tipo de frases dichas por sus profesionales de confianza como pueden ser el profesor o el médico pediatra, el padre/madre se relaja y vuelven a pasar meses e incluso años hasta que nuevamente perciben que la situación sigue sin funcionar.

Normalmente en estos casos ya se saltan los estadíos iniciales de consulta a sus profesionales de confianza y acuden al logopeda.

Barrera

Siguiente barrera… muchas familias vienen a corroborar que a su hijo/a no les pasa nada. Te aturden a preguntas, justifican cualquier acción del niño/a, discuten contigo, ejercen presión al niño/a para que hable por narices para que puedas “detectar “si el niño tiene problemas o no. Y todo eso en media hora. Lo único que necesitan es que les digas que no pasa nada.
Cuando has visto miles de niños sabes perfectamente si ese niño/a tiene o va a tener una dificultad. Una recogida de la historia clínica, unas cuantas preguntas al papi y mami y a veces no te hace falta ni hablar con el niño. Simplemente lo ves y lo sabes. Eso es lo que te da la experiencia.

En ese momento intentas comunicar a la familia de manera cariñosa que hay que valorar al niño/a puesto que hay indicativos de que algo no va bien.

Siguiente proceso de la familia, seguir sin querer ver o se ponen en tus manos para que hagas una valoración. En el mejor de los casos, y siempre de agradecer, confían en ti, en dejarte a su pequeñín para ver si le ocurre algo.

Ese proceso es duro. Esperan ansiosos a que les des información y siguen justificando cada una de las acciones del niño/a, algunos e incluso llegan a mentir. Todos hemos oído frases del tipo
“ es que cuando quiere lo hace bien “ o “pues para saber cómo funciona el youtube en la tablet es muy listo y no necesita ayuda “ o “es que habla cuando quiere”. En ese momento te das cuenta de que esa familia no está preparada para saber que su hijo/a tiene autismo, un trastorno del lenguaje, una dislexia u otro tipo de trastorno.

Para mí, como profesional es muy duro ese momento porque, independientemente de que esa familia no esté preparada para oír un diagnóstico, sólo un diagnóstico es lo que va a hacer que su hijo/a salga hacia delante. Sin dejar pasar tiempo puesto que el tiempo es oro.

Soy madre. Concretamente de una niña de 4 años. Sé y entiendo lo difícil que puede llegar a ser que te digan que a tu hijo/a le ocurre algo. Pero, también se que no querer verlo no es la solución. Nunca es la solución.

En la vida adulta, ante un problema se busca la solución. Saber qué le ocurre a mi hija es lo único que le va a ayudar. Seguir por la vida sin hacer nada a trompicones es negar la felicidad y avance de tu hijo. La presente y sobre todo la futura.

¿No quiero un diagnóstico?: NO. Dime cómo puedo ayudar a mi hijo/a: SÍ.

¡Construye!. ¡Siempre!

Un diagnóstico no es una etiqueta, es una solución.

Feliz Semana a todos los lectores.