La Noche en Blanco revoluciona un año más la cultura en Granada
La iniciativa, que volvió a ser todo un éxito, llenó las calles del centro y provocó el corte de algunas carreteras ante la gran afluencia de público
La Noche en Blanco se ha vuelto a confirmar este sábado como una de las grandes iniciativas culturales en Granada. Un acierto recompensado por el público local, que volvió a responder masivamente a las casi 300 actividades que se llevaron a cabo desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche. Un día largo, en el que los artistas y el comercio local volvieron a darse la mano gracias al buen funcionamiento institucional, que en las horas puntas, ante la ingente cantidad de personas que colapsaron las calles del centro, tuvo que cortar puntos estratégicos, convirtiendo prácticamente peatonal todo el casco histórico de la ciudad.
La zona de Recogidas y el Albaicín, homenajeado en esta edición tras cumplirse 25 años de su Declaración como Patrimonio Mundial por la Unesco, estuvieron libres de tráfico en su totalidad durante toda la noche. El mirador de San Nicolás acogió esta vez el 'groso' de la programación en este histórico barrio granadino. El concierto de la Banda Municipal de Música del Ayuntamiento dio música al atardecer de la jornada haciendo bueno el lema de esta edición, 'Albaicín Eterno', componiendo una estampa que sigue cautivando a propios y extraños.
Al mismo tiempo, en la Plaza de las Pasiegas, la Federación de Coros del Ayuntamiento pasaba revista de las numerosas agrupaciones que la componen. Una tras otra hicieron las delicias de quienes se paseaban y aglutinaban frente al escenario, con la Catedral como paisaje perenne a los últimos rayos de sol.
Entre plaza y plaza, los mercadillos de artesanos se llenaban de curiosos, ya fueran vecinos o turistas, mientras que las actividades se sucedían una tras otra. Pocos bares quedaban con un asiento libre o un sólo hueco en la barra. A pesar de la poderosa afluencia del Día de la Cruz este mismo viernes, la resaca no ha dejado huella entre los granadinos, que no han querido dejar de disfrutar de esta iniciativa que, a pesar de todo, a veces sabe a poco. "Una suerte de maravilloso atracón" como comentaba uno de los numerosos asistentes, pero que deja abierta la puerta a convertir el evento en algo más rutinario. La actividad económica que supone es indudable y, a pesar de la logística que necesaria lo vivido esta Noche en Blanco invita a pensar en una Granada cultural viva, que no deja de querer más por su mera idiosincrasia.