El ‘Nocturnal’ broche de oro de Amaral en el Generalife: Nicolas Cage, nuevos singles y síndrome de Stendhal

El grupo zaragozano cierra el ciclo 1001 Músicas-CaixaBank y su propia gira con un repaso de sus grandes éxitos y pinceladas de su nuevo álbum

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Concierto de Amaral en el ciclo 1001 Músicas-CaixaBank | Foto: Miguel Ángel Molina
Diana Ioana
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Síndrome de Stendhal, considerada enfermedad psicosomática que produce felicidad, elevado ritmo cardíaco y emoción cuando un individuo es expuesto ante obras de arte consideradas extremadamente bellas. El síndrome de Stendhal es lo que el público sintió este sábado al ver sobre el escenario de uno de los patrimonios de la humanidad a un grupo que ha marcado y sigue marcando a todo un país y varias generaciones: Amaral. Broche de oro para la cuarta edición del ciclo 1001 Músicas-CaixaBank, por cuyo escenario ha pasado estrella tras estrella, para culminar de la mejor manera posible, dando fin también a la exitosa gira de los de Zaragoza, que han celebrado un cuarto de siglo de Eva y Juan sobre los escenarios.

Pasadas las 21:30 horas, en el teatro no cabía ni un alfiler más, estaba a reventar. De esta cálida manera, retumbó entre los cipreses ‘Sin ti no soy nada’, una prometedora declaración de intenciones que la diva del pop rock dedicaba al público.

‘Mares igual que tú’ arrasó como un tsunami de sensaciones que dejó al descubierto el esqueleto emocional del monumento. El grupo dejó sabor a ‘Días de verano’, de esos que ya no quedan pero que desatan un dulce caudal de nostalgia entre la multitud.

La frialdad terminó de quebrarse con ‘Rompehielos’, el primer single del nuevo disco con el que la diva confesó que habían “venido a Granada a pasar toda la noche en la calle”, declaración perfecta para introducir también ‘Salta’, verbo que el público veneró sin reparo alguno.

‘No sé qué hacer con mi vida’ la siguió, aunque el público sí sabía lo que hacer: disfrutar, y mucho. El grupo tampoco estaba tan perdido, pues continuó con ‘Estrella de mar’ y ‘Hoy es el principio del final’.

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Cambiando a un ambiente más reivindicativo, llegó la emocional ‘Salir corriendo’, una canción escrita para una persona muy cercana a la banda que sufrió violencia de género, un himno para darles valor y acompañar a quienes necesitan dar el primer paso para salir del abuso.

Entre una lluvia de halagos que se extendieron durante todo el show llegó ‘Nuestro tiempo’, antes de que Eva confesara que ‘Moriría por vos’ iba “dedicada al fucking Nicolas Cage” en aquella ‘Nocturnal’ noche, cargada de infinitas y misteriosas leyes del azar, las mismas que habían conseguido que se hubiesen juntado dos patrimonios en Granada.

Quizá este sábado ‘Entre la multitud’ no se encontraba Miguel Ríos, pero sí estaban 1.600 personas que hicieron mucho ‘Ruido’, sobre todo cuando el grupo se negó a desvelar el título de su próximo álbum antes de tiempo, dejando a los fans con la miel en los labios y una coña para el resto de la noche. Lo que sí dejaron caer fue ese segundo single del nuevo disco, ‘Ahí estás’, y era cierto, ahí estaban, despampanantes entre la princesa Leia y Sylvia Plath.

Y es que ‘Cómo hablar’ ante semejante espectáculo, cuyo rumbo se dirigió ‘Hacia lo salvaje’ tras un momento ‘Kamikaze’ que dio lugar a la ‘Revolución’ de un público que se tomó en serio eso de disfrutar al máximo la experiencia.

Tocamos por primera vez en Granada y en el mundo entero esta canción” soltó la estrella antes de ofrecer el tercer single del nuevo álbum, ‘Libre’, en un ambiente rodeado de muchos amigos, entre ellos ‘Marta, Sebas, Guille y los demás’. De esta manera tan íntima y buenrollera, tuvo lugar ‘El universo sobre mí’, que dejó al público suplicando por una canción más.

Pero antes de cumplir el deseo de los asistentes, la artista sacó un papel de medio metro con una larga lista de personas a las que agradecer -que arrancó unas cuantas carcajadas y ante la que la gente decidió volver a tomar asiento- por haber hecho posible la gira. Y ya sí que sí, tocaba la última de la noche, ‘Cuando suba la marea’, que dejó al público deseoso de que el concierto siguiera y de que se les escapara el nombre del álbum. Aunque, lo que los presentes recibieron a cambio fue un vídeo recopilatorio final de momentos tras las cámaras del tour, despidiendo a los zaragozanos con el aplauso más largo de todo el festival.

Aunque era de noche y hacía frío, Amaral se sintió como ese rayito de luz que acaricia acogedor el rostro en un punzante día de invierno y que devuelve las ganas de vivir. Despertando la nostalgia de cuando sonaban en la radio sus hits camino a la playa, Amaral es un grupo que no sólo pasará a la historia, sino que es historia y la marca. Uno podría pensar que es fácil prescindir de algunas cosas, pero lo que hoy ha quedado patente es que Granada ya no es nada sin Amaral.